Salmón y vino chileno escapan del calor: Cultivos se corren al sur ante crisis climática
El clima de Chile se está transformando a la par del cambio climático y la degradación de ecosistemas a raíz del extractivismo: las condiciones de sequía y calor se mueven hacia el sur y eso ha impactado no solo en las personas sino también en industrias en las que Chile es de los principales exportadores del mundo, como la del salmón y la del vino.
Chile es uno de los principales exportadores de vino a nivel mundial y el primero en Sudamérica, destacando para esta industria los valles centrales como el de Casablanca, Maipo, Cachapoal o Colchagua.
Allí, la industria vitivinícola se ha enfrentado a diversos cambios como prolongadas sequías, aumento de temperatura y heladas más agresivas, lo que ha cambiado las características de las uvas e incluso ha adelantado la vendimia.
Según un estudio del Laboratorio Internacional del Cambio Global, junto a la Universidad Católica, para el 2050 la superficie de tierras aptas para viticultura se reducirá en 25% en los valles de Leyda, Maipo, Cachapoal y Curicó.
Ante esta situación, los productores se están adaptando variando las cepas de vino que producen, pero también buscando nuevos espacios más al sur, en lugares donde antes no era factible producir vino por las condiciones climáticas, y ahora lo es.
Según explica Olga Barbosa, científica del Instituto de Ecología y Biodiversidad, ante la agencia IPS, los grandes viñedos se mantienen en las regiones centrales de O’Higgins y Maule, pero también se han instalado más al sur en la región de Biobío, y algunas han instalado iniciativas experimentales aún más al sur, mientras que vinicultores pequeños se han instalado en La Araucanía y Los Ríos.
Salmón a Magallanes
Otra industria que ha ido migrando hacia el sur es la del salmón, donde Chile es uno de los primeros exportadores a nivel mundial, a pesar de que el salmón no es una especie nativa del país sino introducida.
La industria salmonera se extendió rápidamente en la región de Los Lagos, dejando a su paso diversos escándalos ambientales y sanitarios como brotes de marea roja, virus ISA y piojos de mar, que llevaron a la industria a usar grandes cantidades de antibiótico.
Aunque desde la ciencia se explica que estas situaciones no tienen como único culpable al cambio climático sino también a las prácticas poco sostenibles de la industria, lo cierto es que las salmoneras se están expandiendo cada vez más al sur, en busca de aguas más limpias y frías donde puedan usar menos antibióticos.
Así, la región de Magallanes en 2002 aportaba 1% de la producción nacional de salmón, y en 2020 esa cifra subió a 17%. Existen en la actualidad 130 concesiones salmoneras operando y otras decenas en trámite.
Muchas de estas concesiones se instalaron en fiordos de áreas protegidas como el Parque Nacional Alberto D’Agostini o la Reserva Nacional Kawésqar, dodne la industria ha incurrido en casos de daño ambiental, sobreproducción de salmones, alteración del fondo marino y ocultamiento de información, además de conflictos con comunidades Kawésqar y Yagán.
Agencia UNO.