Alto Hospicio se volvió famosa en 2022 luego de que la noticia sobre un mega vertedero de ropa en el desierto de la comuna recorriera el mundo entero. Tras la noticia, dicho vertedero fue quemado y tapado. Pero el problema de la ropa desechada sigue ahí, solo que ha tomado otras formas.

Así lo reveló Rosario Hevia, gerenta general del emprendimiento de reciclaje de ropa Ecocitex, que viajó a Alto Hospicio durante la tercera semana de enero en busca de ropa para reciclar. Allí se encontró con uno de los vertederos de ropa que se siguen formando en el desierto.

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Rosario se acercó al vertedero para buscar prendas en buen estado. Luego de terminar, personas se acercaron a prender fuego la montaña de ropa que quedaba. La emprendedora describe cómo llegan allí los residuos textiles y apunta a la falta de límites al importar ropa usada al país como el gran problema.

Ruta de la ropa

El comercio de ropa usada sigue siendo altamente rentable, y contenedores llenos llegan constantemente a Chile. Los importadores son los primeros en recibir la ropa, seleccionarla y armar fardos que se venden en Chile, Bolivia, Perú y Argentina.

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Luego los emprendimientos y ferias compran los fardos y venden la ropa. Aquello que no pueden vender, termina formando los vertederos del desierto. Según datos de CEPAL, de las 50 mil toneladas de ropa que se importan por año a Chile, 60% termina desechándose.

Según Hevia, en vez de un gran mega vertedero como el que había antes, ahora se forman motones más pequeños en distintos lugares. Estos son dominados por personas sin hogar que viven en ellos y tienen un trato con los fleteros que llevan la ropa para tirar.

“Las personas que viven en los micro vertederos controlan su zona, reciben la carga, seleccionan para vender lo que les sirve y queman el resto. Tienen que quemar rápido, ya que si pasa el siguiente flete y aún hay carga sin quemar lo llevan a otro micro vertedero”, relata.

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¿Qué pasó con el mega vertedero anterior?

El mega vertedero de casi 40 mil toneladas de ropa que se podía ver desde el espacio y que generó revuelo mundial, fue incendiado y luego tapado en junio de 2023.

Según describe Hevia hoy es difícil llegar al lugar y si se lo ve de lejos, parecen grandes dunas. Al acercarse y escarbar, es posible comprobar que esas “dunas” son en realidad cerros de ropa quemada, tapados con arena.

¿Qué se puede hacer?

Para Rosario, el gran problema es la falta de regulación de este negocio y la falta de límites a la hora de importar ropa usada al país. Este vacío hace que los comercios se dediquen a la parte altamente lucrativa del negocio: la venta de ropa usada de primera. El resto se desecha y se quema.

Hevia propone masificar modelos como el de Ecocitex, que utiliza parte de los ingresos de la primera parte del negocio para financiar el reciclaje y gestión de los desechos textiles, creando incluso nuevos productos como hilo o relleno textil a partir de la ropa que no se puede recuperar.

“Si bien me duele el alma ver los basurales, logro entender, al saber lo difícil que es reciclar, que personas opten por hacer solo la parte lucrativa del negocio. Espero que se legisle, para que el día de mañana modelos completos como el de Ecocitex no sean opcionales, sino que cada uno deba hacerse cargo de sus desechos (tanto empresas como personas)”, reflexiona.