
El primer arboretum escolar de Aysén: Fundación Reforestemos planta 3.000 árboles nativos en nueva jornada de voluntariado
La 31ª jornada de voluntariado de Fundación Reforestemos en la región de Aysén marcó un nuevo hito en la restauración ecológica de la Patagonia. Con la participación de más de 40 voluntarios provenientes de distintas regiones del país, la iniciativa logró plantar mil lengas en la Reserva Nacional Coyhaique y 2.000 árboles de especies nativas en el marco del primer arboretum escolar de la región.
El proyecto, que se desarrolló en alianza con el Liceo San Felipe Benicio, busca consolidar un espacio de educación ambiental a orillas del río Simpson, donde estudiantes y comunidad podrán aprender directamente de la naturaleza. Suzanne Wylie, directora ejecutiva de la organización, conversó con El Desconcierto sobre los desafíos y proyecciones de una fundación que desde 2012 lidera la mayor campaña de restauración ecológica de Chile.

— ¿Cuál fue el objetivo de esta última jornada de reforestación de su programa de voluntariados?
El objetivo tuvo dos dimensiones muy claras. Por un lado, continuar con el trabajo que venimos desarrollando desde 2020 en la reconversión de plantaciones exóticas hacia bosques nativos en la Reserva Nacional Coyhaique. En este proceso ya hemos aportado más de 89.000 árboles nativos y, en esta oportunidad, junto a más de 40 voluntarios provenientes de distintas regiones del país, sumamos mil lengas que fortalecerán la recuperación de este ecosistema.
Por otro lado, en un segundo día de trabajo, avanzamos en una alianza con el Liceo San Felipe Benicio, en el marco de nuestro programa de educación ambiental. A orillas del río Simpson, junto a 30 estudiantes y nuestros voluntarios plantamos 2.000 árboles de especies nativas —lenga, ñirre, ciruelillo, notro y maitén— que darán vida al primer arboretum escolar de la región y a un parque urbano destinado a la educación y a la participación comunitaria.
Pero más allá de estas metas concretas, lo más trascendental es que cada jornada de voluntariado reafirma algo esencial: nuestros voluntarios son el verdadero motor de esta cruzada. No solo plantamos árboles, también conciencia y compromiso por el cuidado de los bosques nativos.
— ¿Qué los motivó a levantar el Vivero Reforestemos, que hasta la fecha ha aportado más de 80.000 ejemplares en la zona?
El Vivero Reforestemos nació de la necesidad de fortalecer la producción local de especies nativas y responder al gran desafío de la restauración ecológica en el país. Buscamos aportar con una alternativa que aumente la capacidad de abastecimiento en cantidad, calidad y diversidad, para así dar respuesta a los proyectos de reforestación que hoy demanda la Patagonia.
Ante ese escenario decidimos dar un paso mayor: levantar, junto al municipio de Coyhaique, el vivero más innovador y tecnológico de la región. Fue un proyecto ambicioso y, al mismo tiempo, uno de los esfuerzos público-privados más significativos en materia de conservación para la zona. Gracias a su infraestructura de punta, hoy contamos con tres naves que operan de manera independiente, reduciendo a la mitad los tiempos de producción y permitiendo proyectar alrededor de 100.000 árboles anuales para la Patagonia.
Además, incorporamos un componente clave: la recolección de germoplasma, que nos permite resguardar el material genético de especies emblemáticas como la lenga, el ñirre, el ciruelillo y el coihue. De este modo también aseguramos calidad y diversidad genética, elementos indispensables para una restauración ecológica efectiva.
— ¿Qué piensa de que han logrado generar el primer arboretum escolar de la región de Aysén y cómo aporta esto a la educación ambiental?
Para nosotros es un gran orgullo haber dado los primeros pasos en la creación de este arboretum escolar de la región de Aysén. Un arboretum es, en esencia, una "enciclopedia viva": un espacio donde distintas especies arbóreas se reúnen con fines científicos, educativos y de conservación. Lo que hoy hicimos fue plantar los primeros árboles que dan inicio a un proyecto de largo plazo, pensado para crecer año tras año y transformarse en un verdadero parque urbano con vegetación nativa diversa.
La idea es que este arboretum pueda albergar ejemplares representativos de distintos ecosistemas de Chile: desde una araucaria hasta un alerce o un ciprés, pasando por las especies propias de la Patagonia. De esta manera, permitirá que los estudiantes del Liceo San Felipe Benicio —y la comunidad en general— aprendan directamente de la naturaleza, reconociendo en cada árbol una historia, una función ecológica y una lección sobre el papel que cumplen los bosques. La educación ambiental se vuelve mucho más significativa cuando se vive en terreno, cuando se puede observar, tocar y cuidar aquello que los libros describen.
— ¿Cuáles son las proyecciones de la Fundación Reforestemos para 2026?
El 2026 será un año especialmente desafiante y al mismo tiempo lleno de oportunidades para nosotros. Hoy estamos presentes en 13 regiones y 128 comunas de Chile, y nuestro compromiso es seguir ampliando ese alcance. Queremos llegar a nuevas comunidades dentro del país, consolidar proyectos en curso y expandir fronteras en otros países de Latinoamérica, donde ya contamos con experiencias piloto.
Nuestro foco no está solo en plantar árboles, sino en abordar la restauración de manera integral. Eso significa seguir impulsando la reforestación en áreas de alto valor ecológico y social, pero también reforzar programas de prevención, educación ambiental, voluntariados ciudadanos y alianzas con privados y emprendedores locales que buscan conservar y recuperar el bosque nativo.