Un coche en llamas: El daño a la infancia migrante tras marcha xenófoba en Iquique

Un coche en llamas: El daño a la infancia migrante tras marcha xenófoba en Iquique

Por: turno | 15.10.2021
Desde las comunidades migrantes de Iquique, relatan que los niños y niñas afectados han tenido que recibir acompañamiento psicológico, mientras que la jueza de familia de Iquique, María Olga Troncoso, asegura que de momento ninguno de los anuncios del gobierno para acoger a las familias vulnerables se ha concretado.

Han pasado más de dos semanas desde que la opinión pública se conmocionó con las imágenes que dejó la marcha contra la migración irregular en Iquique del 25 de septiembre: personas con poleras de la selección chilena quemando diversos objetos de personas migrantes que vivían en la calle, entre los que había juguetes y objetos para niños, como coches, bicicletas y ropa.

Estas postales generaron profundo rechazo en la opinión pública e incluso el propio ministro del Interior y Seguridad Pública, Rodrigo Delgado, afirmó que el gobierno, a través de su delegado presidencial en Tarapacá, Miguel Ángel Quezada, está colaborando en encontrar a los responsables.

"Tiene antecedentes en sus manos que está entregando a la Fiscalía, tanto registro audiovisuales,  cámaras, para poder determinar quiénes son las personas que organizaron esta manifestación violenta y de odio", sostuvo Delgado.

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Sin embargo, miembros de la comunidad migrante de Iquique y especialistas en migración coinciden en conversación con El Desconcierto que el daño que se ha hecho a los niños, niñas y adolescentes de las familias afectadas es prácticamente irreparable

Atención sicológica

La vocera de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes de Tarapacá (Ampro), Lorena Zambrano, relata que las semanas posteriores al hecho las familias y menores de edad afectados han tenido que recibir atención psicológica por parte de estudiantes de psicología que se han organizado para ayudarlos.

"Hoy día los niños están sufriendo traumas por esto, ven pasar un carabinero y se esconden. Tienen miedo cuando alguien se les acerca. Entonces el daño que se puede ocasionar al no trabajar esto como se debería haber trabajado es irreparable", afirma Zambrano.

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La vocera de la organización migrante agrega que existe un problema que no solo es material, sino que requiere de acompañamiento directo con los niños, niñas y adolescentes: "Es el acto en sí el que causa el daño. Tanto ellos como las organizaciones que vemos día a día el dolor de las familias, tenemos un daño psicológico difícil de reparar, algo que tú no lo vas a componer porque regales otra bicicleta ni porque regales nuevamente ropa".

Zambrano relata que cuando ocurrió el ataque en Iquique, un oficial de Carabineros intentó explicar los hechos diciendo que supuestamente las personas que participaron de la bochornosa escena creían que lo objetos que había en el lugar eran basura. Justamente ese tipo de explicaciones son las que "han calado hondo", según la representante migrante, porque dan cuenta de una desconexión entre las comunidades de extranjeros y las autoridades chilenas.

"Nosotros estamos convencidos, independiente de esto, que la violencia engendra violencia (...) No sacamos nada poniéndonos a pelear cuando la verdadera acción que hay que hacer es ofrecer apoyo en terreno, convenciendo a las familias, preguntándoles adonde van. Porque muchas veces no es necesario lo que tú le entregas económicamente o en comestibles. Con que te sientes, converses y escuches es una terapia para ambas partes", concluye la representante de las comunidades migrantes de Iquique.

La vocera de Ampro opina que una manera de avanzar en mejorar las relaciones con las comunidades migrantes en Chile y proteger a los niños que forman parte de ellas es reconocer que este problema no es una crisis migratoria, sino que una crisis política porque desde el año pasado las autoridades han anunciado medidas que podrían ser efectivas, como la instalación de refugios, pero en la práctica no se están realizando.

Zambrano afirma que sin buscar entender el contexto de los menores de edad que han sido vulnerados y acogerlos totalmente no se podrá solucionar el problema: "¿Por qué castigar a los niños?¿por qué mejor no regularizarlos junto a sus grupos familiares?", concluye.

Generaciones fragmentadas

Por su parte, la doctora en sociología especializada en familia y migración, Javiera Cienfuegos, concuerda con Zambrano: "Es evidente que es una conducta social sumamente irresponsable por parte de nuestros connacionales. Es un hecho traumático para los niños. Es una situación difícil de reparar, que va a generar mucho resentimiento en los padres".

La investigadora sostiene que los niños y niñas migrantes tienen que enfrentar en general muchos estereotipos, sin embargo, un desarrollo usual es buscar la emancipación en la medida que van creciendo y adaptándose. Justamente este proceso se dificulta cuando existen hechos traumáticos de exclusión, como los ocurridos en Iquique, que podrían marcar más permanentemente en la memoria de las personas estos "estigmas", incluso trasmitiéndolos a otras generaciones.

"Los estereotipos son el principal problema ante la migración y la convivencia. Un niño nacido en Alemania, nieto de un inmigrante turco, con padres turco-alemanes y alemanes, pero que tiene rasgos turcos, se va a ver enfrentado a situaciones complejas, teniendo todas las herramientas que tiene cualquier alemán, a nivel lingüístico, a nivel de procedimientos, a nivel de educación, solo por su raza", expone Javiera Cienfuegos.

La académica de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC) explica que, desde la sociología de las emociones, cuando un migrante llega a un nuevo país "hay un paso, más o menos lógico, en la medida en que se va incluyendo en la sociedad que tiene que ver con emociones negativas. Principalmente, al inicio está la vergüenza, hay un paso por la tristeza y un desenlace en la ira (...) Entonces ese es el paso emocional en que finalmente revela un ser humano emancipado, que se quiere liberar de estas cargas, de estas estigmas que se le han trazado, los estereotipos, para decirlo más suave".

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Tras hechos como los ataques de Iquique, Cienfuegos ve dificultades para que se cumpla ese desarrollo emocional porque "alguien que se indigna, y que en ese momento se ve empoderado, corre mucho riesgos de frustrarse en el camino. No todos llegamos a indignarnos en una sociedad. No todos llegamos a empoderarnos como migrantes y ese es un riesgo para los niños principalmente".

Por otro lado, la académica de la UAHC agrega que los niños y niñas migrantes "se están dando cuenta de una acogida paradójica, que es acogida en el fondo, pero es amarga la sensación. Eso tiene que ver con lo que la literatura habla de los sentimientos de pertenencia, de ese tipo de conflictos. Son comunidades fragmentadas, son generaciones fragmentadas".

[caption id="attachment_690235" align="alignnone" width="900"]Crisis migratoria Agencia Uno[/caption]

La respuesta institucional

Dese el punto de vista institucional, la justicia ha visto un aumento en los recursos de protección tras los ataques ocurridos en Iquique el 25 de septiembre, no obstante, desde hace un año las cifras de niños, niñas y adolescente en situación de grave vulnerabilidad ya estaba aumentando.

La jueza del Juzgado de Familia de Iquique, María Olga Troncoso, detalla a El Desconcierto que a la fecha se han conocido 334 medidas de protección en su tribunal, los que equivalen a 507 niños migrantes.

La magistrada agrega que desde que ocurrió la manifestación que terminó en una ofensiva xenófoba y los desalojos de la Plaza Brasil de Iquique, las instituciones están actuando de manera más oportuna para conocer los casos de menores de edad migrantes en situaciones vulnerables.

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"Efectivamente todos los días tenemos un flujo importante de ingresos de causas por medidas de protección, que vienen desde Carabineros, desde la PDI de Iquique, hemos tenido también causas que han ingreso desde Seremi de salud (...) las instituciones se han activado y están recurriendo más todos los días", explica María Olga Troncoso.

La representante del Poder Judicial agrega que las condiciones de migración de las familias en Iquique también han cambiado. Si hasta el 2020 las familias solían tener lazos en Chile, y la Región de Tarapacá era un paso breve, hoy muchas personas migrantes llegan en condiciones más extremas y sin nexos en el país, por lo que los periodos viviendo en la calle pueden ser más prolongados.

Ante esto, desde el gobierno anunciaron la instalación de albergues para niños en Colchane e Iquique en una colaboración del Ministerio de Desarrollo Social y Familia con Unicef y el Hogar de Cristo. Sin embargo, la jueza María Olga Troncoso afirma que, pese a que valora la disposición, no se les "ha informado nada específicamente. Estamos a la espera de que se concrete derechamente la oferta", concluye.