Ultra fast fashion: La moda de Shein y Temu que acelera consumo textil y basura ambiental
Este marzo, la cámara baja del parlamento francés aprobó un proyecto de ley que obliga a las marcas de ropa como Shein o Temu, que oferten más de mil productos diarios, a subir sus precios progresivamente, llegando a 10 euros más por pieza al 2030.
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Se trata de una medida propuesta por el ministro de transición ecológica y desarrollo sostenible, y con el que Francia se convertiría en el primer país en tomar medidas drásticas contra la llamada “ultra fast fashion” o moda ultra rápida, y los impactos que tiene este nuevo modelo de producción en el medio ambiente.
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“El ultra fast fashion describe un modelo de negocio dentro de la industria de la moda, caracterizado por producir y lanzar productos a una velocidad increíblemente rápida. Esto implica ciclos de producción y distribución extremadamente cortos, a menudo de semanas o incluso días, en lugar de los meses tradicionales que solía tomar”, explican desde la iniciativa chilena de moda circular, Ecocitex.
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Como ejemplo, se estima que Shein oferta 7 mil productos nuevos por día en su página web, y según un informe de Statista, se estima que la marca superará los 80 mil millones de dólares de ventas en 2025, lo que significa millones de toneladas de ropa.
Impacto en Chile
Preocupa en el mundo que esta forma de producción podría estar modificando la relación de los consumidores con la moda, quienes esperan una rotación constante cada vez más rápida de productos en las tiendas.
Esta aceleración no es ajena a Chile, que según cifras del Ministerio de Medio Ambiente es el país de Latinoamérica que consume más ropa por persona.
En los últimos 20 años el consumo por persona ha aumentado 233% en el país, pasando de 15 prendas en promedio en 2007 a 50 en 2021.
Chile es también uno de los países más afectados por la acumulación de desecho textil, que sigue formando vertederos ilegales de grandes magnitudes en el desierto de Atacama, que son quemados constantemente.
Esto ha impulsado la búsqueda de alternativas en el mundo.
Francia, en su posición de liderazgo en la regulación de este tipo de negocio, también creó un fondo de 154 millones de euros para entregar hasta 15 euros a cada persona que quiera reparar sus prendas para seguir usándolas.
En Chile, crecen de forma privada iniciativas de reciclaje textil, o que generan hilos a partir de restos de ropa recolectada en el desierto.