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Valorización de residuos: Investigadores argentinos comprueban que el orujo de uva es útil para combatir el cáncer
El orujo de uva es considerado un residuo generado a partir de la producción de vino, sin embargo, el impacto positivo al medio ambiente que supone el manejo responsable de los desechos agroindustriales, insta a valorar y utilizar los subproductos.
Al respecto, investigadores argentinos han comprobado que el orujo de uva constituye una valiosa fuente para obtener compuestos bioactivos que pueden ser aplicados en la industria alimentaria, cosmética o farmacéutica.
Aunque no son considerados nutrientes, su ingesta por medio del consumo de vegetales tiene relación directa con beneficios para la salud, ya que brinda efectos antialérgicos, antiinflamatorios, antimicrobianos, antitrombóticos, anticancerígenos, cardioprotectores y antioxidantes.
![Orujo de uva.](/media/11039-ouuv.webp)
Colaboración estratégica
El proyecto se gestó tras un acuerdo entre el CONICET y Bodega Trivento. En este se investigan las propiedades antitumorales de subproductos derivados de la producción de vino y aceite de oliva, como el orujo y el alperujo (combinación de agua de vegetación, pulpa y restos de carozo de aceituna).
Durante el proceso de producción del vino se originan grandes cantidades de residuos. Dentro de estos, el orujo representa el mayor residuo sólido, pesando hasta un 30% del total de las uvas cosechadas en los viñedos. Se calcula que por cada 6 litros de vino elaborado, se obtiene 1 kilo de orujo de uva.
Triple alianza
Marcos Jofré, CEO de Trivento, declaró: ”celebramos este acuerdo con el organismo de investigación más importante de Argentina. Es un honor trabajar junto al equipo del CONICET en un proyecto tan noble que añade valor a un subproducto clave de la viticultura, un sector estratégico para nuestra economía”.
Por su parte, Walter Manucha, investigador del CONICET y director del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU), dijo que “los acuerdos público-privados en áreas de inversión, capacitación y transferencia son fundamentales para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. El potencial del CONICET en el ámbito de la salud es significativo y debe ser comunicado a la sociedad.”
Ricardo Masuelli, director del Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM), sostuvo que “el aprovechamiento de los desechos que usualmente terminan en compostaje para transformarlos en compuestos útiles para la salud humana es un ejemplo del valor que aporta la investigación aplicada.”
Residuos de alto valor
La ciudad de Mendoza, conocida por su producción de vino y aceite de oliva, debe enfrentar un desafío ambiental a causa de los residuos generados por estas actividades.
El estudio ha determinado que el orujo y el alperujo actúan como fuentes de compuestos fenólicos bioactivos con potencial en la prevención de tumores en riñón, colon, mama y próstata, tipos de cáncer de alta incidencia en el país trasandino.
Constanza López, investigadora del CONICET, comentó que “existe una tendencia a buscar compuestos naturales para prevenir enfermedades. Los polifenoles presentes en la uva y la aceituna tienen efectos beneficiosos para la salud”.
Por último, Joana Boiteux, investigadora del IBAM, valoró la relevancia del trabajo interdisciplinario: “la integración de perspectivas y conocimientos entre las organizaciones ha sido clave para proponer soluciones innovadoras que beneficien a la industria, el medio ambiente y la población en general.”