
Jocelyn Rabanal, fundadora de Casa Murav: "El fast fashion no solo daña el medioambiente, también es insalubre"
En plena pandemia, cuando el teletrabajo se convirtió en la norma, Jocelyn Rabanal Betancur tomó una decisión que cambiaría su trayectoria profesional. Con años de experiencia en el área comercial de grandes empresas y una montaña de ropa acumulada en su casa, comenzó a experimentar con la reutilización textil.
Hoy, Casa Murav es un referente de moda sostenible en Viña del Mar y ella acaba de formalizar una fundación para agrupar a todos los profesionales de la industria creativa de la moda en la región.

—¿Cómo nace Casa Murav?
Esto fue en pandemia, post pandemia, cuando estaba en modalidad de teletrabajo. Yo he trabajado toda mi vida en el área comercial para grandes empresas. Con una montaña de ropa en mi casa empecé a modificar prendas y armé una marca que se llama Ensamblaje, en la que empecé a hacer reutilización textil. Postulé esa marca al Capital Semilla de Sercotec y se adjudicó el fondo. Ahí fue cuando dije: me otorgaron este financiamiento y empecé a conocer a mucha gente del rubro. Como yo no soy diseñadora de formación, empecé a conocer a muchas diseñadoras que trabajaban en el rubro textil de manera profesional.
Empecé a buscar un lugar donde arrendar y donde poder tener no solamente mi proyecto, sino el de todas las otras chicas. El concepto partió como un espacio colaborativo entre diseñadores de autor, pero después se fue transformando en un lugar donde asistían no solamente los diseñadores, sino también todos los otros profesionales en la industria creativa de la moda: modelos, personas que trabajaban en el área de maquillaje, peinado, estilismo y fotógrafos de moda. Empezamos a hacer intervenciones para poder dar a conocer las prendas de los diseñadores. Terminamos haciendo de ese espacio un lugar donde se podía hacer todo tipo de actividades asociadas a la moda.
—¿Y por qué en Viña del Mar y no en Santiago?
Yo soy de Santiago y me vine a Viña porque a mi esposo lo trasladaron a Viña del Mar en plena pandemia.
—¿Qué acciones realiza Casa Murav para promover la moda sostenible?
Nosotros siempre lo planteamos con un enfoque de sostenibilidad. ¿Por qué? Porque como he estado inmersa ya bastante tiempo en esto, pasa mucho que se habla de moda sustentable por el tema de la reutilización textil. Hay varias técnicas y prácticas que utilizan los diseñadores para poder darles ese vuelco y esa mirada a los proyectos que ellos hacen.
Dentro de eso, por ejemplo, hay marcas que trabajan con supra reciclaje. Ellas hacen rescate textil de telas, de prendas de sastrería, desarman esas prendas y hacen una desde cero, desde la fase del diseño. Hay algunos que hacen reutilización del no textil. Por ejemplo, cuando se desarma un vestido de fiesta, un vestido de gala, y todo lo que queda son las lentejuelas, las perlitas, todo lo que es el no textil, hay algunas diseñadoras que los utilizan para hacer accesorios.
Cada una de ellas tiene alguna técnica, pero nosotros lo enfocamos como Casa Murav dentro de un modelo sostenible. Nos enfocamos más que en el tema medioambiental —que sí lo tenemos cubierto trabajando con el slow fashion— en dejar de comprar de manera tan compulsiva con el tema de la moda rápida. Hacer compras un poco más pensadas y con diseño a medida, cuando es diseño a medida con otras materialidades. Y finalmente valorando el diseño local.
En el caso de lo social, la industria creativa de la moda como tal es una industria súper precarizada. No solamente con los diseñadores, sino también con todos los otros artistas que son parte del proceso de llevar a cabo una pasarela. Suelen trabajar todos de manera colaborativa, pero en realidad haciéndolo gratis. Entonces, lo que estamos haciendo es buscar instancias en las que podamos hacer actividades no solamente públicas o intervenciones gratuitas, sino que también generar oportunidades económicas de trabajo para todos los chicos.
Hemos hecho pasarelas no solamente para el ámbito público, sino también para el ámbito privado. Ahora lo estoy volcando netamente al mercado B2B, para poder llevar intervenciones de moda a las empresas. Y con eso obviamente también otorgar una oportunidad laboral, no solo a los diseñadores, sino a todos los artistas que son parte de una intervención de pasarela. El 90% de las personas con las que trabajamos son mujeres.
—En las intervenciones que han realizado, ¿se promueve la circularidad o alguna práctica similar desde el discurso?
Depende de cada una de las intervenciones que vayamos a realizar. Por ejemplo, el año pasado se hizo la pasarela sustentable en el frontis del Palacio Vergara. Eso fue una intervención que se hizo en conjunto con la Municipalidad de Viña del Mar. En esa oportunidad, efectivamente el discurso fue ese. Fue una pasarela que se llamó pasarela sustentable, pero nosotros le dimos un enfoque como pasarela sostenible, pensando netamente en el tema del slow fashion.
Es delicado tomar como bandera hablar de moda sustentable, cuando en realidad el rubro textil es uno de los más contaminantes. Trabajar de manera sostenible en la mayor parte del proceso es algo que nosotros volcamos en el hecho de valorar la moda local, la manufactura nacional. Pero no necesariamente es moda sustentable. Lo abanderamos más por el lado del slow fashion, del consumo consciente. Eso sí, siempre va súper abanderado con respecto a todo lo que hacemos.
Ahora, al poder volcarlo al mercado B2B, es más que nada empezar a tomar la bandera de educar a los colaboradores que trabajan para una marca equis, en el aprender a vestirse, aprender a conocerse, aprender también de que existen distintas marcas de diseñadores nacionales que trabajan sastrería, que trabajan alta moda, y que no necesariamente cuando pensamos en moda sustentable tenemos que pensar en mezclillas. Existe una alternativa de poder vestir con diseño nacional, cumpliendo con los códigos de vestimentas de las distintas empresas, sin necesidad de tener que dar un boicot tan grande en cuanto a cómo te quieres vestir, que pueda cumplir con tu estilo personal.
—¿Qué piensas de todas estas tiendas de fast fashion como Shein, Temu u otras cadenas que han proliferado por todo el mundo?
Creo que volvemos a lo que pasa en muchas industrias, que tiene que ver con el tema de la legislación. Mientras no se legisle, va a seguir existiendo ese tipo de mercado tan poco equitativo, tan dañino. En Chile acaba de salir el tema de algunas leyes que van a empezar a regular el tema textil. Creo que estamos en deuda, estamos totalmente en deuda.
Este tipo de compañías no solamente hacen un daño medioambiental, sino también un tema económico, con las condiciones precarias que tienen para las trabajadoras. Cuando compramos alguna de esas prendas, no estamos pagando absolutamente nada con respecto a la mano de obra. Les pasa mucho también a las diseñadoras con las cuales yo trabajo, que la competencia es tan desleal que es imposible llegar a esos precios.
Acá además, hay que pensar que el tema de la manufactura textil es prácticamente inexistente. Antiguamente teníamos Bellavista Oveja Tomé, que tenía unas telas maravillosas, que todavía las tienen, pero la manufactura ya no es local. Con eso es imposible llegar a los precios que tienen ese tipo de competencias.
Hace poquito salió una chica, una influencer, que se quemó la piel con unas prendas que compró, no sé si fue Temu o Shein. Entonces, ya entramos a temas legales que son inclusive un tema sanitario. O sea, no solamente social, económico, sino que además es insalubre.
—¿A qué se debe esto?
El 60% de la composición de las telas en el mundo está hecha de poliéster. En el caso de las prendas más económicas, claramente son telas que son más sintéticas. Si no hay regulaciones con respecto a no solamente de dónde provienen esas telas, sino que tampoco hay regulaciones de lo que son controles medioambientales. El poliéster en sí concentra mucho el calor. Si tienes una prenda que no sabemos cómo fue elaborada, finalmente nos estamos vistiendo con artículos que de tela no tienen mucho. Son solo tela sintética, con mucho contenido de plástico.
—Recientemente formalizaste una fundación, ¿de qué se trata?
Como yo vengo del área comercial, del marketing, he tratado de volcar más el concepto de Casa Murav como un proyecto que me haga más sentido con respecto a lo que me quiero dedicar. Me ha pasado mucho que todos los chicos que son más del área artística tienen proyectos muy bonitos, pero no saben cómo venderlos. No saben cómo ponerlos en valor.
Hemos hecho mucha conexión en cuanto a todas las gestiones con el ámbito público, por ejemplo. He tenido reuniones con la municipalidad, con la Dirección de Turismo, con ProChile. En el caso de ProChile y de Corfo, nos indicaron que en la región de Valparaíso no existe ninguna asociación, ni corporación, ni fundación que agrupe a los profesionales de la industria creativa de la moda.
Hay muchas acciones que no se están realizando o fondos que se están perdiendo porque están pensados en esta asociatividad. No puede venir, por ejemplo, una marca de diseño de autor a postular a un fondo de ProChile para ir al New York Fashion Week por sí sola, no puede hacerlo. Sí podrían, en el caso de tener una asociación al respecto.
Hice todas las averiguaciones y armé la Fundación por la Asociatividad de la Industria Creativa de la Moda. El nombre corto es Fundación Creamos Moda, para mantener el CM de Casa Murav. ¿Por qué así? Porque uno suele pensar en moda, diseñadores. Y nos hemos dado cuenta de que son muchos profesionales más los que convergen en el mundo. La idea es que cada uno de esos profesionales pueda ser parte de esta fundación.
Además, como hay varias empresas que también están haciendo mucho aporte con respecto a poder trabajar bajo el alero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, o con políticas de responsabilidad social empresarial orientadas al mundo textil, existe una necesidad de empezar a buscar este tipo de acciones que vayan más en línea con las nuevas normativas. Es una oportunidad no solamente para agrupar a todos los profesionales de la industria, sino también para contratar servicios con la fundación para estas empresas que tienen que hacer reportes de transparencia.
La fundación acaba de recibir su aprobación. Lo que tengo que hacer ahora justamente es el trámite para que la alcaldesa de Viña del Mar otorgue la firma para el certificado de donaciones. Con eso ya vamos a estar en condiciones de que las distintas empresas, compañías o particulares puedan también hacer sus donaciones. Eso nos va a permitir también poder llevar a cabo más intervenciones culturales, más pasarelas en la calle.
—¿Qué proyectos vienen para la fundación?
Estoy trabajando en las postulaciones de algunos fondos porque vamos a proponer la primera Semana de la Moda de la región de Valparaíso.
—¿Cuándo sería?
Estamos definiendo si es enero o febrero. Tiene que ser una semana de la moda no solamente intercultural, sino también regional. Lo estoy planteando para que sea una semana compartida entre Casablanca, Valparaíso y Viña del Mar. Es muy probable que esto parta y se dé inicio inaugural en una de las viñas de Casablanca.
Vamos a estar comunicando a través de todos los medios posibles para que la gente también desde Santiago se motive a ver el diseño regional.