Encuentros Australes: un faro del cine chileno que mira hacia el futuro desde el sur
En el mapa del cine latinoamericano, el Festival Internacional de Cine de Valdivia no sólo es una vitrina de descubrimientos autorales, sino también un espacio que ha sabido pensar y construir industria desde el sur, mucho antes de que la palabra “industria” se instalara con fuerza en el campo audiovisual chileno. Su actual área, Encuentros Australes, encarna esa vocación: acompañar la creación desde sus cimientos, tender puentes entre lo artístico y lo político, y abrir un horizonte que mira al sur como territorio fértil para la imaginación cinematográfica.
La historia comenzó en el año 2001, cuando FICValdivia se convirtió en el primer festival del país en diseñar un espacio de industria a través de las Mesas de Negocios de Corfo, donde cineastas, distribuidores y agentes internacionales se reunían para impulsar proyectos emergentes. Durante cinco años, este modelo se transformó en una plataforma clave para cineastas que más tarde serían fundamentales en la renovación del cine chileno. Circularon obras como “Ilusiones ópticas”, de Cristián Jiménez; “Navidad”, de Sebastián Lelio; “El verano de los peces voladores”, de Marcela Said; “Huacho”, de Alejandro Fernández Almendras; “Turistas”, de Alicia Scherson; “El cielo, la tierra y la lluvia”, de José Luis Torres Leiva y “La Nana”, de Sebastián Silva, entre otras.
En un contexto donde aún no existía CinemaChile, esas mesas funcionaron como un primer canal de internacionalización colectiva. En 2008 el festival distribuyó su catálogo en Cannes, marcando un precedente para la promoción del cine chileno en mercados globales.
“Partimos adaptándonos a los modelos de industria que proponía el Estado”, recuerda Tehani Staiger, directora de Encuentros Australes; “pero hoy, después de todo este recorrido, podemos diseñar nuestras propias formas de apoyo al sector. Ya no se trata sólo de producir más, sino de producir mejor, con miradas diversas, libres y coherentes con el territorio donde se crean esas películas. Nosotros no nos vemos como un evento privado que toma sus propias decisiones sobre lo que hace con otros privados. Nos vemos como un colaborador de la política pública, y eso significa hacer un recorrido paralelo a la política pública, de colaboración, de codiseño”.
Un segundo momento decisivo llegó con Australab, un programa que operó por cinco años y que ya no se centró sólo en la producción, sino en toda la cadena de valor del cine. Sus asesorías —con figuras como Lucrecia Martel y Mariano Llinás— instalaron un estándar inédito de acompañamiento creativo en el país, influyendo directamente en la formación de una generación de cineastas y productores.
En 2018 surgió Cine Chileno del Futuro, espacio que profundizó el trabajo creativo con asesorías extendidas para proyectos en desarrollo y finalización. De este programa nacieron películas aclamadas como “Nunca Subí el Provincia”, de Ignacio Agüero (estrenada en FIDMarseille 2019), “Lina de Lima”, de María Paz González (Selección Toronto 2020) y “Nona. Si me mojan, yo los quemo”, de Camila José Donoso (Rotterdam 2020). Estas obras consolidaron el impacto del área en la internacionalización del cine chileno.
La consolidación de un modelo integral
En 2022 nació Encuentros Australes, que amplió el enfoque. Ya no se trata sólo de impulsar proyectos, sino de construir procesos largos de acompañamiento, con asesorías que comienzan dos meses antes del festival y continúan hasta ocho meses después. Este modelo permite trabajar en guion, montaje, distribución e internacionalización con profundidad y continuidad.
En 2024, el programa dio un nuevo salto y articuló cinco líneas de acción: Cine Chileno del Futuro, asesorías especializadas para proyectos en desarrollo y postproducción; Voces Industria, debates y reflexión sobre modelos de producción, política pública y tensiones del campo audiovisual contemporáneo; Simbiosis Inmersiva Lab, cruces entre cine y ciencias para nuevas narrativas; Aula, un espacio formativo dirigido a estudiantes de cine de todo el país y ¡Match! Profesional, una instancia que busca descentralizar la oferta de servicios audiovisuales y producir colaboraciones inter-regionales.
“Lo que articula todos los componentes de Encuentros Australes es la mirada integral sobre el desarrollo de la industria y sus proyectos”, explica la directora del espacio, Tehani Staiger. “Para nosotros, no se trata solo de ofrecer asesorías para que se produzcan más películas, sino de aportar en las distintas etapas de la cadena de valor y en los diversos ámbitos donde la industria se desarrolla. Para eso, trabajamos en el acompañamiento de los procesos creativos y en paralelo producimos espacios para la reflexión crítica sobre los temas centrales de nuestro sector y de todo el ecosistema audiovisual. Eso nos permite, colaborar en la creación de nuevas obras pero además incidir en los espacios que recibirán esas obras, las salas, los públicos, la circulación, la difusión y la política pública”, sostiene Staiger.
Entre los proyectos exitosos que han pasado por Encuentros Australes están “Mis hermanos sueñan despiertos”, de Claudia Huaiquimilla; “El que baila pasa”, de Carlos Araya; “Los años salvajes”, de Andrés Nazarala y las aún no estrenadas “Viajero inmóvil”, de Fernando Lavanderos y Sebastián Pereira, y “Papito corazón”, de Tana Gilbert.
Martín Rejtman: “Conecta a cineastas experimentados con quienes recién comienzan”
La última edición de CChF, realizada entre el 13 y el 19 de octubre, reunió a doce proyectos nacionales de ficción y no ficción en distintas etapas de desarrollo y finalización. Durante varios meses, los equipos recibieron asesorías personalizadas con destacados cineastas, productores y especialistas nacionales e internacionales, centradas en guion, montaje e internacionalización.
Entre los participantes se incluyeron obras que abordan desde la memoria familiar y los territorios hasta la identidad y los cruces entre arte y ciencia. Las asesorías contaron con la participación de Affonso Uchoa, Alexandra Cuesta, Diego Mondaca, Juliana Antunes, Alicia Scherson, José Luis Torres Leiva, Pepa San Martín, Martín Rejtman, Marcela Santibáñez e Isabel Ivars, junto a talleres de internacionalización y mentorías en guion y montaje con Tanya Valette, Alejandra Moffat, Celina Murga y Andrea Chignoli, consolidando una red de colaboración iberoamericana al servicio del cine chileno contemporáneo.
Martín Rejtman, uno de los asesores de CChF, destaca la relevancia del espacio para los cineastas emergentes: “Esta instancia valida los proyectos y les permite acceder a fondos y oportunidades internacionales. Además, Encuentros Australes conecta a cineastas experimentados con quienes recién comienzan, generando un espacio de aprendizaje y colaboración clave para el desarrollo del cine chileno”.
“Regresé de Encuentros Australes muy estimulada por los espacios de diálogo en los que pude participar”, destaca, por su parte, la guionista, productora y realizadora dominicana Tanya Valette. “Al organizar dentro de los Encuentros espacios colectivos de análisis y reflexión, se fomenta la creación de una comunidad diversa, en la que se cruzan generaciones, formas de vernos y de pensarnos que son cada vez más raras en nuestro oficio. El aporte de Encuentros Australes al desarrollo del cine latinoamericano es muy importante, en la medida en que, a partir de la curaduría de los proyectos, apuesta por un cine que se piensa, que toma riesgos, con una impronta autoral con universos y miradas muy particulares”.
La cineasta Camila José Donoso, productora de “Nunca seré policía”, de Carolina Moscoso (reconocida este año con el Premio a la Internacionalización), también tiene palabras de elogio para la instancia. “Tanto para mí, como para la directora Carolina Moscoso y la montajista Valeria Hernández, fue un espacio muy valioso de diálogo creativo, donde compartimos un corte avanzado de nuestra película. Presentar en ese momento del proceso nos permitió poner a prueba ideas que estamos trabajando en el montaje, especialmente en el cruce entre materiales de archivo —desde el estallido social hasta la vida cotidiana de los años noventa de la familia de la directora, en su mayoría policías— y observar cómo resonaban esas capas en otrxs. Fue muy significativo proyectar este corte y, además, trabajar en Valdivia con asesorías creativas y también con orientaciones que nos ayudaron a encaminar la futura distribución y estreno”.
“La experiencia fue profundamente enriquecedora”, comenta en tanto Nicole Costa, cuya película “No Money, No Honey” fue representada por la productora Daniela Camino y la editora Melisa Miranda. “Sentí que el espacio ofreció una plataforma de diálogo genuina entre cineastas, programadores y agentes de la industria, donde más allá del resultado competitivo, se propició una verdadera apertura para reflexionar sobre el cine desde su potencia creativa, ética y política. Pudimos compartir el corte de nuestra película con miradas diversas y recibir retroalimentación sensible y constructiva, algo que nos ayudó a afinar significativamente el montaje”.
Aunque no todos los proyectos que pasan por Encuentros Australes tienen su estreno en el festival, hay casos ejemplares como el de “Matapanki”, cinta que este año fue escogida como Mejor Película Chilena, un año después de su paso por la sección de industria.
“A nosotros nos ayudó muchísimo para cerrar la película, el corte que presentamos aún requería de realizar varios cambios de montaje y los consejos que nos dieron Martín, Marcela y Anette sirvieron de forma directa para poder llegar al anhelado corte final”, destaca el director Diego Fuentes. “Participar en Cine Chileno del Futuro nos impulsó a creer aún más en el proyecto y en la posibilidad de tener un estreno exitoso”.
Otro proyecto que formó parte del espacio –durante dos años consecutivos: primero en Primer Corte; después en Finaliza– es la recientemente estrenada “Ensayos y errores”, película documental de Ignacio Rojas que tuvo su debut oficial en Fidocs. “Nos orientaron mucho hacia donde teníamos que dirigir la película y eso nos ayudó a pensar en el corte final”, recuerda el director.
El enfoque de Encuentros Australes no se agota en la internacionalización. Encuentros Australes reivindica la libertad creativa como un valor político. Su directora lo resume así: “No hay una sola manera de hacer cine. Está súper instalado en nuestro discurso que Estados Unidos, la industria, Hollywood, nos enseñó a mirar cine de una sola forma. Entonces empezamos a hacer cine de acuerdo a ese modelo, pero nos olvidamos de que hay muchas maneras de hacer películas. Y eso es lo que a mí me interesa. Cuando uno es creador, debería hacer cine como le nace. Eso suena súper naif o simple pero no lo es porque para que eso ocurra, ese creador necesita una cantidad importante de apoyo, un modelo de producción que le permita crear así. Y el gran valor de eso es la libertad”.
En tiempos de incertidumbre y transformación, Encuentros Australes reafirma su papel como un faro creativo que acompaña, inspira y reinventa el futuro del cine chileno desde Valdivia hacia el mundo.