Pablo Ortúzar: “Con el gobierno de Piñera se termina hundiendo casi toda la centroderecha"
"Piñera arrasó políticamente con todo. Esterilizó ideológicamente a la centroderecha, reventó el recambio generacional", sostiene Pablo Ortúzar Madrid. El antropólogo y analista político es duro para criticar a la derecha, sobre la cual asegura que está inmersa en un "vacío ideológico y político" y que "requiere hace décadas una renovación".
La victoria de casi 12 puntos de Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) sobre José Antonio Kast (Frente Social Cristiano) significó un golpe para el sector, sobre todo luego de que durante las semanas anteriores se vaticinaba una supuesta elección reñida. La realidad fue distinta.
Con los resultados en la mano, la alianza electoral con el Partido Republicano generó tensión. A los pocos días de la elección la secretaria general de Evópoli, Luz Poblete, admitió que muchos militantes renunciaron del proyecto liberal tras el apoyo a un ultraconservador como José Antonio Kast.
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Por el lado de Renovación Nacional, el pacto con el Partido Republicano también significó un punto de conflicto, sobre todo después de que no generara dividendos. Su exabanderado presidencial, Mario Desbordes, reveló que está analizando dejar la colectividad y cuestionó abiertamente al timonel Francisco Chahuán.
En este escenario, en conversación con El Desconcierto, Ortúzar sostiene que las rencillas dentro de la derecha son "toscas, como una pelea de gallos". Además, afirma que en el sector "las tesis políticas que predominan, siguen siendo las de Jaime Guzmán" y que "no se ha logrado siquiera generar una conversación inteligente o profunda sobre ellas"
-¿Cuánto le va a costar a la centroderecha la alianza con el Partido Republicano? Lo pregunto por críticas como las de Ignacio Briones, por ejemplo.
El apoyo de la centroderecha a José Antonio Kast es parte de una tragedia política mayor: con el gobierno de Piñera se termina hundiendo casi toda la centroderecha. Se produce un vacío político e ideológico brutal, porque el segundo Piñera hace campaña con ideas de la “derecha social”, pero luego gobierna con el Chicago-gremialismo. Y al final entierra todo. Eso deja el camino despejado a Kast, que moderando los excesos absurdos de su programa de primera vuelta, ya logra captar todo el voto de derecha en la segunda, incluyendo muchos liberales preocupados por la brutal concentración de poder que supone que el Ejecutivo y la Convención estén dominados por las mismas manos. Los liberales que no cruzaron el charco, como Briones, fueron muy aplaudidos por las élites de izquierda, pero está por verse si los temores de los otros liberales, como Felipe Schwember -que coordinó ideológicamente la campaña de Briones de primarias y luego llamó a votar por Kast- estaban o no bien fundados.
-Por otro lado, Mario Desbordes sostuvo que RN “está yéndose a un rumbo que a mí no me identifica para nada”, advirtiendo sobre su posible salida del partido. ¿Cómo sería el impacto de la marginación de una figura como él?
Mejor hablar sobre hechos consumados. Estas épocas de reajustes y pasadas de cuentas, siempre vienen con todo tipo de amenazas que mueren con el verano.
-Esta fragmentación de la derecha parece repetir un mal que se le atribuyó siempre a la izquierda: la división. ¿Podríamos ver en la derecha un fenómeno homologable?
La derecha chilena es famosa por sus reyertas caudillescas. Muy unida nunca ha sido. Mientras más oligárquica, más desordenada, de hecho. Por lo que hoy está, en ese sentido, en un relativamente buen momento. El fenómeno de la izquierda es distinto, pues la tendencia facciosa suele venir de la disputa de su intelectualidad burguesa entre distintas tesis políticas. También hay caudillismos, claro, pero siempre revestidos, al menos, de esa pátina reflexiva. Eso hace más odiosos sus quiebres, porque vienen con anatemas y excomuniones. Lo de la derecha es más tosco, como una pelea de gallos.
-¿Cuánto daño hizo la figura del Presidente Sebastián Piñera en la derrota electoral de Chile Vamos en las presidenciales?
El daño es previo. Como dije antes, Piñera arrasó políticamente con todo. Esterilizó ideológicamente a la centroderecha, reventó el recambio generacional, llevó a los espadachines del empresariado más ortodoxo al poder y con ello pisó a fondo el acelerador de la lucha de clases. En vez de sacarle rendimiento al orden republicano, como prometía, lo hizo volar por los aires. No quedó piedra sobre piedra. Todo lo cual contrasta con sus constantes logros técnicos: mineros, reconstrucción y vacunación. Es un personaje desconcertante. Y no estoy llamando a convertirlo en chivo expiatorio, es un espejo de todas las virtudes y defectos más comunes del sector. Y, como concluye Apu sobre Homero (personajes de "Los Simpson"), ahí va el mejor liderazgo que la centroderecha tuvo en el siglo XX. El que los llevó dos veces al poder con porcentajes de votos que dicho sector nunca alcanzó previamente.
-Entonces, ¿dónde podrían estar las responsabilidades del fracaso en primera vuelta?
(Sebastián) Sichel se desfonda porque la izquierda se coordina para reventarlo -ya que tenía un mejor perfil de segunda vuelta- y lo logran. No aguanta la presión con el tema del lobby, ideológicamente no ofrece nada distinto a Piñera, y además se muestra nervioso y agresivo en los debates. Por último, se aísla por completo de los partidos y termina insultando a los sectores conservadores y cristianos que lo apoyaban, tratando de levantar voto progresista en base a descalificarlos.
-¿Requiere el sector una reorganización de sus fuerzas políticas después de la derrota? ¿O existe una sobrerreacción en base al resultado electoral?
Hay mucha confusión y mucha herida abierta. La derecha requiere hace décadas una renovación política e ideológica. Pero cuando fueron oposición se los comió la mediocridad cómoda de “defender la obra” de la dictadura. Y después fueron gobierno o estuvieron campañando como locos para serlo. No se puede gobernar y pensar al mismo tiempo, entonces el vacío que se fue produciendo es profundo y, a ratos, desolador.
-Pero, a pesar de la derrota holgada en las presidenciales, la centroderecha y la derecha crecen en el Congreso. ¿Cómo se podría explicar este fenómeno?
La izquierda últimamente moraliza todo. Pero yo creo que hay un temor fundado en el electorado respecto al crecimiento de una izquierda económicamente irresponsable, indiferente frente a la violencia humana y políticamente voraz. Y que ve una Convención Constitucional que quedó en extremo desbalanceada por razones contingentes, y busca algún balance.
"La derecha deberá decidir si se compromete con un Estado social"
-¿Hay en la derecha y centroderecha chilena un proyecto político que dialogue con un espíritu de transformaciones? ¿O es más bien la lucha por mantener el status quo?
Esa es la pelea de fondo que viene. La derecha deberá decidir si se compromete, y en qué términos, con el proyecto básico de un Estado social. O si se la juega por el naufragio total de la izquierda y la restauración. Como dije, influirá mucho el carácter que asuma el gobierno del presidente Boric, así como la Convención, para ver qué tesis predomina.
-¿Ve a la llamada “derecha social” como una alternativa en ese sentido de cambios?
Si entendemos la derecha social como una derecha comprometida con la gramática política del Estado social, cuyo fin sería intentar avanzar en consolidar a los sectores medios, pero que choca con el estatismo homogeneizante y laicicista de la izquierda, claro que es una alternativa a la derecha Chicago-Gremialista y su subsidiariedad negativa.
-Francisco Chahuán mencionó como líderes del sector a Diego Schalper, María José Hoffmann y Javier Macaya. ¿Reconoce liderazgos con proyección en esas figuras específicas?
Nadie puede designar liderazgos en democracia. Y menos designarse designador de liderazgos. Lo que hace Chahuán parece sacado de una película muy divertida que vi hace poco, llamada “La muerte de Stalin”.
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-¿Hay un vacío de líderes en la centroderecha?
Hay un vacío ideológico y político. Las tesis políticas que predominan siguen siendo las de Jaime Guzmán. No se ha logrado siquiera generar una conversación inteligente o profunda sobre ellas. Algunos creen que por haber sido menores de edad el 88 y colgarle un arcoíris encima a esas mismas ideas, ya para qué más renovación y liberalismo. Es una cosa muy frívola. Pero asumo que se abrirá el espacio para conversar más en serio. Es una de las pocas consecuencias positivas que uno puede imaginar del Apocalipsis político piñerista.
-Por otro lado, ¿hay espacio para que José Antonio Kast se consolide como líder de la derecha?
Sí. Digamos que ya es el líder de la reacción y la restauración. Y consiguió que casi todo el capital electoral de la derecha votara por él en segunda vuelta. Luego, su crecimiento depende principalmente de lo que haga la izquierda. Tal como señaló Ricardo Lagos, son los excesos de la izquierda los que alimentan y hacen crecer la plataforma de Kast. Si la izquierda sólo moraliza los apoyos a esa opción y no intenta entenderlos, van a pasarse condenando al infierno a un porcentaje importante de la población, sin entender lo que hay detrás.
-¿Cuál cree que será su rol de aquí en adelante? ¿Se levantará como símbolo del rechazo en el plebiscito de salida?
Es el paso siguiente obvio. La Convención no ha sido siquiera capaz de disimular lo dominada que está por la izquierda. El eje de sus discusiones ha sido una disputa entre izquierda e izquierda extrema. Y sus voceros no son capaces de abrir la boca sin hacer comentarios facciosos. Es el costo del déficit de políticos reales ahí adentro. Habrá que ver si el texto que sale finalmente resulta igual de cargado hacia un lado. Pero, en la medida en que eso parece muy probable, es lógico que Kast esté trabajando desde ya en la campaña del “rechazo”.