
Cuando lo público brilla: Escuela Eliecer Pérez Vargas supera al Nido de Águilas en SIMCE 2024
En un país donde se insiste en desvalorizar la educación pública, la Escuela Eliecer Pérez Vargas, ubicada en el sector de Miraflores de Curacaví, acaba de dar una lección a nivel comunal y nacional.
Con resultados sobresalientes en el SIMCE 2024 de cuarto básico, esta escuela pública no solo superó a todos los establecimientos municipales y particulares subvencionados de la comuna, sino también a colegios de élite del país.
Según los datos oficiales, la Escuela Eliecer Pérez Vargas obtuvo 304 puntos en Lectura y 306 en Matemática, los puntajes más altos de toda la comuna de Curacaví.
Pero más aún: superó también al prestigioso y carísimo colegio Nido de Águilas, ubicado en Lo Barnechea, donde la mensualidad alcanza los $1.840.000. Este colegio obtuvo 299 puntos en Lectura y 303 en Matemática, es decir, 5 puntos menos en Lectura y 3 puntos menos en Matemática que una escuela pública de un sector popular.
Este logro no es casual. Es el resultado del trabajo sostenido y comprometido de toda una comunidad educativa: docentes que creen en sus estudiantes, directivos que impulsan procesos serios y coherentes, apoderados que acompañan desde la precariedad, y niños y niñas que, con esfuerzo y dignidad, demuestran que el talento no depende del dinero, sino de las oportunidades y el compromiso colectivo.
Además, es una prueba irrefutable de que, cuando se fortalece lo público y se invierte en lo común, se obtienen resultados de excelencia. Es también una bofetada a los discursos que, desde la ignorancia o la mala fe, insisten en desprestigiar lo estatal y lo comunitario como si fueran sinónimo de mediocridad.
En un país donde las desigualdades se naturalizan, esta escuela pública demuestra que lo común, lo compartido y lo comunitario pueden vencer al privilegio. Que desde un rincón muchas veces olvidado como Miraflores, se puede liderar con calidad, sin uniformes caros ni aulas de lujo, pero con vocación, cariño y organización.
Como médica, mujer comunista y habitante de este territorio, me siento profundamente orgullosa de lo que esta escuela ha logrado. Porque no se trata solo de puntajes, se trata de mostrar que la educación pública sí puede liderar, sí puede transformar, y sí puede vencer al clasismo que nos quiere convencer de que lo privado es siempre mejor.
Este tipo de logros debe ser visibilizado, defendido y replicado. No podemos permitir que el mérito de estas comunidades quede sepultado bajo el silencio o el olvido. Las autoridades, tanto locales como nacionales, tienen el deber de reconocer, apoyar y multiplicar estas experiencias.
Porque lo que está en juego no es solo el futuro de un grupo de niñas y niños, sino la dignidad de la educación como derecho y no como privilegio. Hoy la Escuela Eliecer Pérez Vargas no solo brilla: alumbra el camino.