Cierra año de sequías e inundaciones extremas sin encontrar financiamiento contra crisis climática
Este año el mundo fue testigo de fenómenos que dejan en evidencia cómo el calentamiento global y la crisis climática amenazan desde ya las vidas de las personas, generando condiciones propicias para desastres climáticos cada vez más extremos.
Incendios en Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia
En agosto y septiembre, amplias zonas de la selva amazónica y de otros ecosistemas en Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia ardieron durante un mes, con cientos de focos de incendio agravados por la prolongada sequía y la deforestación.
DANA en Valencia
A fines de octubre, las imágenes de inundaciones extremas en Valencia a raíz de un fenómeno meteorológico de baja segregada llamado DANA, se tomaron los noticieros del mundo entero. El desastre dejó más de 200 personas fallecidas y se corona como uno de los más costosos del mundo durante ese año.
Chile y la crisis climática
Chile no fue ajeno a esta realidad y el 2024 estuvo marcado por el incendio más mortífero en la historia reciente del país, cobrando más de 130 vidas y avivado por condiciones de viento, sequía y calor extremo.
En el extremo sur del país se vivieron heladas, congelamiento de mares, temperaturas polares en Punta Arenas y nieve en la playa. Intensas lluvias en el centro y sur del país generaron crecidas e inundaciones. En la Región Metropolitana se vivió un temporal de viento sin precedentes, con ráfagas de hasta 125 km/h que dejaron daños en toda la ciudad.
Inercia y negacionismo climático
A pesar de estas situaciones, los líderes mundiales no están logrando entregar las respuestas esperadas, e incluso se eligen en posiciones de poder, personas que niegan la existencia de una crisis. Es el caso del reelecto Donald Trump, que en su campaña ha calificado la acción climática como “la mayor estafa de todos los tiempos”.
En Chile, una figura que crece como presidenciable en las encuestas es el diputado Johannes Kaiser, que despertó polémica a inicios de diciembre, al declarar que las energías renovables no generan ningún impacto positivo en el medio ambiente y que, si la decisión fuera suya, “las sacaría cascando”.
Mientras tanto, en las instancias creadas para reunir a líderes del mundo y tomar acciones concretas contra la crisis ambiental y climática, como la COP del clima que este año celebró su 29° sesión, o la COP 16 de Biodiversidad, no se logra un acuerdo para que los países más contaminantes financien un fondo con recursos significativos para hacer frente a la crisis.