Un hombre de 36 años, comenzó a trabajar en la región de Aysén en 2023 como maestro en cerámica.

Sin embargo, ese mismo año, fue contactado por personas en la feria donde trabajaba, quienes le preguntaron si podía traer marihuana desde Santiago.

El hombre aceptó y coordinó el envío de la droga a Puerto Aysén a través de una encomienda por la empresa Starken.

Este envío contenía tres bolsas con marihuana, que sumaban un total de 959,94 gramos.

El 11 de diciembre de 2023, la Policía de Investigaciones (PDI), con la ayuda de un perro adiestrado, identificó la encomienda sospechosa en la bodega de Starken en Coyhaique.

Tras obtener autorización judicial, se abrió el paquete y se confirmó que contenía marihuana. La droga fue sustituida para realizar una entrega controlada.

El 14 de diciembre, el hombre llegó a la oficina de Starken en Puerto Aysén para retirar la encomienda.

Después de pagar y salir a la calle con el paquete, fue arrestado por la PDI. En su poder, se encontró un teléfono celular que había usado para coordinar el envío, además del recibo de la encomienda.

Durante el juicio, el hombre admitió que había gestionado el envío de la droga para venderla y obtener unos dos millones de pesos como ganancia.

A pesar de su confesión, el tribunal determinó que su cooperación no fue suficiente para reducir la pena, ya que la droga había sido interceptada antes de su detención y su participación en el tráfico quedó completamente probada.

La Corte, presidida por los magistrados Mónica Coloma Pulgar, Pablo Freire Gavilán y Rosalía Mansilla Quiroz, condenó al hombre "a la pena de cinco años y un día de presidio, junto con una multa de 12 UTM, más la inhabilitación absoluta perpetua para cargos públicos y derechos políticos, y la inhabilitación para profesiones titulares mientras dure la condena", según señala el fallo judicial.

También se le incautó el teléfono celular y se ordenó la toma de muestras biológicas para registrar su huella genética en el registro nacional de ADN.