ECMPO: reflexiones sobre conservación de espacios costeros y usos consuetudinarios
“Comunidades indígenas de la Patagonia Costera, tras la conservación de los recursos comunes y usos consuetudinarios” fue el nombre del curso que, durante dos meses y medio, estuvo orientado a capacitar a miembros de comunidades indígenas costeras en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, respecto a la solicitud e implementación de los Espacios Costero Marinos de Pueblos Originarios (ECMPO).
Esta instancia, organizada por el Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, tuvo como objetivo brindar un espacio de reflexión y aprendizaje desde una perspectiva intercultural y científico-técnica, a los líderes de comunidades que están en procesos de solicitud ECMPO en sus territorios, o que buscan conocer más sobre esta figura, y su propuesta de gobernanza y administración comunitaria.
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“Creemos que la conservación de la biodiversidad, sobre todo en Patagonia, tiene distintas dimensiones, y sin duda la más crítica es la dimensión humana, porque la conservación es por y para la gente del presente y del futuro. Colaborar con las comunidades en el fortalecimiento de capacidades que se complementan con su conocimiento local, es parte del rol que tenemos como universidad, y este curso da cuenta de eso”, señaló al respecto César Guala, director del Programa Austral Patagonia de la UACh.
El curso, que inició el 13 de agosto y finalizó el 16 de octubre, se desarrolló a través de ocho módulos en los que participaron 28 personas, y contó con el apoyo de académicos y especialistas de la Universidad Austral de Chile, así como también con la coordinación intercultural de Yohana Coñuecar, dirigente de la Asociación de comunidades indígenas de Hualaihué, y de Bernardo Pardo, biólogo marino y Doctor en Medio Ambiente y Espacios Litorales, como coordinador académico.
Los ECMPOs son una figura que surge el año 2008 a partir de la aprobación de la Ley 20.249, y que legitima la presencia de comunidades indígenas en los bordes costeros, reconociendo y protegiendo sus usos consuetudinarios. Esta ley, en su artículo 2, define a los ECMPO como un “espacio marino delimitado, cuya administración es entregada a comunidades indígenas o asociaciones de ellas, cuyos integrantes han ejercido el uso consuetudinario de dicho espacio”.
Esto implica que, para delimitar el área costera marina que se quiera resguardar, una comunidad debe proponer los usos tradicionales que ocurren en ella, y que van mucho más allá de usos extractivos, sino que abarcan múltiples otros usos que también se consideran tradicionales, como la contemplación, la recreación, la ceremonialidad, o el permitir que la naturaleza exista sin que las prácticas humanas le perturben. Es así como esta figura resalta por sobre otras formas de conservación, porque surge desde una cosmovisión que entrelaza todas las vidas de un territorio.
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“Esta figura tiene un alcance tremendamente potente a nivel nacional y global: promueve un horizonte de desarrollo inclusivo común frente a un escenario que ha excluido crónicamente a los pueblos originarios a través de la historia”, señala al respecto Ricardo Álvarez, antropólogo y responsable del área Conservación a Escala Local del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, y enfatiza en la importancia de las ECMPO “en tanto permiten validar los modelos de vida de carácter consuetudinario y las estrategias implementadas por las comunidades para seguir habitando sus parajes costeros”.
Procesos lentos y aprendizajes
La Asociación de comunidades indígenas de Hualaihué solicitó, hace 12 años, su ECMPO Mañihueico Huinay, en la Región de Los Lagos. 12 años que, a juicio de Yohana Coñuecar, dan cuenta de una de las principales complicaciones a las que se han enfrentado las comunidades indígenas que inician el proceso de solicitud de estos espacios. Si bien la ley indica desde el ingreso de la solicitud hasta la designación del ECMPO no debe pasar más de un año, en la práctica el promedio de tramitación ha sido de 5 años. Por ello, desde la promulgación de la ley a la fecha, se han ingresado 102 solicitudes ECMPO, pero solo 15 han logrado ser decretadas.
De igual forma, Coñuecar comenta que otro gran desafío que enfrentan las comunidades que quieren tener un ECMPO, dice relación con los prejuicios y controversias que han levantado otros habitantes o usuarios del borde costero, que no pertenecen a una comunidad indígena: “Todavía hoy debemos hacer el trabajo de explicar qué es el espacio marino costero, aclarar que no es una figura de exclusividad de comunidades indígenas. Las comunidades las solicitan, pero nosotros planteamos administraciones compartidas, con todos los actores que hacen uso del borde costero”, señala.
De la misma manera, Hector White Mañao, dirigente indígena que participó de la construcción de la Ley 20.249, aclara que “las ECMPO nos ofrecen una manera de gobernanza territorial entre todos los que hacemos uso de borde costero. No es una solicitud para parar ningún trabajo alternativo de nadie, porque los pescadores, mariscadores, recolectores de orilla y buzos tienen la facultad de seguir ejerciendo el mismo trabajo que han hecho siempre, tal como nosotros, como uso consuetudinario. No se le quita ni derecho ni espacio a nadie, eso quiero que lo tengan claro, que lean la ley y se entienda. Porque, de repente, cuando no se entienden algunas cosas, se tergiversan y salen opiniones que no son verdaderas, y que hacen daño”.
José Alvarado, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de la comuna de Hualaihué, aclara también algunos mitos respecto de lo que implica realmente un Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios para la pesca artesanal: “Es solamente un mito que las ECMPO van a perjudicar a la pesca artesanal. Lo que sí se logró es parar a las grandes empresas que están solicitando todo el mar, todo el borde costero de Chile, y eso fue una buena acción. Nosotros hemos tenido buen entendimiento con las comunidades, nos hemos sentado a conversar, porque aquí lo que se quiere es que la gente entienda que conversando se llega a grandes acuerdos".
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Durante el cierre del curso, las y los participantes tuvieron la oportunidad de recorrer dos espacios en proceso de solicitud ECMPO; uno en la localidad de Contao, comuna de Hualaihue, y la otra en el sector de Carelmapu, comuna de Maullín. Ahí pudieron compartir con diferentes actores, representantes de rubros tradicionales y usos consuetudinarios en el borde costero, y constatar que, en ambos territorios, la preocupación es la misma: cómo hacer uso del espacio frente a la creciente privatización del borde costero, que impide a las comunidades circuar por los lugares que han habitado históricamente. Además, señalan, en tanto menos pueden habitarlos, menos pueden protegerlos.
“Esperamos que en las partes donde no haya comunidades o asociaciones, se organicen y hagan solicitudes porque la verdad es que hace mucha falta proteger lo poco y nada que está quedando de recursos en el mar y también dejar la sustentabilidad para futuras generaciones”, cierra Héctor White Mañao.