Un hombre trabajó para la Municipalidad de Loncoche desde abril de 1988 hasta diciembre de 2023.

Durante todo ese tiempo, la municipalidad lo contrató "a honorarios", es decir, sin un contrato laboral formal, aunque él realizaba tareas fijas como médico veterinario.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, su trabajo incluía asesorar a agricultores, organizar actividades y visitar comunidades para ayudar al desarrollo agrícola de la zona.

Después de tantos años en estas funciones, este hombre decidió dar por terminado su contrato en diciembre de 2023, porque consideraba que la municipalidad no le estaba reconociendo sus derechos como trabajador.

Fue así como presentó una demanda en la justicia, pidiendo que se reconociera que en realidad él siempre había sido un empleado regular, no alguien contratado "por honorarios", que es una forma de contrato que debería ser temporal o para trabajos específicos.

La Corte, en un fallo emitido por el juez Renán Latín Quezada, decidió que el hombre tenía razón.

El juez explicó que trabajar durante 35 años bajo las órdenes de un jefe, cumpliendo tareas fijas, no era compatible con un contrato a honorarios.

En realidad, este hombre tenía una relación laboral normal con la municipalidad, y por lo tanto, tenía derecho a todas las compensaciones que la ley establece para los trabajadores.

La justicia ordenó a la Municipalidad de Loncoche que le pague a este hombre:

- Una indemnización por sus años de servicio, que suma más de 18 millones de pesos.

- Un recargo adicional del 50% sobre esa indemnización, lo que significa otros 9 millones de pesos.

- Pagos por días de vacaciones no tomados.

- Las cotizaciones previsionales y de salud que no se le pagaron en todos esos años.

Todos esos montos suman $38.343.46. Con esta decisión, la Corte reconoció que la forma en que Francisco fue contratado no era correcta y que, en realidad, debió ser tratado como un empleado regular durante todos esos años.