Piso mojado y sin señalética provocó caída de mujer en banco: Scotiabank deberá indemnizarla con $9,8 millones
En mayo de 2018, una proveedora que asistía al piso 22 del edificio de Scotiabank Chile sufrió una caída por un piso mojado que no tenía ninguna señal de advertencia.
Según se puede apreciar en el fallo judicial, el accidente ocurrió tras una limpieza realizada con balde y mopa, según relató un trabajador del banco que escuchó los gritos de la afectada y la encontró en el suelo con dolor evidente y la ropa mojada.
La mujer debió recibir atención médica, lo que dio origen a una demanda civil por los daños sufridos.
Durante el juicio se acreditó que no había señalética que advirtiera sobre el peligro, y que la limpieza del lugar no se realizó con los cuidados mínimos necesarios.
A pesar de que ninguno de los testigos presenció directamente el accidente, sus declaraciones concordaron en que el piso estaba mojado y no había advertencias visibles.
La Corte descartó la tesis de Scotiabank, que alegaba que el suelo estaba seco, señalando que su prueba solo se enfocó en cómo debía limpiarse el lugar, no en cómo realmente se hizo el día del hecho.
El 16° Juzgado Civil de Santiago condenó al banco a pagar $2.868.813 por daño emergente, correspondiente a gastos médicos.
También fijó una indemnización de $20.000.000 por daño moral, al considerar el impacto emocional y físico sufrido por la demandante.
Sin embargo, tras la apelación, la Decimotercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago —integrada por las ministras Carolina Vásquez, Claudia Lazen y Andrea Soler— confirmó la responsabilidad del banco, pero redujo el monto por daño moral a $7.000.000.
El tribunal argumentó que, aunque la mujer acreditó malestar psicológico a través de un informe pericial psiquiátrico, no se demostró un daño profundo en su vida laboral o familiar.
Además, descartó que la afectada fuese deportista como había sostenido en la demanda, ya que no logró acreditarlo con pruebas.
Respecto a la supuesta imprudencia de la víctima, la Corte concluyó que no existían antecedentes para responsabilizarla.
En cambio, reafirmó la existencia de una “omisión culpable” por parte de Scotiabank al no advertir del riesgo con señalética visible, lo que finalmente dio origen al accidente.
