Recientemente se ha informado que la Región de Coquimbo fue la única en el país donde disminuyó el promedio de asistencia a clases. Esta situación nos invita a reflexionar profundamente sobre la relevancia de la asistencia regular de nuestros estudiantes y las implicancias que esta tiene en su formación integral.

La asistencia constante no solo es fundamental para el proceso de aprendizaje de los estudiantes, sino que también impacta directamente en los recursos económicos que las instituciones educativas reciben.

Estos recursos son posteriormente invertidos en beneficios para los propios alumnos, a través de mejor infraestructura, materiales y oportunidades educativas. Por ende, una baja en la asistencia afecta tanto al desarrollo académico de los estudiantes como a la calidad de la educación que se les puede ofrecer.

La inasistencia prolongada o intermitente interrumpe el proceso educativo, generando lagunas en el conocimiento y dificultando la continuidad del aprendizaje. Esta discontinuidad se refleja en bajos puntajes en pruebas estandarizadas y en un menor rendimiento académico general. Es esencial comprender que la educación es un proceso acumulativo, donde cada día cuenta y la ausencia frecuente puede tener consecuencias a largo plazo en la formación del estudiante.

Un aspecto crucial en este tema es el rol de los padres y apoderados. En ocasiones, se percibe una falta de compromiso respecto a la asistencia de sus hijos, minimizando la importancia de la regularidad en la asistencia escolar. Es vital que las familias comprendan que permitir ausencias injustificadas o no fomentar la responsabilidad en la asistencia es una forma de vulnerar el derecho a la educación de sus hijos. La educación es un derecho fundamental y una herramienta esencial para el desarrollo personal y social.

Desde las instituciones educativas tenemos la responsabilidad de realizar un seguimiento continuo de la asistencia. Es necesario identificar patrones de inasistencia, comprender las causas subyacentes, y actuar en consecuencia.

Esto implica contactar a las familias, visitar hogares si es necesario y, en casos extremos, realizar denuncias en tribunales de familia cuando se identifique una vulneración de derechos. Cada caso es único y requiere una atención personalizada para abordar las diversas realidades que enfrentan nuestros estudiantes.

El desafío para el año 2025 es lograr mayor asistencia de los estudiantes. Este objetivo requiere el compromiso de todos los actores involucrados en el proceso educativo. Los padres y apoderados deben asumir su rol protagónico en la formación de hábitos y responsabilidades en sus hijos.

Los estudiantes, por su parte, deben entender la importancia de su asistencia para su propio beneficio y desarrollo. Y las escuelas debemos fortalecer nuestras estrategias de seguimiento y apoyo, creando entornos acogedores que motiven la asistencia regular.

Es fundamental también desmitificar la idea de que la asistencia solo beneficia económicamente a las instituciones. Si bien es cierto que la subvención escolar está ligada a la asistencia, estos fondos se destinan a mejorar la calidad educativa que reciben los estudiantes. Por lo tanto, una alta asistencia beneficia directamente a los alumnos, permitiendo una educación de mayor calidad y más oportunidades de desarrollo.

Para fortalecer el compromiso de las familias, es necesario implementar más escuelas para padres y talleres que aborden temas como la responsabilidad y la importancia de la educación. Fomentar un sentido de pertenencia y colaboración entre la escuela y las familias es clave para mejorar la asistencia y, en general, el rendimiento académico de los estudiantes. Cuando las familias se sienten parte de la comunidad educativa, es más probable que se involucren activamente en el proceso educativo de sus hijos.

En conclusión, la asistencia escolar es un pilar fundamental en la educación de nuestros niños y jóvenes. Es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso activo de padres, estudiantes y escuelas. Trabajemos juntos para garantizar que cada estudiante tenga la oportunidad de aprovechar al máximo su educación, asistiendo regularmente a clases y construyendo un futuro lleno de posibilidades.