Para los movimientos de mujeres y feministas de los países de América Latina y el Caribe, el 28 de septiembre es un día de movilización y lucha por la despenalización y legalización del aborto en la región. Día también en que nos unimos con otros movimientos a nivel global en la defensa de la autonomía y de los derechos humanos de las mujeres y personas con capacidad de gestar.

En Chile, en materia de derechos sexuales y reproductivos, la dilación y el obstruccionismo constituyen la norma. Seguimos abortando en la clandestinidad. La autonomía reproductiva expresada en la posibilidad de interrumpir un embarazo de manera segura sigue siendo delito en el país.

Respecto de las 3 causales que la ley autoriza, los resultados conocidos de la implementación de la ley dan cuenta de omisiones y falencias que afectan la toma de decisión de las mujeres y el acceso expedito a la interrupción del embarazo. La brecha entre el número de casos previstos y los efectivamente atendidos no es resultado de un error de estimación; es indicador de una deficiente e insuficiente implementación. El monitoreo social de la Mesa de Acción por el aborto en Chile proporciona evidencia acerca de las barreras que se oponen a las demandas de las mujeres por hacer efectivo su derecho al aborto legal y seguro en las instituciones de salud.

Como consecuencia de la precarización de la vida y la negación de derechos, la movilización social está en ascenso en el país y se legitiman liderazgos en los diversos movimientos. El feminismo crece y se fortalece en múltiples ámbitos a través del territorio. La gran marcha del 25 de julio por aborto libre y legal, las estrategias que buscan la despenalización social del aborto, la solidaridad feminista que acompaña los abortos de la mayoría de mujeres que han quedado al margen de la legalidad, la organización nacional de redes de abogadas y de profesionales de salud por el derecho a decidir y el surgimiento de múltiples iniciativas de formación feminista y de defensa frente a los antiderechos, son expresión del potente cambio cultural que discurre a contramano de los esfuerzos del gobierno, del neofascismo y los sectores conservadores por hacer retroceder la historia.

Hoy somos muchas luchando en nuestros territorios por la despenalización y legalización del aborto en Chile, en los países de la región y en todo el mundo. Somos marea verde que dignifica la vida de la diversidad de las mujeres.