La tendencia y la tradición de la polarización ideológica
Hace unos días la Pontificia Universidad Católica de Chile publicó los resultados de su última Encuesta Bicentenario, la que de manera ininterrumpida se ha aplicado desde el año 2006. En lo que a resultados se refiere, estos resultan muy interesantes de analizar, puesto que dejan en evidencia la opinión que como ciudadanos tenemos acerca de una serie de temáticas públicas.
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Ahora bien, varios analistas han vociferado de manera simplista acerca de los puntos críticos que ellos consideran “sorprendentes” de esta última medición. Entonces, para evitar el reduccionismo en la interpretación de los datos recientemente publicados, metodológicamente se compararán esos resultados con los provenientes de los años anteriores, para de esa manera poseer una visión panorámica más amplia que permita describir las posibles evoluciones o involuciones de la movilidad de las opiniones de los encuestados.
Igualmente, a partir de esos datos cuantitativos se realizarán algunas inferencias teóricas que permitan responder adecuadamente a las preguntas presentadas. Para alcanzar ese objetivo, se debe señalar que metodológicamente esta encuesta fue respondida por 1.575 personas, repartidas a lo largo de todo el país, y con un nivel de confianza de un 95%.
Entendiendo que no existen democracias perfectas, lo mismo sucede con las encuestas, por tanto, más allá de las posibles dudas metodológicas que se pudieran presentar, lo importante de este análisis crítico es respetar el orden de los datos consignados en el estudio, de esta manera, la presente columna se centrará exclusivamente en algunos resultados del primer acápite denominado “sociedad”.
La primera pregunta seleccionada se refiere al antagonismo “entre empresarios y trabajadores”. Las últimas dos encuestas muestran una disminución de 2 puntos porcentuales, bajando desde un 54% a un 52%, pero al considerar un aspecto temporal más amplio, se observa que todavía se está lejano a los mínimos históricos de 48% en 2018 y 45% en 2006, así como a las altas cifras de 2020 y 2021 que llegaron a 61% y 62% respectivamente.
Ahora bien, la baja presentada en el porcentaje de la última medición, podría en posteriores encuestas perfectamente alcanzar las cifras del postestallido social de 2019, especialmente ante las dos temáticas que ya están generando fuertes roces mediáticos entre empresarios y trabajadores, y que pasan especialmente por la anhelada reforma a las pensiones, así como a la forma poco ética en que algunos empresarios están implementando la primera parte de la rebaja de las horas laborales de los trabajadores chilenos.
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Asimismo, en la pregunta referida al conflicto entre “ricos y pobres”, este aumentó 2 puntos porcentuales entre 2022 y 2023, pasando desde 62% a 64%. Si bien las cifras anteriores son altas, bajo una perspectiva temporal más amplia, todavía se está lejano del 75% que alcanzó en 2020 y del 71% de 2021.
Estas últimas cifras están fuertemente marcadas por las consecuencias que trajo la Revuelta Social de 2019, la cual puso en el centro de la discusión pública la alarmante desigualdad social presente en el país. La salida política a la crisis pasó por la firma del “Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución”, que acordó la discusión plebiscitaria de la hasta ese momento intocable Constitución pinochetista de 1980.
Si bien en 2022 dicha propuesta constitucional fue finalmente rechazada, todavía faltan antecedentes que expliquen de manera seria y responsable los motivos que llevaron a que una mayoría ciudadana rechazara un proyecto constitucional que les otorgaba una serie de derechos, y que bajo la noción de un “Estado social”, además les acortaba la dramática brecha entre “ricos y pobres” existente en el país.
Algo similar ocurrió con la pregunta sobre la pugna política entre “el gobierno y la oposición”, que evidenció un notorio crecimiento de 6 puntos porcentuales en los últimos dos años (de 75% a 81%). Algo que se replicó al preguntar por la oposición ideológica entre “derecha e izquierda”, que marcó un crecimiento algo mayor a la anterior cifra, pues fue de 8 puntos porcentuales (de 73% a 81%).
Claramente, la actual polarización política e ideológica en el país se sostiene en múltiples antecedentes, destacando dos principales. Por un lado, el surgimiento de figuras políticas como la de José Antonio Kast y su Partido Republicano, que llegaron a extremar las propuestas autoritarias de la derecha política que parecían superadas tras la muerte de Pinochet en 2006 y, por otro lado, el hito del Estallido Social que movilizó a lo largo de todo Chile mayormente a sectores sociales progresistas vinculados políticamente a la izquierda, quienes evidenciaron en las calles la profunda desigualdad social que ha provocado y provoca en la población el actual modelo neoliberal.
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En conclusión, resulta interesante que a partir de estas cifras se va evidenciando que Chile no solo es un país con una clara tendencia a la polarización ideológica, sino que tradicionalmente lo ha sido y lo es en lo político y en lo social.