Son más de 800 millones las personas en el mundo que sufren hambre según datos de las Naciones Unidas. Y aunque suena como un número alto, un nuevo informe del Índice de Derroche Alimentario reveló que la humanidad desecha un billón de comidas por día.

Según el reporte, 60% del desecho ocurre en los hogares, mientras que 28% es desechado por proveedores de servicios alimentarios, y 12% por el comercio minorista. La comida desperdiciada corresponde a un quinto de todos los alimentos disponibles en el mundo para consumo humano.

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El desecho de comida no solo devela un problema de distribución y humanitario, sino que presiona aún más la crisis ambiental, en un contexto en que los sistemas alimentarios están en riesgo por el cambio climático, los métodos de producción agrícola dañan los ecosistemas y la comida desechada se acumula en vertederos emitiendo gases contaminantes que aceleran el calentamiento global.

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El desperdicio de alimentos genera entre 8% y 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, contaminando 5 veces más que el sector de la aviación. Además, ocupa casi un tercio de las tierras agrícolas en el mundo por lo que representa una importante pérdida de biodiversidad.

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Para combatir la problemática, desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) promueven las asociaciones público privadas dentro de los países, para conectar a quienes desperdician comida con quienes la necesitan.

¿Qué pasa en Chile?

En Chile se desechan al año 2 mil millones de toneladas de comida, y los residuos orgánicos representan la mitad de la basura que se desecha en los hogares. Los vertederos del país, que están en su mayoría al borde del colapso, reciben la presión de todos esos desechos.

Los acuerdos público privados también se han aplicado en el país para enfrentar esta problemática. Es el caso del convenio firmado entre las principales ferias del país, autoridades públicas y empresas privadas de gestión de residuos. Este permite procesar los excedentes vegetales del mercado y crear sopas y compotas nutritivas que se entregan en hogares de ancianos y comedores populares.

Otra medida impulsada en el país es el compostaje, para lo cual el Gobierno ingresó a trámite un proyecto de ley para impulsar el reciclaje de residuos orgánicos, convirtiéndolos en fertilizante. El proyecto establece obligaciones y facilidades para que municipios recolecten los restos vegetales con camiones especializados para el reciclaje de orgánicos. Además promoverá la entrega de composteras para los hogares y la implementación de sistemas de compostaje a escala barrial.