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La Salud Pública como patrimonio nacional
Agencia Uno

La Salud Pública como patrimonio nacional

Por: Camila Fuentevilla | 29.05.2025
La llegada de las ISAPRES, en 1981, marcó el comienzo de una escalada de privatizaciones que fue desmantelando la Salud Pública, situación que hoy, más de 40 años después, no sólo mantiene a la Salud Pública precarizada, sino que producto de sus propios abusos tiene también a la industria de la salud privada en crisis. La codicia rompió el saco y el costo pretenden traspasarlo al Estado, el mismo que, sin embargo, no quieren que garantice derechos como la Salud a través de políticas públicas y entrega de recursos a la Red Asistencial.

Hace unos días se celebró en nuestro país el Día de los Patrimonios, conocido anteriormente como el Día del Patrimonio, y que tiene como objetivo ser una instancia de encuentro entre las distintas manifestaciones y bienes patrimoniales presentes a lo largo de todo el país como una manera de poder compartir experiencias y vivencias que se conviertan en recuerdos, construyendo así memoria colectiva para las próximas generaciones. Un momento para transmitir no sólo lo tangible, sino también lo cultural y lo histórico.

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En años anteriores, el hospital Carlos Van Buren de Valparaíso habilitó un recorrido por sus dependencias, al igual que el San Borja Arriarán, iniciativas junto a las cuales destacaron otros hospitales declarados monumentos históricos, como el consultorio externo del hospital San Juan de Dios, el hospital San José o el edificio del hospital del Salvador, por nombrar algunos de la región Metropolitana.

Pero la Salud Pública, más allá de sus edificios, tiene sus cimientos en sus trabajadores y trabajadoras, y así lo han demostrado a través de la historia. Son ellos y ellas quienes la han construido y la mantienen en pie hoy, a pesar de sus múltiples carencias, como quedó demostrado una vez más en la reciente inundación con aguas servidas de la cocina del hospital San José.

Un ejemplo más de una realidad mucho más amplia, ante la cual los equipos de trabajo de la Red Asistencial siempre han demostrado su compromiso con poder otorgar una atención digna, oportuna y de calidad a sus usuarios y usuarias, a pesar de todas las precariedades del sistema.

A través de un breve e incompleto recorrido histórico, podemos tener una idea aproximada de la importancia que ha tenido la Salud Pública en nuestro país, comenzando por citar algunos ejemplos puntuales como el hito de la creación, en 1552, del primer hospital en territorio nacional, o de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en 1842, el primer Código Sanitario de 1918, la distribución gratuita de leche a menores de 2 años en 1937, la promulgación en 1952 de la ley que establece el Sistema Nacional de Salud (SNS), organismo encargado de la protección de la salud para toda la población, o la creación de las Mutuales de Seguridad para la protección de trabajadores y trabajadoras contra riesgos y consecuencias de accidentes laborales, en 1958.

Paulatinamente, el Estado debió comenzar a intervenir en los problemas de salud pública existentes en nuestro país, en donde existían niveles de mortalidad mayores a los de otros países de la región, mediante una nueva visión de la Salud Pública que exigía la acción de un Estado benefactor, asistente de las necesidades sociales que demandaba nuestra realidad sanitaria, cambiando desde un régimen individual de Salud a uno colectivo.

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Una Salud Pública que, a pesar de todas sus carencias y dificultades, pudo llegar a un nivel de desarrollo en ámbitos como el de la fabricación de sueros y vacunas en institutos estatales, exportando a diversos países de Latinoamérica.

El golpe de Estado de 1973 cambió radicalmente esa realidad. La llegada de la dictadura cívico-militar significó un retroceso importante para la Salud Pública, comenzando por el hecho de arrebatar la Salud como derecho fundamental junto con otros, en el marco de la violación masiva y sistemática de Derecho Humanos perpetrada contra la población. El rol del Estado cambió, suspendiéndose inversiones no sólo para la producción de vacunas, sino también otras actividades sufrieron importantes y continuos recortes.

La llegada de las ISAPRES, en 1981, marcó el comienzo de una escalada de privatizaciones que fue desmantelando la Salud Pública, situación que hoy, más de 40 años después, no sólo mantiene a la Salud Pública precarizada, sino que producto de sus propios abusos tiene también a la industria de la salud privada en crisis. La codicia rompió el saco y el costo pretenden traspasarlo al Estado, el mismo que, sin embargo, no quieren que garantice derechos como la Salud a través de políticas públicas y entrega de recursos a la Red Asistencial.

Es dentro de este contexto histórico en donde se enmarcan nuestras luchas como CONFEDEPRUS, gremio representante de las y los profesionales de la Salud Pública en la Mesa del Sector Público. En la recuperación y defensa de esos derechos dentro de un Estado garante, entendido esto como un legado para el futuro.

Un legado de justicia y reivindicación para que el acceso a una Salud oportuna, digna y de calidad, que no dependa de la capacidad económica de las personas, sino que por el sólo hecho de serlo y de nacer en esta tierra tengan derecho a ella, junto con otros como Educación, Vivienda y Seguridad social, factores que también inciden de manera directa en el buen vivir, la calidad de vida y, en definitiva, la Salud mental y física de la población.

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