
Vehículos eléctricos y el próximo gobierno: Enumeran medidas para avanzar en la descarbonización del transporte
Ayer tuvo lugar el Día Mundial del Vehículo Eléctrico, y es por eso que desde el Centro de Movilidad Sostenible apuntan que Chile se ha afianzado como un ejemplo en transporte público eléctrico. De hecho, Santiago es una de las ciudades que encabezan la mayor flota de buses eléctricos, superando los 4.000, por otra parte, se encaminan nuevas licitaciones en regiones.
En 2021, se lanzó la Estrategia Nacional de Electromovilidad, la cual fija como meta que al 2035 todas las ventas de vehículos livianos nuevos sean 100% eléctricos. No obstante, en el mercado privado las cifras no alcanzan el éxito del transporte público. Con menos del 3% de las ventas siendo de vehículos enchufables.
Mejores condiciones
Desde el Centro de Movilidad Sostenible (CMS) comentan que esta brecha advierte una problemática para la transición energética. Chile destina más del 64% de su consumo energético a combustibles importados, que en 2022 significaron más de US$22 mil millones (equivalentes al 7% del PIB y al 21% de las importaciones totales). Al mismo tiempo, se pierde cerca del 20% de la generación renovable por falta de infraestructura de transmisión y almacenamiento.
“Chile ya demostró liderazgo en transporte público eléctrico. Ahora se debe replicar esa visión en todos los segmentos y generar condiciones habilitantes que den certeza al mercado e inversionistas”, destacó Marcela Castillo, subdirectora y cofundadora del CMS.
Las propuestas
El CMS sugiere acelerar la transición, reducir costos asociados al transporte y aprovechar la ventaja comparativa de los minerales críticos que posee el país, como el litio y el cobre:
Acelerar la eliminación del motor a combustión interna, estableciendo metas vinculantes que aseguren el 100% de ventas de vehículos cero emisiones al 2035, establecido en la estrategia nacional de electromovilidad.
Fortalecer las normas de eficiencia energética, el éxito de la norma para vehículos comercializados en 2025 se debe expandir a los segmentos de vehículos medianos (2026) y pesados (2028).
Desarrollar una red de infraestructura de carga robusta y modernizar tarifas eléctricas, se requiere interoperabilidad, cobertura nacional e incentivos para zonas remotas.
Integrar la electromovilidad a la política industrial, fomentando la demanda interna que justifique inversiones en baterías y vehículos eléctricos, con minería alineada a estándares internacionales de transparencia como IRMA y EITI.
Mostrar el ejemplo con compras públicas, el gobierno debe incorporar la electromovilidad en sus flotas y edificaciones impulsando la demanda nacional y generando confianza en la tecnología.
Revisar los subsidios al diésel, hoy significan una pérdida de recaudación de US$1.500 millones al año, mientras las externalidades por congestión y contaminación representan otros US$2.600 millones.
Una paradoja
“No podemos persistir en la paradoja de impulsar la transición energética con nuestros minerales e importar anualmente miles de millones de dólares en combustibles fósiles. Mantener esta contradicción retrasa la descarbonización de nuestra economía donde la electromovilidad es un pilar indispensable. Las decisiones que tomemos hoy definirán si somos un modelo integral o un caso de éxito parcial”, añade Sebastián Galarza, director ejecutivo y cofundador del CMS.
Con estas medidas, desde la organización hacen hincapié en la necesidad de transformar los avances logrados en transporte público en un cambio sistémico. Para tal objetivo, el próximo gobierno debe asegurar que los avances en transporte público se conviertan en la norma para todos los segmentos.