Una pareja que estuvo casada por más de diez años puso fin a su relación tras un largo conflicto judicial que se extendió por varios años.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, durante su matrimonio, tuvieron dos hijos y formaron una vida en común.

Sin embargo, la relación terminó en 2006 cuando el esposo tuvo una relación con otra persona, lo que llevó al quiebre definitivo de la convivencia.

Antes de casarse, la esposa trabajaba, pero dejó su empleo para dedicarse por completo al cuidado del hogar y de sus hijos.

Mientras tanto, el marido continuó trabajando, estudió una carrera universitaria y adquirió propiedades, un vehículo y otros bienes.

Años después, él decidió solicitar el divorcio unilateral, argumentando que la convivencia había terminado hacía tiempo.

Sin embargo, su expareja respondió con una demanda donde lo acusó de ser el responsable del quiebre matrimonial debido a su infidelidad y solicitó una compensación económica.

El tribunal que revisó el caso rechazó la solicitud de divorcio unilateral y, en cambio, dio la razón a la esposa, ordenándole al marido pagar una compensación de 34 millones de pesos.

El principal argumento fue que ella dejó de trabajar durante años para cuidar a la familia, lo que generó un desequilibrio económico entre ambos tras la separación.

El esposo no estuvo en desacuerdo con el monto de la compensación, pero sí con la forma de pago.

Argumentó que su sueldo mensual, cercano a un millón y medio de pesos, no le permitía cubrir esa cantidad en un solo pago, por lo que solicitó que el monto se fraccionara en cuotas.

Sin embargo, el tribunal determinó que, además de su sueldo, él contaba con bienes y propiedades suficientes para asumir el pago total de una sola vez.

El caso llegó a la Corte Suprema, donde el marido presentó un recurso con la intención de anular la sentencia y buscar un nuevo fallo que le permitiera pagar en cuotas.

Sin embargo, la Corte Suprema rechazó su solicitud y confirmó lo resuelto previamente, señalando que sus ingresos estables, sus propiedades y otros bienes demostraban que sí tenía la capacidad económica para cumplir con el pago en una única cuota.

Con esta decisión, la sentencia quedó firme y el esposo deberá pagar los 34 millones de pesos a su expareja en un solo pago, como compensación por los años en los que ella dejó de trabajar para dedicarse al cuidado de la familia.