Este miércoles María Soledad Villarroel, quien durante 21 años fue carabinera, conversó con ADN, emisora en la que se refirió a la denuncia que hizo respecto de hechos que la afectaron mucho.

Según su testimonio, fue acosada sexualmente en 2003 al interior de la entidad liderada por Ricardo Yáñez, donde pese a poner los antecedentes en conocimiento de su jefatura directa, no logró nada.

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Incluso, dijo haber sido marginada de su especialidad, luego de lo cual aseguró haber sufrido abuso sexual tras una encerrona de la que fue víctima en una oficina. Todo lo ocurrido, agregó, le significó perder matrimonio, tras ser extorsionada.

“Lamentablemente, después de tantos años de insistir con diferentes autoridades, tanto en el ambiente institucional como político, todos hacen oídos sordos”, cuestionó.

"No podía más"

Y específicamente en relación a su experiencia, detalló que las situaciones de acoso empezaron cuando estaba en la escuela, apuntando a hechos por los que responsabiliza a sus supervisores. “A mí me pasó como aspirante a oficial. Me pasó que los tenientes instructores muy jóvenes (...) empezaban a usar su poder para algo más que regular el régimen interno”, comentó.

Decidida a revertir la situación, intentó hacer algunas gestiones que no prosperaron. “Le dije a mi teniente jefe de sección que no podía más y él me presionaba y lo tomaba a chiste. Pensé que el comandante de escuadrón me iba a salvar y nunca voy a olvidar cuando me dijo: 'qué te molesta, si es buen cabro, ¿o tú crees que porque me casé hace poco no salgo con aspirantes? (...) el lobo cambia de pelaje, pero sigue siendo lobo”.

Posteriormente, y tras sentirse ridiculizada, Villarroel enfrentó una depresión y se fue a trabajar el departamento de Protección de Personas Importantes (PPI), donde lejos de mejorar su situación, esta empeoró.

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“Lo subí y lo bajé"

“En PPI sufrí mis primeros acosos como funcionaria. Yo trabajaba con un capitán que me hacía insinuaciones, tocaciones y esto era un chiste para todo el mundo. Después, cuando hice las postulaciones para las chicas que querían ser parte del curso, llevo la carpeta y él la toma y me dice: “¿esta hueá me traes?, ¿tú crees que estás acá porque eres inteligente? A mí me interesa saber si tienen buen poto o buenas tetas”, denunció.

Indignanda y decepcionada, enfrentó lo sucedido. “Lo subí y lo bajé y pegué un portazo y todo el mundo supo qué pasó ahí. Pero nadie puede declarar porque los persiguen”, detalló.

Frustrada, decidió escalar lo ocurrido para tener una respuesta de sus superiores, pero tampoco logró nada. “Legué al subditransecar (Subdirector de Tránsito, Carreteras y Servicios Especializados) y me dice que son problemas domésticos y me mandaron a un departamento de Tránsito”.

“Paralelo a esto hubo una situación concertada, porque los acosadores se ubican, en la institución todos se conocen (...), cuando me tocó ir a aereopolicial y el mayor, el primer día, me citó a su oficina y me dice que yo tenía problemas, me toma la mano y dice que me nota nerviosa y se para a darme un masaje. Dije: 'no puedo creer que esto esté pasando nuevamente'”, pormenorizó.

María Soledad se sintió tan mal que, según detalló, empezó a pensar que ella era el problema. Pese a esta impresión, se empoderó y decidió grabar una interacción con el mayor. “Llevé una grabadora en una carterita de tela y el tipo me empezó a hablar cosas tan freak como: ‘me encantas porque te pareces a la amiga de mi hija’. Ahí digo: 'voy a hacer una llamada'. Y se me acerca y me empieza a abusar sexualmente (...) ahí empezó un forcejeo e incluso pensé en tirarme por la ventana y me escapé y me fui al auto”, contó sobre lo vivido al interior de Carabineros.

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