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Cuando los campos se vacían: Despoblamiento rural en América Latina
Foto: Agencia Uno

Cuando los campos se vacían: Despoblamiento rural en América Latina

Por: Natalia Slachevsky | 16.07.2025
El debate sobre el desarrollo rural se debe seguir problematizando y actualizando. No basta con insistir en el combate a la pobreza: se requiere una mirada integral que incluya la revitalización de los territorios rurales como espacios de vida digna, de producción, de cultura y de comunidad.

Desde principios del siglo XXI, se ha puesto en evidencia la urgencia de repensar el desarrollo rural. La discusión ha girado en torno a la necesidad de un nuevo enfoque territorial que no solo defina lineamientos comunes, sino que también reconozca la diversidad de contextos y trayectorias históricas de los territorios rurales.

Europa y América Latina han transitado esta conversación desde puntos de partida distintos: mientras en el viejo continente el debate estuvo centrado en cómo enfrentar el despoblamiento rural, en América Latina la prioridad fue –y en gran medida sigue siendo– reducir la persistente pobreza rural.

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Hoy, veinte años después, América Latina sigue cargando con el desafío estructural de la pobreza rural, que se ha agudizado en el contexto postpandemia. Sin embargo, el panorama demográfico cambió porque la región se ha urbanizado aceleradamente.

En las últimas dos décadas, según datos del Banco Mundial, la proporción de población rural ha caído en promedio 7,7 puntos porcentuales en la región, y los territorios rurales albergan ahora a menos de una cuarta parte de la población total. Así, la proporción de población rural en la región es considerablemente más baja que el promedio mundial, reflejando un avanzado proceso de despoblamiento rural.

Esta transformación demográfica, más que anecdótica, interpela la forma en que se conceptualiza y se planifica el desarrollo rural.

Esta tendencia responde a una combinación de factores: la falta de empleo, el rezago productivo, la desigualdad en el acceso a la tierra y la limitada provisión de servicios básicos, todo ello en un contexto de políticas públicas centradas en el desarrollo urbano. A esto se suman los conflictos internos y los desastres socioambientales, que han intensificado la migración hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades.

Aunque el fenómeno no se manifiesta de forma homogénea en toda la región, el patrón general es claro: los territorios rurales pierden habitantes, capacidades y, con ello, también perspectivas de futuro.

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¿Tiene sentido seguir ignorando el despoblamiento como una dimensión relevante del problema rural en América Latina?

Insistir en la pobreza como único lente para abordar los problemas del mundo rural parece hoy insuficiente. Es urgente incorporar la noción de despoblamiento, no como una mera consecuencia de la pobreza, sino como un fenómeno estructural con profundas implicancias para la región.

Este proceso condiciona las formas de vida posibles, limita el acceso a servicios básicos, restringe la diversidad de actividades productivas y dificulta el desarrollo de políticas públicas, perpetuando las trampas de pobreza en estos territorios. Reconocer esta dimensión permite abordar de forma más integral la movilidad territorial, la migración, las brechas urbano-rurales, la carencia de políticas específicas y el rol que debe asumir el Estado para con ellos.

Así, la forma de problematizar los desafíos de los territorios y la realidad que en ellos se vive va mucho más allá de un enfoque académico o una discusión conceptual. Implica tomar una postura sobre cómo se va a trabajar en los territorios y qué temas va a abordar –o ignorar– la política pública.

El debate sobre el desarrollo rural se debe seguir problematizando y actualizando. No basta con insistir en el combate a la pobreza: se requiere una mirada integral que incluya la revitalización de los territorios rurales como espacios de vida digna, de producción, de cultura y de comunidad. La pregunta ya no es solo cómo sacar a los pobres de la pobreza, sino cómo evitar que los territorios rurales se vacíen y se vuelvan irrelevantes para el futuro de nuestras sociedades.

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