Gendarmería de Chile: Un sistema que clama indeciblemente por ayuda estatal
Hace algunos días, una mujer de cabellera negra y profundas convicciones me preguntó que sucedía actualmente con gendarmería de Chile, cuya institución, recordemos, es la encargada de custodiar a miles de personas privadas de libertad producto de sus delitos y prontuarios legales, un hecho que en los últimos días ha puesto de manifiesto el cómo afecta todo aquello a la solidez de la organización. Tal vez estamos en presencia de una entidad debilitada, superada y con profundos dolores, esos que ha momentos se dejan escuchar suplicando ayuda, ayuda y más ayuda.
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La Escuela de Gendarmería del General Manuel Bulnes Prieto, a través de su web oficial construye una breve panorámica respecto de su historia y memoria:
“La historia de la Escuela se remonta al 28 de agosto de 1928, cuando el Presidente Carlos Ibáñez del Campo firma el Decreto N°1.650, que crea la 'Escuela de Gendarmería de Prisiones', la cual funcionó al interior de la Penitenciaría de Santiago. Este plantel fue un primer intento pedagógico de formación de los uniformados penitenciarios, y funcionó en forma esporádica, asistemática y, esencialmente, con un criterio de capacitación. Posteriormente, el 01 de septiembre de 1944, se creó la 'Escuela Penitenciaria de Chile', dependiente de la Dirección General de Prisiones. Ésta tuvo más bien un carácter de orientación pedagógica, desarrollando cursos de temporada para el personal uniformado”.
El recuento continúa, señalando que “Una década después, el 09 de febrero de 1954, aparece la 'Escuela Técnica de los Servicios de Prisiones', cuyo establecimiento funcionó hasta 1975 en las dependencias de la antigua Sección Detenidos 'Capitán Yáber', frente a la Penitenciaría de Santiago. Esta vez, el plantel pone el énfasis de su trabajo en el proceso formativo del personal uniformado, concretando una planificación pedagógica, organización, dirección y control de la actividad docente, en donde se especifican sus objetivos de formación y perfeccionamiento, planificación curricular, proceso de selección y admisión”.
“Finalmente, como parte del desarrollo de la Institución, e implementando la Ley Orgánica de Gendarmería de Chile, el 27 de marzo de 2014, a través de la Resolución Exenta N° 3.287, la Sección Capacitación pasó a depender de este Plantel Formador. Con ello, la Escuela de Gendarmería reúne en su quehacer no sólo la instrucción inicial de los funcionarios uniformados, sino que además se responsabiliza de la capacitación continua de todo el personal que se desempeña en la Institución, estando así en una constante actualización de conocimientos y habilidades que permitan un mejor trabajo de gestión penitenciaria”.
Es muy probable que estemos frente a una organización con replanteamientos, lecturas de mejoras y crecimiento en el tiempo, no obstante, en la actualidad la crisis que enfrenta en materia de gestión y alcance, sin duda, hace que empiece a hacer agua constantemente.
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Recordemos también que hace algunos días Gendarmería afirmó que, en la actualidad, deben lidiar con diversas cárceles al límite, y a su vez con funcionarios que sufren sobrecarga laboral, implementación precaria y poco acceso a salud mental, todo lo anterior sumado a un clima de violencia que va indudablemente al alza.
Según datos de Gendarmería, tenemos una cifra de 54.544 internos. No olvidemos que el director subrogante de Gendarmería, Víctor Provoste, reveló en enero de este año que existen cerca de 1.600 bandas criminales dentro de las cárceles, de estas, al menos 600 estarían activas cometiendo delitos. Como si todo esto fuera poco, según datos revelados por Ex-Ante a mediados de marzo, el año 2023 marcó el récord de 56 funcionarios de Gendarmería expulsados por delitos de corrupción, en su mayoría asociados a ingreso de drogas a las cárceles, cohecho y tráfico de drogas.
Me pregunto, ¿Qué seguridad tiene Gendarmería de Chile? ¿Será que los funcionarios han optado por la corrupción con el fin de sentirse “seguros y en cercanía” con los propios reos abasteciendo sus “deseos”? ¿Las promesas que se realizan a los nuevos gendarmes antes de entrar a la institución son realmente viables en el tiempo? Desde ANFUP (Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios) dicen que la situación es insostenible: reos más violentos, sobrecarga laboral y escasa salud mental son sus principales problemas. “Gendarmería sigue siendo el patio trasero del Estado. No se invierte realmente como debiera invertirse”, advierte el dirigente Rodrigo Muñoz.
Otro dato preocupante es que entre 2010 y 2023 el porcentaje de población penal sin condena pasó de un 24% a un 37% del total de privados de libertad, es decir, de 11.604 a 19.665 imputados recluidos. Siendo el ministro de Justicia, Luis Cordero, quien admitió la realidad esbozada en medio de la discusión por la saturación de las cárceles.
Según datos oficiales de Gendarmería de marzo de este 2024, la tasa de ocupación en las cárceles a nivel nacional alcanzó un 129% y 16 recintos penitenciarios del país se encuentran en condiciones de hacinamiento a más del 200% de su capacidad. ¿Qué propone el Estado frente a esta deplorable situación? ¿Existe una preocupación real por confeccionar cambios sustanciales, o solo enarbolar parche curitas que calman el dolor, pero no la enfermedad?, ¿Debería profundizarse el financiamiento privado para mejorar la gestión y seguridad en las cárceles nacionales?
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El estudio que realizó el Centro de Estudios de Justicia & Sociedad de la UC, en torno a las «Condiciones y competencias laborales y actitudes hacia los internos de los funcionarios penitenciarios gendarmes», sin duda, instala un debate necesario, justo y de carácter urgente para el gobierno, de lo contrario, corremos el riesgo de seguir permeando el desastre de las cárceles en Chile, además de propiciar el descontrol de las masas internas y la precarización total de Gendarmería para estos efectos. Probablemente Gendarmería de Chile clama indeciblemente por ayuda estatal, una que hasta ahora parece no ser suficiente.