Líderes ambientales son parte de innovador programa de formación para defender el río Queuco
Poner en valor el patrimonio natural y cultural del río Queuco ubicado en la región del Biobío a través de una formación integral que incluye ciencia comunitaria, cosmovisión Mapuche-Pehuenche, deporte y articulación, fue el principal objetivo del “Programa de Liderazgo Ambiental para Protectores del río Queuco”.
La iniciativa que se realizó en marzo fue impulsada por el Colectivo Femenino Malen Leubü, en colaboración con Bestias del Sur Salvaje y la ONG Ríos to Rivers, y apoyada por Patagonia, la marca de ropa outdoor, y buscó hacer frente a la amenaza que significa el desarrollo del proyecto de la carretera hídrica en la zona.
El foco de este gran proyecto es captar, almacenar y transportar agua desde el sur de nuestro país, hacia la región de Atacama, destinándola a distintos usos como la agroexportación, minería y otros. El objetivo es el desarrollo de la agroindustria que permita que Chile se transforme en una potencia exportadora en el sector. Sin embargo, esto impactaría de gran forma al río Queuco y a las comunidades en su cuenca.
¿La respuesta ante este inminente riesgo? Este programa dirigido a jóvenes, guías de turismo, deportistas y habitantes de comunidades Mapuche-Pehuenche que participan en organizaciones emergentes preocupadas por la protección de los territorios. La formación entregó herramientas y habilidades para enfrentar de forma efectiva y colectiva desafíos frente a problemáticas socioambientales como la actual.
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El gran valor y aporte del programa fue su apuesta por lo colaborativo y multidisciplinario, “hay muchos enfoques dentro de una misma mirada que es la conservación de las aguas del río Queuco” dice Hernán García, Encargado de Vinculación Académica del programa y quien forma parte de Bestias del Sur Salvaje. De esta manera, la formación incluyó talleres, charlas, actividades deportivas como trekking y descenso en balsa y kayaks y la participación de las comunidades del territorio y de la academia, vinculando proyectos de tesis y prácticas de distintas universidades y disciplinas.
A la fecha, 60 organizaciones en Chile han recibido el apoyo de Patagonia para desarrollar proyectos socioambientales cuyo objetivo es empoderar a quienes están trabajando en la defensa del territorio. Este es uno de ellos y tiene una cabida especial en la marca outdoor: “Resulta particularmente importante ya que surge de la inquietud de jóvenes mujeres que buscan proteger uno de los grandes ríos de la zona centro de nuestro país. Son mujeres que han sido testigos de la depredación de los ecosistemas en la zona y que han decidido tomar cartas en el asunto” dice Cristóbal Soto, Coordinador de Grants de Patagonia Chile.
El involucramiento como esencia
El programa estuvo dividido en dos etapas: una formativa que incluyó integración territorial, y una expedición, y cuya base fue la metodología EACI, que significa empoderar, articular, comunicar e inspirar. Sobre esto, cuenta García: “tiene que ver con la convocatoria que hacemos de tener un sentido de pertenencia con nuestras aguas, con nuestros territorios y entender que el río me pertenece. Se busca articular a organizaciones de la misma cuenca y de otros territorios para que podamos levantar en conjunto estrategias”.
Asimismo, la comunicación en este programa fue primordial, tal como explica García, porque es importante “entender los usos del agua y la cosmovisión asociada de las mismas voces de las personas de los territorios. Creo que resulta fundamental que la sociedad comprenda por qué estamos haciendo este proyecto en un territorio como Alto Biobío”.
En esta misma línea, se realizó una visita a la comunidad El Barco que fue relocalizada durante la construcción de la represa Ralco para “mostrar el impacto ambiental y cultural que las represas generaron en la parte alta del Biobío y que puedan conocer también cómo es el proceso de vida de una comunidad relocalizada” explica Fernanda Castro, Directora del programa y Presidenta del Colectivo Femenino Malen Leubü. Bajo su perspectiva, y a través de la economía circular, la participación de jóvenes, lonkos y la organización, esta comunidad busca la autonomía de forma diferente.
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Desde la marca, valoran precisamente este programa y su mirada, por eso Soto dice que “debemos abrazar nuestras raíces, es la única forma de poder lograr un desarrollo integral a nivel social. Si miras con atención la cosmovisión Pehuenche no busca nada distinto a lo que buscamos cada uno de nosotros: un equilibrio entre la vida del hombre y la naturaleza, en armonía, y nos permita seguir disfrutando hacia el futuro”.
Otro de los contenidos innovadores que tuvo el programa fue la realización de un taller de ciencia comunitaria en el que se entregaron herramientas para realizar un monitoreo efectivo y accesible de la calidad del agua que ayude a futuro a detectar problemas de contaminación o cambios propios de la influencia del desarrollo humano o el entorno. Además, esto permite la democratización en la gestión de las aguas a través de la participación ciudadana, fortaleciendo el tejido socioambiental de la zona.
Frutos del programa
La formación se realizó de forma presencial en Alto Biobío con todas las medidas sanitarias correspondientes. Se espera que luego de esta instancia exista una articulación local y se desarrolle, de forma posterior, una campaña a nivel nacional por la defensa del río Queuco.
Al mismo tiempo, se quiere levantar una propuesta de gobernanza distinta, ya que “los modelos han fallado porque no han sabido recoger los planteamientos y las visiones y poder hacer confluir esas visiones con los habitantes que viven en ese espacio” expresa García. Para ello, se levantará un diagnóstico y propuesta de ordenamiento territorial basada en la conservación del patrimonio natural y cultural de la zona, que incluya la cosmovisión Mapuche-Pehuenche y su forma de relacionarse con el agua más allá de su concepción como recurso.
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