
Revertir la deforestación en la Amazonía: Agricultores brasileños revitalizan suelos produciendo cacao y especies nativas
En la Amazonía de Brasil una innovadora iniciativa de agricultores locales está logrando una hazaña: revertir el daño causado por la deforestación. Y es que precisamente en Mamuí, una comunidad ubicada en el sur del estado de Pará, los agricultores están reforestando tierras que habían sido deforestadas con anterioridad.
El proyecto, promovido por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), recurre a sistemas agroforestales que combinan árboles nativos con cultivos comerciales como el açaí o el cacao.
Esta iniciativa es una prueba de que la recuperación de áreas degradadas es posible mientras se generan ingresos superiores a la ganadería tradicional.
El contexto
A principios de los años 2000, en el sur de Pará se registraron índices récord de deforestación. En 2004, la Amazonía perdió 27.700 kilómetros cuadrados de selva, una superficie equivalente a Haití.
Las familias que llegaron a Mamuí continuaron ejecutando el patrón habitual: talar y quemar árboles para sembrar pasto para el ganado. De los 25 kilómetros cuadrados del asentamiento, menos de uno se mantuvo con vegetación nativa.
“Teníamos que talar y levantar una cerca para que el Gobierno entendiese que realmente queríamos vivir aquí”, explica Sadias Pinheiro, agricultor de 72 años.
Recuperando el Amazonas
Para abordar este escenario, la Embrapa implementó un programa que introduce agricultura sustentable en zonas degradadas. La institución ofrece semillas mejoradas, fertilizantes gratuitos y asistencia técnica.
Este modelo propone destinar parte del terreno ganadero a plantar árboles de gran tamaño junto con especies frutales amazónicas que generan ingresos.
“En nuestras charlas, llevamos el tema de la concientización ecológica, algo que era tabú”, indicó en diálogo con la agencia EFE Michelliny Bentes, coordinadora del proyecto.
Resultados del proyecto
Mauricio Batista, agricultor de 53 años, transformó seis hectáreas de tierra árida en cultivos agroforestales. Ahora obtiene mayores ganancias que con la ganadería.
El cacao se vende a 30 reales el kilo (5,6 dólares) y el açaí a 16 reales, mientras que la carne alcanza solo 8 reales por kilo. De esta manera, aunque Batista mantiene su ganado, este ya no es su principal fuente de ingresos.
Gracias a proyectos de este tipo, los manantiales que habían desaparecido volvieron a mostrar indicios de vida. “La tierra estaba toda agrietada en verano con el ganado y ahora eso ha cambiado”, explica Pinheiro sobre sus terrenos.
Es necesario mencionar que la legislación ambiental brasileña obliga a preservar vegetación en márgenes de ríos y manantiales. Esa iniciativa realza su importancia al considerar que el estado de Pará será anfitrión de la cumbre climática COP30 que se realizará entre el 10 al 21 de noviembre.
En este contexto, los sistemas agroforestales de Mamuí representan un modelo local que podría replicarse en otras áreas deforestadas de la Amazonía brasileña.