Benito Baranda: “O nos quedamos con la Constitución del 80 o nos quedamos con la de 2022”
Tras múltiples actividades de campaña, el exconvencional Benito Baranda concedió algunos minutos para referirse al actual clima del país de cara a la trascendental decisión que se adoptará en el Plebiscito del 4 de septiembre.
Para empezar, y a modo de contexto, el exdirector del Hogar de Cristo aludió al nivel de temor que se ha instalado alrededor del proceso constitucional. “Quienes hemos estudiado sicología, sabemos que el miedo lleva a que las personas se defiendan, que tengan reacciones de defensa, y si uno le mete mucho miedo, le genera mucha inseguridad, la gente tiende a inhibirse de expresar su opinión y de poder aprobar una transformación. Aquí, pintan un escenario futuro que no es el que realmente existe. Entonces, ese miedo genera en el mundo político la imposibilidad de discutir razonable y racionalmente acerca de, por ejemplo, las normas constitucionales en el mérito de cada una de ellas, los efectos que tendrán en la vida de las personas y cómo va a cambiar la fisonomía del país. Necesitamos avanzar en una mayor descentralización, profundizar la democracia, de lo contrario esta va a languidecer, como ya venía ocurriendo antes”.
Cinco razones para votar Apruebo
[caption id="attachment_769897" align="aligncenter" width="900"] El exconvencional Benito Baranda, junto a pobladores de distintas partes de la capital. Foto: Agencia Uno[/caption]
Entrando en tierra derecha, Baranda dio a conocer sus argumentos para aprobar la propuesta constitucional. “Hay cinco razones demasiado contundentes, profundas y potentes. Primero, el hecho de que en el primer artículo, con sus tres incisos, define todo el texto constitucional y nos declaramos ahí como un Estado social y democrático de derecho, plurinacional, intercultural, regional y ecológico, además como una república solidaria, y en que el mandato más importante para el Estado es que garantice los derechos fundamentales de las personas. Esto queda plasmado con mucha fuerza en el capítulo dos, donde hay derechos de nueva generación que son muy oportunos para el Chile de hoy. Lo segundo, el Estado regional: el país no aguanta más un Estado unitario que es al final un pulpo en que Santiago se consume todos los recursos de Chile”.
“Lo tercero, los derechos de la naturaleza. Chile es uno de los países en que primero se consumen los recursos naturales de un año ya en el mes de mayo, mientras que el mundo se los consume en julio. Los derechos de la naturaleza apuntan directamente al corazón de lo que estamos viviendo ahora, que ya no es una crisis climática, sino una emergencia climática. Esto también contempla el tremendo problema que tenemos con la propiedad del agua, es como si alguien fuera propietario del aire, ¡es insólito! El agua debiera ser inapropiable, no se debería poder comercializar nunca. En cuarto lugar, se reorganiza el sistema de justicia, muchas personas han criticado esto. Se organizan los tribunales, se ha dicho que van a existir distintos sistemas de justicia, bueno, si actualmente Chile ya tiene dos sistemas, uno para los que pueden pagar y otro para los que no pueden hacerlo. Lo dijo la propia capellana de la cárcel de mujeres cuando vino el Papa “en Chile se encarcela la pobreza”. Por otra parte, tenemos la justicia militar. Entonces, reorganizamos los tribunales y sacamos esa tarea que hoy tienen jueces de nombrar a otros jueces y que perturba la acción judicial, y lo pasamos a un consejo que administrará, verá la carrera de los jueces, y estos se dedicarán a impartir justicia. Además, se creará la justicia vecinal y se permitirá a los pueblos que, en delitos de menor cuantía, puedan también tener este tipo de atribuciones las autoridades ancestrales, como ocurre hoy en Rapa Nui, y esto lo va a regular la ley, como sucede en Canadá”.
Baranda prosigue en su argumentación: “Se profundiza la democracia. Nunca habíamos tenido un capítulo de democracia directamente en la Constitución. Vean el capítulo cuatro, que es una innovación tremenda, al igual que él hace alusión al buen gobierno. En definitiva, la democracia participativa pasa también a ser el corazón de este texto constitucional. Para que la política y, especialmente, quienes trabajan puedan ser más legítimos en su actuar, necesitan mayor participación ciudadana, y los que creemos en la democracia, consideramos que el valor de ese servicio público que ellas y ellos prestan es tan alto que requerimos participar activamente para validar esas acciones”.
Consultado por las eventuales vías para reformas algunos aspectos del texto propuesto, y a sabiendas de que no es partidario de un comité de expertos, Benito Baranda sostuvo “yo no inventaría ningún otro mecanismo. La misma Constitución, en la primera parte del capítulo once, habla de cómo reformar”. Y añadió “todas las constituciones son reformables. La del ´80 costaba un poco más porque necesitaba quórums supra mayoritarios y no había participación ciudadana. Ahora podemos hacerlo con los 4/7 más esa misma participación y eso es una buena señal. Hay gente que dice que tiene candados, ¿qué candado es el que se considere a la ciudadanía? Yo no creo que eso sea un candado, al contrario, es una llave que abre a una democracia en que las personas sienten que las reformas van de acuerdo con el sentir ciudadano. Entonces, yo digo que este próximo domingo tenemos dos opciones: o nos quedamos con la Constitución del 80 o nos quedamos con la del 2022, y si hay alguien dice 'reformemos la del ‘22', bueno, ahí están los mecanismos. No nos inventen una comisión de expertos ni nada, respetemos el texto. Ahora bien, siendo yo un demócrata, me parece perfecto que se puedan generar cambios, estoy abierto totalmente a eso”.
El aborto y la historia de su hija Magdalena
Respecto a un tema que pudo ser controversial en el fuero interno, como fue la aprobación del aborto como derecho en el nuevo texto dada su calidad de conocido católico practicante, el exdirector del Hogar de Cristo dividió su respuesta para comenzar con el aspecto técnico, para luego relatar un capítulo familiar.
[caption id="attachment_769901" align="aligncenter" width="2560"] Los convencionales Roberto Celedón y Benito Baranda. Foto Agencia Uno[/caption]
“Mi posición frente a eso, al igual que Roberto Celedón, fue y es que es mucho mejor que sea de discusión parlamentaria directa y no que estuviera dentro de la Constitución. Por supuesto, un grupo grande de mujeres que estaba conforme con esto, que es como se consagra internacionalmente, dijeron que era parte constitutiva de esos derechos y yo respeto eso, pero solo por ese punto me abstuve, no por el resto de los derechos. Ahora, ¿qué dice mi corazón de creyente? Primero, que tengo que respetar la democracia y esto fue una decisión democrática. Segundo, esto es un derecho, no una obligación, no es que yo tenga que abortar, nadie me está obligando, yo puedo o no hacer uso de ese derecho, y si ustedes leen dentro del artículo 61, se habla del embarazo, del parto de una vida sexual sin violencia, es decir, son muchos otros derechos y este es uno de ellos”.
“Y tercero, el inciso tres dice que la ley lo va a regular. ¿Y cómo lo va regular? Al igual como lo hizo con las tres causales, que no exceda, seguramente las 12 ó 14 semanas. Y cuando se dice que va a ser ilimitado, no, no puede serlo porque el umbral que se utiliza generalmente son las 24 semanas, después ya hay parto y si ese ser humano muere o lo matan, ya se declara un infanticidio”, indica.
En torno al caso humano que experimentó en su familia, Benito Baranda relató: “Piensen ustedes que con mi mujer adoptamos nuestros hijos y en el caso de nuestra última hija, Magdalena, que tiene 22 años, su madre (leímos su ficha, no la conocemos), era una adolescente que vivía en la calle, consumía drogas y supo tardíamente que estaba embarazada, y así y todo decidió no abortar, pudiendo haberlo hecho tomando remedios, en fin. Además, tuvo rubeola sin darse cuenta y eso le afectó a Magdalena, que tiene discapacidad. Entonces, nosotros toda la vida le vamos a agradecer a esa mamá que no hubiera abortado porque luego la pudimos adoptar, y hoy es parte de nuestra vida familiar. Pero, me pregunto, ¿quién soy yo para juzgar si ella hubiera abortado en un momento muy malo de existencia? Yo no tengo el derecho de juzgarlo, además no soy mujer”.
El caso de Felipe Berríos
Consultado por las denuncias por abuso sexual que se han presentado en contra del sacerdote Felipe Berríos, Baranda, quien trabajó mano a mano con él en distintas instancias en la comunidad jesuita, confesó que “por supuesto que todo esto me duele, me duele por las personas que están involucradas como víctimas y me duele también por él…es doloroso".
"Pero es parte de las cosas que nos acostumbramos un poco a que vayan apareciendo y que debemos enfrentar. Yo conozco el caso de uno de los sacerdotes que fue acusado de abusos en un hogar de menores hace muchos años atrás, y que después fue absuelto y volvió al sacerdocio. Entonces, yo creo que hay que esperar con tranquilidad el final de este camino”, añadió.
“Mi sueño más grande…”
Finalmente, y ante la pregunta de cuál sería su sueño para el futuro del país, Benito Baranda reflexionó lo siguiente: "Bueno, el sueño más grande que me ha movilizado y que ha movilizado a mi esposa (la también sicóloga Lorena Cornejo) en el estudio y en los trabajos que hemos realizado, como hemos tratado de vivir, es que tengamos un país donde impere la justicia y el amor, que podamos tratarnos dignamente, que tratemos también de que las personas podamos recibir equitativamente esos derechos que han sido denegados por tanto tiempo”.
“Hace unos días asistí, en el sector El Roble de La Pintana, a una batucada de jóvenes, y miraba atentamente a cada uno de ellos e imaginaba sus historias de vida, muy distintas a la mía. Yo no me crie en La Pintana, me crie en Las Condes, me eduqué en un colegio particular, fui deportista, estudié sicología en la Universidad Católica, después fui a hacer un magister en Italia y un doctorado en España…entonces, los miraba y pensaba en sus vidas…”, terminó diciendo el exconvencional en referencia a lo que sueña para Chile: equidad.
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