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Conoce el chocolate con cacao de origen cultivado sin intermediarios, agricultura regenerativa y certificaciones orgánicas
Chile se posiciona como uno de los mayores consumidores de chocolate en América Latina. Foto: cedida

Conoce el chocolate con cacao de origen cultivado sin intermediarios, agricultura regenerativa y certificaciones orgánicas

Por: Pablo Oyarzún | 02.10.2025
La industria pasa por un proceso de sofisticación propulsado por consumidores que se inclinan por calidad, transparencia y sostenibilidad. La oferta crece, pero la elección ya no se basa solo en el sabor, sino también en los valores de los productos y una demanda más consciente.

El mercado del chocolate está atravesando una transformación silenciosa, pero estructural. De un producto asociado históricamente al placer o el regalo, hoy pasa a representar nuevas demandas: mayor transparencia en su origen, procesos responsables, e ingredientes más saludables.

Chile es parte activa de esta evolución. Con un consumo promedio de 2,1 kilos por persona al año, el país se posiciona como uno de los mayores consumidores de chocolate en América Latina. De acuerdo a cifras de Euromonitor y Kantar Worldpanel, en 2023 las ventas minoristas alcanzaron los US$ 781 millones, con más de 45 mil toneladas comercializadas. Además, el 81% de los hogares adquirió este alimento durante el segundo semestre de 2024, superando el 79,8% registrado el año anterior.

Consumidores exigentes

Más allá del crecimiento en volumen, lo que se observa es un cambio en la manera en que las personas se relacionan con este producto. Hoy el chocolate no solo se evalúa por su sabor o textura, sino también por su composición nutricional, su origen geográfico, su impacto ambiental y los estándares sociales detrás de su producción. De acuerdo con analistas, este cambio responde a una combinación de factores, entre los que destacan un mayor acceso a la información, un consumidor más exigente y políticas públicas que han empujado a la industria hacia reformulaciones más saludables. De hecho, el etiquetado nutricional, sumado al interés por alimentos funcionales y éticos, está redefiniendo categorías completas, incluyendo este dulce.

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En ese contexto, están ganando espacio las versiones con alto porcentaje de cacao, los productos veganos, sin azúcar añadida, o aquellos con certificaciones como orgánico o comercio justo. Para muchos, la categoría premium ha dejado de ser un lujo y se ha convertido en una decisión de consumo alineada con valores personales. Otro fenómeno que acompaña esta tendencia es el crecimiento sostenido del canal digital. Las ventas online de este alimento han aumentado, particularmente en los estratos socioeconómicos altos, donde se privilegia la conveniencia, la diferenciación y el acceso a marcas internacionales o de nicho.

Marcar la diferencia 

Una de las firmas que ha captado el interés del consumidor chileno bajo esta lógica es Paccari, empresa ecuatoriana con presencia regional, que ha basado su modelo en prácticas sustentables y trazabilidad total. Su propuesta incluye cacao de origen cultivado sin intermediarios, métodos regenerativos de agricultura y certificaciones orgánicas.

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Para Santiago Peralta, fundador de la compañía, el futuro del chocolate no pasa solo por innovar en sabores o empaques, sino por asumir un compromiso con el entorno y con las personas que hacen posible la cadena productiva. “La sostenibilidad no es un diferenciador, sino una necesidad. Cada tableta debería contar una historia de respeto por la tierra y por quienes la trabajan”, afirma, y agrega que este tipo de propuestas responde a una inquietud real del consumidor actual, que busca productos con propósito. 

A nivel normativo, la industria también enfrenta presiones que refuerzan estos cambios. La Ley 20.606 de etiquetado frontal, vigente desde 2016, ha obligado a reformular productos, reducir azúcares, grasas saturadas y calorías, y fomentar una oferta más limpia y transparente. En paralelo, factores climáticos están afectando el cultivo del cacao en zonas productoras clave como África Occidental, presionando los precios e incentivando el desarrollo de cadenas más cortas y resilientes, por lo que la trazabilidad y la producción local o regional están ganando protagonismo.

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En términos de proyecciones, según estimaciones de Mordor Intelligence, el mercado global del chocolate -actualmente valorizado en US$ 114.500 millones- podría alcanzar los US$ 145.300 millones al año 2030, impulsado por consumidores que no solo demandan más, sino de una manera distinta. Por ello, expertos comparten que el desafío para las compañías es claro: adaptarse a una demanda cada vez más informada, crítica y consciente de su impacto. Y en Chile, el futuro del chocolate dependerá tanto del gusto del consumidor como de su capacidad para optar por productos que representen valores, transparencia y responsabilidad.