Los proyectos hidroeléctricos que se siguen aprobando en conflicto con comunidades locales

Los proyectos hidroeléctricos que se siguen aprobando en conflicto con comunidades locales

Por: Luciano Badal | 22.06.2021
A pesar de ser considerada una fuente de energía renovable, la magnitud de las obras proyectadas y el impacto para los ecosistemas fluviales y el ciclo hidrológico mantienen a comunidades en conflicto con nuevos proyectos hidroeléctricos, como la central El Rincón en el río Truful Truful, en Melipeuco, o la central de Rucalhue, a instalarse cerca de las comunas de Quilaco y Santa Bárbara.

La falta o desestimación de consultas y observaciones ciudadanas o la afectación al lecho de los ríos, la actividad turística y el patrimonio cultural de pueblos indígenas son algunas de las críticas por las que distintas comunidades se oponen a proyectos hidroeléctricos que se están instalando en Chile. Está estudiado además el impacto que puede tener la fragmentación de los ríos a partir de estos proyectos.

El proyecto más reciente en ser aprobado es la central El Rincón, planificada para instalarse en el río Truful Truful en Melipeuco. El proyecto fue rechazado unánimemente por la Comisión de Medio Ambiente regional de la Araucanía en el 2018, por considerarlo un proyecto ambientalmente desfavorable. Pero el 10 de junio, una resolución del Consejo de Ministros aprobó el proyecto, despertando la alerta de la ciudadanía, que ahora prepara un recurso de reclamación ante el Tribunal Ambiental

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Según argumentaba el informe de la comisión, el proyecto se rechazaba porque cometía errores al evaluar su impacto en los ecosistemas, así como en la cultura y formas de vida de las comunidades mapuche que viven en las cercanías, para quienes el río Truful Truful es un lugar sagrado y lugar de recolección de plantas medicinales.

Otra hidroeléctrica para el Biobío

Una de las críticas que se suele hacer al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) es que no contempla los impactos sinérgicos que distintas actividades pueden tener en un mismo sector. También se señala la falta de visión ecosistémica que no permite, entre otras cosas, evaluar una cuenca en su integridad.

Ambas falencias han originado protestas contra un nuevo proyecto hidroeléctrico que se está construyendo en el ya intervenido río Biobío. Se trata de Rucalhue; una central de pasada con embalse (lo cual supone una amenaza mayor al medio ambiente), a instalarse cerca de las comunas de Quilaco y Santa Bárbara. Se ubicaría aguas abajo de las centrales Ralco, Pangue y Angostura.

Vecinos y vecinas del sector, incluidas familias que están en el área de inundación del embalse, denuncian haberse enterado del proyecto al ver que comenzaba a construirse. Otra de las polémicas asociadas a este proyecto tiene que ver con las ofertas de dinero, celulares y otros beneficios que recibieron personas de la zona, a cambio de pedirles que estén a favor del proyecto. Jóvenes del sector se encuentran en toma, acampando en el acceso a donde se instalaría la hidroeléctrica, en protesta.

Cabe recordar que, en el 2004, en el marco de un litigio internacional por la construcción de la hidroeléctrica Ralco en el Biobío, el Estado de Chile firmó un compromiso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), comprometiéndose a “acordar mecanismos vinculantes para todos los órganos del Estado, que aseguren la no instalación de futuros megaproyectos, particularmente hidroeléctricos, en tierras indígenas del alto Biobío”.

Hidroeléctricas y acceso al agua

Otro proyecto cuyo caso ha llegado incluso hasta la Corte Suprema, es el que mantienen comunidades de Puerto Guadal con la construcción de una central hidroeléctrica en las cascadas del río Los Maquis. El proyecto fue habilitado para construirse sin ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), dado que se emplaza en la huella de una instalación previa que abastecía a la Mina Escondida.

Para las y los reclamantes, el hecho de que el proyecto se emplace en una Zona de Interés Turístico (ZOIT), hace obligatorio que se someta al SEIA a través de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), abriendo un proceso de participación ciudadana. Por la concentración de derechos de agua en manos de la empresa titular, Edelaysén, la DGA informó que no es posible acceder a caudales del río para abastecer al sector alto de Puerto Guadal, ni para ampliar la Asociación de Agua Potable Rural (APR) local.

Tal vez el proyecto hidroeléctrico más emblemático es Alto Maipo, el proyecto de Aes Gener que ya está en su fase final de construcción en el Cajón del Maipo. El proyecto pretende entubar aguas de distintas cuencas del cajón del Maipo, para conducirlas a través de túneles de 70 kilómetros de extensión hacia dos centrales de pasada. Según comunidades y organizaciones ambientales, el proyecto amenaza la provisión de agua para todo Santiago.

La construcción de hidroeléctricas se da en un contexto de escasez hídrica que afecta diversas zonas del país, y que ha impactado negativamente en la producción de las centrales hídricas. En el Congreso, se debate un proyecto de ley que limita la generación hidroeléctrica cuando afecte el abastecimiento de agua para otros usos, y cuando se emplacen en territorios declarados bajo decreto de escasez hídrica.

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