El presidente Gabriel Boric participó en el reciente encuentro por la Paz, organizado por el presidente Volodimir Zelenski en Suiza a mediados de junio pasado, evento que congregó solo a países que apoyan a Ucrania en este conflicto. Este análisis lo planteo a partir de lo expresado por nuestro presidente en la cumbre en Suiza, basándome en sus palabras y conceptos ahí vertidos.

En la intervención que hizo en el plenario de la cumbre planteó, entre otros puntos, lo siguiente, “solo el respeto a los DD HH y al derecho internacional pueden garantizar la Paz en lugares como Ucrania y Gaza”. En otra instancia, el presidente Boric, respondió a una pregunta, “la misma lógica se aplica al conflicto en Gaza”.

Cuando el presidente Boric expresa esas frases, por alguna razón no toma en cuenta el origen y las causas de cada una de las situaciones. Lo que sucede en Palestina con la invasión de Hamás, (grupo terrorista) a tierras de Israel y la reacción desproporcionada del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, es distinta al ingreso invasivo de Rusia en tierras de Ucrania.

El presidente Boric plantea “una clara invasión territorial la de Rusia sobre Ucrania”. Habría que preguntarse, por qué Rusia decide invadir. Nuestro presidente, no tomó en cuenta la situación de años en la que venía dándose las relaciones entre Rusia y Ucrania, intensificadas después del golpe de estado (2014), promovido por Estados Unidos y el Reino Unido, donde el sector oriental de Ucrania, Donbass y sus regiones, venían siendo bombardeadas y con matanzas masivas (en 10 años, más de 14.000 víctimas civiles), por haberse independizado y organizado en Repúblicas independientes.

Jeffrey Sachs (asesor de ONU) declaro, “la intervención de Rusia en Ucrania fue provocada, durante años con la expansión de la OTAN”. El inglés Nigel Farage (líder del partido británico Reform UK), opinó al respecto,“la expansión de la U.E. y la OTAN, le dio a Rusia una razón militar para la operación especial”.

Retrocediendo en el tiempo, debemos agregar el incumplimiento total de los acuerdos de MINSK (Bielorrusia), “los acuerdos sirvieron para que Ucrania ganara tiempo ante Rusia”, declaró la ex canciller alemana Angela Merkel, quien junto al ex presidente francés Nicolas Sarkozy, fueron los mediadores principales.

Y más atrás aun, otro acuerdo pasado a llevar fue cuando Mijaíl Gorbachov (primer ministro de la U.R.S.S.), se reúne en 1989 en Malta, con líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, donde los referentes de OCC le dan todas las garantías que la OTAN no avanzaría “ni una pulgada” hacia el Este. En 1994, cinco años después, la OTAN cambia el discurso y en 1996 realiza maniobras militares en conjunto con Noruega y Ucrania.

El presidente Boric se muestra sorprendido por los que hacen de Rusia, “una fuente de referencia de la Izquierda en el mundo”. Boric no hizo una buena lectura del apoyo de países de Izquierda y progresistas a Rusia, ningún líder de esos países piensa que la actual Rusia es la ex U.R.S.S.

El análisis debe ser hecho en un contexto más amplio, donde Rusia y sus aliados han ido estructurando varias instancias de ayuda económica (BRICS), militar, de seguridad (OCS), comercial, construcción, entre otras, llegando con ello a países de África, América, Oriente Medio y otros lugares.

La práctica les ha indicado que el bloque de Rusia los ha tratado mejor que Estados Unidos y la Unión Europea. Ahora, viendo la reacción de Occidente ante el conflicto, pareciera ser que son ellos los que rememoran la guerra fría y asumen una actitud anti-rusa pocas veces vistas hacia un país. Recordemos un solo ejemplo, la suspensión de un seminario a realizar en la Universidad Milano Bicocca (Italia) sobre el escritor Fiodor Dostoievski (1821-1881), a pocos días de comenzar la invasión de Rusia a Ucrania, es incomprensible.

Por último, nuestro mandatario criticó la invasión a Ucrania, planteando que Rusia tiene un "ánimo imperialista, expansionista". Desgraciadamente deja de lado los antecedentes históricos de sus aliados (Estados Unidos y Unión Europea), en cuanto a invasiones, expansión territorial, instalación de dictaduras y otros innumerables desastres.

Cuando nuestro presidente apoya a uno de los sectores en conflicto, Chile pierde la oportunidad de haber encabezado un camino hacia la Paz. La postura de nuestro país en este conflicto habría sido no situarnos en uno de sus lados. Solo así podríamos decir que luchamos por el respeto a los DD.HH. y por el derecho internacional. Lo mas preciado para nosotros debería ser lograr la Paz.

Autor de la columna: Gustavo Poblete Bustamante, arquitecto, ex diplomático y académico.

Crédito de la foto: Prensa Presidencia