
Cerro sagrado de Arica arriesga ser convertido en mina: Comunidades buscan anular proyecto en la justicia
En el altiplano ariqueño yace un cerro que es considerado como sagrado para las comunidades aymara, que desde tiempos ancestrales acuden allí a realizar rituales sobre todo de agua para revertir períodos de sequía. Se llama cerro Anocarire.
Esa significancia espiritual tiene un correlato científico: las comunidades saben que allí hay vertientes de agua, un glaciar y nacientes de ríos que alimentan la agricultura campesina y la ganadería de alpacas y llamas que han sido el sustento de las comunidades por generaciones en el desierto más árido del mundo. Las ceremonias que hacen son para los espíritus que cuidan las fuentes de agua.
Desde 2018, pueblos indígenas del sector están en conflicto ya que un proyecto minero busca instalarse en el cerro. La empresa Andex Minerals comenzó a construir caminos y sondajes mineros sin permiso ambiental y en 2021 la Corte Suprema ordenó suspenderlos hasta que el proyecto se sometiera a evaluación ambiental.
Entre sus argumentos, el fallo de la corte declara que la zona está a 20 metros de la Reserva Natural Vicuñas y el salar de Surire. Además, que se ejecuta en un área de desarrollo indígena.
Resistencia contra la minería
Luego de someterse en más de una oportunidad a un proceso de evaluación ambiental, el proyecto fue finalmente aprobado en 2024, y las comunidades indígenas alegan que no se respondieron sus observaciones y que no se incluyó a algunas de las comunidades que se verán más afectadas por el proyecto, como la comunidad de Umirpa.
Para esto, con la asesoría legal de la ONG FIMA, las comunidades interpusieron un recurso de reclamación y uno de invalidación en contra del permiso ambiental obtenido por la empresa para el proyecto.
“Los recursos buscan señalar que no se han evaluado todos los impactos ambientales de este proyecto, que va a generar afectaciones al sistema hídrico, al glaciar, a la flora y fauna y al área protegida pero sobre todo a una mala identificación de las comunidades indígenas que se encuentran en el territorio y de la afectación al medio humano”, declara el abogado de la ONG FIMA Antonio Pulgar.
Desde el territorio la vocera del movimiento contra la minera, Monserrat Uribe, detalla que otros servicios públicos como Conaf, CONADI y la DGA entregaron informes sobre el proyecto que dan cuenta de su afectación a las fuentes de agua, a vegetación nativa y al lugar que es reconocido desde las instituciones como un espacio sagrado.
“Queremos que se detenga este proyecto porque hemos visto las malas prácticas de la empresa en el lugar. Nuestra expectativa es que se proteja el cerro Anocarire, que se reconozca el valor que tiene para las comunidades y como fuente de agua y se incluya como parte de la reserva ya que al estar por fuera, como se están estudiando los yacimientos de minerales que hay ahí, el lugar queda a merced de los intereses de minería que podría ser incluso a gran escala”, concluye Uribe.