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Dra. Camila Fernández:
Foto: cedida

Dra. Camila Fernández: "La COP30 fue una amalgama entre la realidad climática, la urgencia y la dificultad de consensuar"

Por: Pablo Oyarzún | 27.11.2025
La copresidenta del Comité Científico Asesor de Cambio Climático, Dra. Camila Fernández, abordó el rol de Chile en la COP30, la urgencia de descarbonizar el océano y desafíos de la industria salmonera y las desalinizadoras. "El océano no puede hacerse cargo del nivel de emisiones que tenemos", advirtió.

La Dra. Camila Fernández, copresidenta del Comité Científico Asesor de Cambio Climático y directora del Centro COPAS Coastal de la Universidad de Concepción, participó en dos instancias de la COP30 en Belém do Pará, Brasil: representando a la comunidad científica chilena en el programa de descarbonización del océano Global ONCE patrocinado por el Pabellón China, y como copresidenta del Comité Científico Asesor de Cambio Climático presentando los informes NEXO en el Pabellón Chile y el Pabellón del IPCC. 

En entrevista con El Desconcierto, analiza los resultados de la cumbre climática y los desafíos que enfrenta Chile.

“Hemos roto el récord de las emisiones de CO2 atmosféricos y el océano no puede hacerse cargo”, sostiene Camila Fernández.
“Hemos roto el récord de las emisiones de CO2 atmosféricos y el océano no puede hacerse cargo”, sostiene Camila Fernández. Foto: cedida

Participación científica en la COP30

-¿En qué se enfocaron las ponencias en las que participó en la COP30?

Participé desde dos frentes. Por un lado, desde el punto de vista científico en el programa de descarbonización del océano global que se llama Global ONCE y que está patrocinado por el Pabellón China, eso como representante de la comunidad nacional. Por otro lado, participamos en varios eventos paralelos en el Pabellón Chile y en el Pabellón del IPCC en mi calidad de copresidenta del Consejo Asesor de Cambio Climático.

Esto estuvo enfocado en presentar el trabajo del Consejo Asesor, los informes NEXO y el plan de desarrollo de esos informes, que son cuatro reportes que generamos para presentar en la COP acerca de interconexiones climáticas: cambio climático y salud por un lado, agua y energía por el otro, océano, clima, biodiversidad y economía circular por el otro. Eso con el espíritu de darle una óptica más integrada a la perspectiva de mitigación y de adaptación que se generan en la COP y como insumo para las negociaciones de Chile.

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-¿Cuál fue la percepción de las naciones participantes respecto a la acción de Chile en la COP?

Nosotros la percibimos como muy positiva porque los informes que presentamos tuvieron una excelente recepción. Es un ejemplo realmente de cómo se puede conectar las políticas climáticas con la gobernanza, con la sociedad a través de la ciencia. Y eso es algo que fue transversal en la COP30: la evidencia científica tiene que estar al centro de la toma de decisiones.

Estos informes que presentamos se ven como un ejemplo claro y muchos países de la red de consejos asesores y de las delegaciones latinoamericanas sobre todo, y europeas, estuvieron muy entusiastas con aplicar el mismo enfoque.

Descarbonización del océano

-Respecto a la neutralización del carbono en el océano, es un tema con dos aristas porque también afecta finalmente a las especies, a la biodiversidad, a los ecosistemas marinos. Es una salida positiva, pero arrastra un efecto secundario que puede ser nocivo. ¿De qué manera se puede neutralizar el carbono presente en el océano?

Este programa internacional, que busca potenciar no solamente la investigación sino la toma de decisiones basada en evidencia científica, tiene varias metas. De aquí al 2030 tenemos que ser capaces de generar una red de sitios clave en el océano costero que puedan tomarse como barómetros de cambio climático y obviamente Chile debe tener alguno de ellos porque somos uno de los ecosistemas más emblemáticos que hay.

Hay que invertir e implementar mejor ciencia y tecnología para poder monitorear la entrada y salida de carbono del océano, formar a la próxima generación de científicos y también mejorar la educación oceánica y, por cierto, influir de forma directa en la gobernanza y en las estrategias y políticas públicas. Esto porque nosotros ya estamos viendo ciertos signos que son muy preocupantes en el funcionamiento climático del océano.

Sabemos que el océano absorbe un montón de gases de efecto invernadero que ayuda a tener el clima dentro de los márgenes que nosotros conocemos como tolerables y en este minuto hemos roto el récord de las emisiones de CO2 atmosféricos y el océano no puede hacerse cargo, eso ya lo sabemos. Estamos teniendo problemas con las principales corrientes oceánicas, estamos viendo cómo los hielos marinos están retrocediendo.

Otro de los puntos que toca directamente esto y que se habló en la COP de forma directa es la desinformación. Nosotros tenemos que hacer frente a una ola de desinformación acerca de lo que puede aguantar el océano y lo que no puede aguantar, que es necesario también contrarrestar de forma muy decisiva y ese fue uno también de los puntos de origen de este programa y de otros.

En la COP, uno de los pabellones de la zona azul era el pabellón océano, patrocinado por dos de las principales instituciones norteamericanas que estudian el océano, Scripps y Woods Hole, y la preocupación era palpable dentro de la comunidad internacional.

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Industria salmonera y desalinizadoras

-Siguiendo la línea de los océanos, ¿cómo podemos mantener un equilibrio entre la biodiversidad y los ecosistemas, considerando el impacto de la industria salmonera y plantas desalinizadoras que con su operación causan desajustes en términos de temperatura, acidez y salinidad del mar?

El tema de la desalinización y de las salmoneras tiene una asociación directa con la economía nacional. Ambas son garantes de parte de nuestra economía, una porque ayuda a combatir el estrés hídrico y tributa a la minería, y otra porque la industria del salmón nos posiciona como segundos exportadores.

El problema con eso es que no hay un desarrollo sustentable de largo plazo si no hay una base técnica, científica que permita esa actividad, y en este minuto ninguna de esas dos cosas tiene una base sólida para operar. Sabemos que la industria del salmón ha hecho algunos esfuerzos y que hay un desarrollo tecnológico para disminuir la huella ambiental, pero es un problema de densidad. Es un problema elegir también los lugares idóneos para hacerlo y eso requiere observación.

Si no hay una inversión en observar el océano costero, en estudiar a priori, no se puede arreglar algo a posteriori.

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NDC 3.0 y compromisos climáticos

-¿Cuál es la posición de Chile en relación a otros países, respecto a la actualización de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) en su versión 3.0 (2025-2035)? ¿Qué líneas de acción puede destacar para impulsar mejores prácticas?

Las NDC fueron parte de la actividad del Consejo Asesor este año, fue revisar justamente esa actualización y hay varias novedades. Hay temas que surgieron y que están muy presentes en esa NDC. Uno de ellos es el océano, como hilo conductor de la economía nacional. También está el tema de salud, muy presente en las NDC porque es una consecuencia directa: las personas están siendo más vulnerables al cambio climático desde el punto de vista de su salud física y mental. Ambos componentes están integrados tanto en el informe NEXO de Clima y Salud como en la NDC.

Eso posiciona a Chile en un muy buen nivel respecto de otros países que al día de hoy ni siquiera han presentado sus actualizaciones de la NDC. Hay muchos países que están atrasados con eso y que van atrasados con los compromisos, pero creo que Chile ha sido bastante ambicioso y tiene una meta clara de descarbonización, mucho impulso a la energía renovable y a la electrificación del transporte público, por ejemplo, en la NDC, que también está presente en los planes sectoriales.

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El obstáculo está en la implementación de esas NDC. Hay que hacer lo que dicen esas contribuciones nacionales determinadas poniendo los recursos que se necesitan para que eso pueda ocurrir. Eso es una tremenda inversión a nivel país que tiene que ocurrir bastante rápido si es que queremos nosotros tener un nivel de adaptación que sea aceptable. Aquí lo que se está jugando no es un desarrollo económico solamente, es una subsistencia respecto del cambio global y la capacidad nuestra para poder adaptarnos. Nuestra capacidad como sociedad para adaptarnos a lo que se viene está en juego en esa NDC y hay que hacerle caso.

Balance de la COP30

-Como copresidenta del Comité Científico Asesor de Cambio Climático, ¿qué conclusiones puede sacar respecto a su participación y junto a la delegación de Chile en la COP?

Como equipo estamos muy contentos de haber podido tener la oportunidad de participar en la COP, de llevar nuestro trabajo, de mostrar junto con los informes que fueron producto de nuestra interacción con la comunidad nacional a lo largo de todo el país. Fue un ejercicio territorial. Entonces sentimos que hemos llevado a la COP las impresiones y la expertise de los científicos nacionales en todas las áreas del saber y eso es valiosísimo.

Creo que Chile lo hizo muy bien, empujó por la causa que tenía que empujar. La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, dio declaraciones muy claras respecto a la posición de Chile en temas de combustibles fósiles y en la necesidad de tener un plan de acción.

Como impresión global de la COP30, creo que fue realmente una amalgama entre la realidad climática, la urgencia y la dificultad de consensuar en temas muy importantes como la salida de los combustibles fósiles. Esa es una meta que todavía se ve muy lejos, pero que no debería verse tan inaccesible.

Es una lástima que no se haya podido aprobar un plan de acción más concreto. Sí destaco que de las cosas que salieron en concreto de la COP está el plan de género, que reconoce la vulnerabilidad de las mujeres al cambio global y su rol como protectora del ecosistema. También hay una triplicación de los fondos para los países más vulnerables y un esfuerzo en reforestación y en protección de los ecosistemas amazónicos.

Pero quedamos debiendo ese plan de acción para salir de los combustibles fósiles y creo que eso va a tener un costo no solamente en el retraso de las metas climáticas planetarias, sino también en la vida humana.

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