En los últimos días ha surgido una crítica desde la industria inmobiliaria y de la construcción, contra la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA), por las multas con las que se han sancionado a distintos proyectos inmobiliarios en construcción, que violan las normas de contaminación por ruido en el país.

La crítica comenzó con una carta a El Mercurio escrita por Manuel Vial, presidente de la constructora e inmobiliaria empresas Vital, que acusó a la SMA de “intervención desmedida” al multar por las infracciones a las normas acústicas, y de convertirse en un “freno” para la inversión y el desarrollo inmobiliario en el país.

La superintendenta Marie Claude Plummer respondió en el mismo medio, aclarando que la SMA interviene tal como está mandatada por ley, cuando las constructoras infringen la ley de ruidos que rige en el país y que pone límites a la contaminación acústica para resguardar la salud de las personas.

“Es importante comprender que toda actividad productiva debe cumplir con la normativa ambiental. Se trata del mínimo esperable”, declara en su carta Plummer, indicando que el 70% de las denuncias ciudadanas recibidas en la SMA contra el rubro de la construcción son por ruidos excesivos.

También destaca que desde la SMA se han realizado talleres a lo largo del país junto a la Cámara Chilena de la Construcción para dar a conocer la norma de ruidos y generar instancias de intercambio en el sector para mitigar este impacto que tiene la industria.

Denuncias por ruido

Aunque la contaminación acústica no es lo primero que se piensa al hablar de daño ambiental, entre un tercio y la mitad de las denuncias ciudadanas que recibe la SMA cada año son por ruidos excesivos, y la mayoría de ellas son contra proyectos de construcción. Las comunas donde se generan más denuncias son Santiago, Providencia y Concepción.

Las denuncias suelen venir de ciudadanos comunes, de juntas de vecinos o de centros de apoderados de escuelas cercanas a edificios en construcción. En primer lugar, se realizan inspecciones para medir los decibeles emitidos y constatar si superan el límite máximo permitido, que cambia según la ubicación y el horario diurno o nocturno.

Además, en un inicio la Superintendencia ordena medidas a las empresas titulares de los proyectos, como la instalación de biombos acústicos, el sellado de los espacios donde se usa la maquinaria con ruido y el uso de aislantes con rellenos de lana mineral o materiales similares que reduzcan el impacto del ruido.

 Contaminación acústica

La exposición al ruido no solo es molesta en el corto plazo, sino que de forma prolongada puede generar efectos como trastornos del sueño, cambios en el sistema cardiovascular y metabólico, o hasta deficiencias cognitivas en niños y niñas, según un informe de ruido ambiental de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Los ruidos molestos también pueden alterar los hábitos de especies que son clave para un ecosistema, generando desbalances ecológicos o poniendo en riesgo a especies amenazadas.