Un violento fin de semana es el que vivió Estados Unidos, y particularmente Washington, luego de que las protestas por la muerte de George Floyd, el ciudadano afroamericano que falleció tras ser asfixiado con la rodilla por un policía de dicho país, se tornaran cada vez más masivas y caóticas.

Esto porque, si bien hay minutos de silencio, y toda clase de demostraciones pacíficas, lo que se ha tomado los titulares de los noticieros a nivel mundial es el elevado grado de violencia, que ha resultado en la quema de edificios y automóviles, además de saqueos en ciertos puntos, y diversos enfrentamientos con la policía.

En este contexto, y mientras los manifestantes intentaban acercarse a la Casa Blanca el pasado viernes, el presidente Donald Trump fue ingresado por un breve lapso de aproximadamente una hora a un búnker del palacio, mientras los manifestantes forcejeaban con los agentes del Servicio Secreto para retirar las barreras metálicas instaladas frente a la reja que rodea a la emblemática residencia.

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Cabe recordar además, que la Casa Blanca cuenta con francotiradores en su azotea, por lo que de romperse el cerco, la situación podría tornarse mucho más peligrosa y redundar en más muertes.

En tanto, este sábado y domingo las protestas han continuado con hogueras frente a la Casa Blanca e incendios en otros puntos de Washington, además de muchas otras ciudades a lo largo del país. Esto luego, de que el domingo fuera decretado un toque de queda en la capital estadounidense y en otras cuarenta localidades, lo que no sirvió de mucho para aplacar las manifestaciones.

Trump por su parte, además de decretar esta medida, ha comenzado una estrategia confrontacional con quienes protestan, culpando de los disturbios a la "extrema izquierda", y promoviendo específicamente la inclusión de los movimientos antifascistas en la lista de grupos terroristas.