Cordero de Dios
Desde que María Luisa Cordero entró al parlamento como diputada el año 2022, gracias al cupo que le dio Renovación Nacional como independiente, su presencia en el hemiciclo no ha pasado desapercibida.
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Lamentablemente no se ha destacado por ser una diputada que haya presentado importantes proyectos en los dos años que lleva teniendo un cargo público, sino más bien por sus exabruptos y declaraciones destempladas dentro y fuera de la Cámara.
El 8 de abril mientras se discutía el trastorno de esquizofrenia en la Comisión de Salud, Cordero pidió la palabra y señaló que “si hay alguien que no se suicida son los esquizofrénicos, los que se suicidan son los papás de los esquizofrénicos que los tienen que aguantar”.
Esto provocó inmediatamente repercusiones, ya que el diputado Hernán Palma, que también es parte de la comisión, se retiró indignado por las palabras de la diputada, sin antes decir que “yo tengo una hija esquizofrénica y no tengo ganas de suicidarme, doctora Cordero. No lo puedo soportar, no, no, no. Sus ironías no me hacen ningún chiste, permiso”.
Estos dichos, que fueron condenados transversalmente, son muy graves teniendo en cuenta que Chile es uno de los países que lidera la población con enfermedades mentales en la Región, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, las condiciones de la pandemia en 2020 incrementaron esta situación, convirtiendo a Chile en el segundo país del mundo más deteriorado en salud mental con un 23.6%, según la Encuesta Nacional de Salud 2023.
Esto también se refleja en la tasa de suicidios que existen en el país, ya que por cada 100.000 personas 9 se quieren quitar la vida, lo que deja a Chile en el sexto lugar de la Región con esta prevalencia, según el mismo estudio. Específicamente, sobre la esquizofrenia, según la OMS, 24 millones de personas la padecen a nivel mundial.
Con esta realidad, cualquier ironía sobre la salud mental de las personas y en Chile da cuenta de una deshumanización y desconexión con el entorno, como lo demuestra Cordero.
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Pero, desgraciadamente, esta no es la primera vez que la diputada deja ver su personalidad y daña a alguien con sus declaraciones. En marzo de 2023, en la Radio El Conquistador, puso en duda la ceguera de la senadora Fabiola Campillai, que, dicho sea de paso, perdió la visión junto a su olfato y gusto después de que Carabineros le lanzara una lacrimógena en su cabeza durante el estallido social.
“Ella tiene un ojo bueno, no es totalmente ciega. Tiene un ojo que le funciona y el otro día un cabro la pilló hablando por celular en un pasillo, le tomó una foto y la subió a las redes. Ella no es ciega total”, sentenció Cordero.
Tras estas falsas afirmaciones la mayoría del parlamento salió a respaldar a la senadora Campillai, quien señaló que este hecho “es una nueva revictimización”, salvo Renovación Nacional que justificó el actuar de la psiquiatra que es parte de su bancada.
Cordero fue sancionada por la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados y Diputadas que resolvió “aplicar la medida disciplinaria de censura” y la aplicación del 5% menos de su dieta parlamentaria. Junto con eso, Campillai se querelló por injurias graves con publicidad contra la diputada y exigió su desafuero a la Corte de Apelaciones de Santiago, el cual fue concedido.
Esto significa que Cordero quedaba suspendida y tenía prohibición de votar o intervenir en cualquier proyecto. Finalmente, las partes llegaron acuerdo y Cordero tuvo que pedirle disculpas públicas a Campillai y retractarse de sus dichos.
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Lo que más frustra del comportamiento de Cordero es que seguirá en el Congreso por dos años más sin cambiar su forma de ser, como se ha visto. Y como si eso fuera poco, jactándose de que es médica psiquiatra, aunque se la haya olvidado el Juramento Hipocrático apenas salió de la universidad.