Se reactiva la resistencia binacional que salvó al canal de Beagle de las salmoneras
Ushuaia y Puerto Williams están unidas por un territorio común: el canal Beagle, que es el paso marítimo que conecta al océano Atlántico con el Pacífico en el punto más austral del continente.
Ambas ciudades están emplazadas casi frente a frente. La argentina se ubica en la isla grande de Tierra del Fuego y la chilena en la isla Navarino, que se desprende del archipiélago fueguino.
Como localidades vecinas, también comparten una historia. En 1978, Ushuaia y Puerto Williams se convirtieron en protagonistas involuntarias del conflicto que estuvo a punto de desatar una guerra entre Chile y Argentina por las islas del Beagle, el que logró resolverse recién con la firma del Tratado de Paz y Amistad en 1984.
Han transcurrido más de cuatro décadas de aquel impasse; tiempo suficiente para dejar en el olvido cualquier resentimiento. Curiosamente, lo que antes confrontaba a ambas ciudades, hoy las une.
Desde 2019, organizaciones comunitarias de Ushuaia y Puerto Williams trabajan juntas en la defensa del canal Beagle frente a la amenaza latente de la industria salmonera que busca instalarse en el Onashaga (nombre que recibe el canal en idioma yagán).
En esta cruzada, la integración y la colaboración entre comunidades de ambos territorios resaltan como componentes esenciales.
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Dos riberas, un ecosistema
Una docena de personas está sentada frente a un monitor en la junta de vecinos de Puerto Williams. Hay integrantes de la agrupación Territorio Yagán sin Salmoneras y vecinos de la ciudad más austral del mundo. Al otro lado de la pantalla, también participantes de la reunión virtual, asoman miembros de la Asociación Manekenk de Ushuaia, Argentina.
Es de noche en la capital de Cabo de Hornos y hace frío, pero en el interior de la casa, el ambiente es cálido y optimista. Se dan a conocer los resultados de la investigación Tensiones en torno a la soberanía en la lucha contra la salmonicultura en Ushuaia y Puerto Williams (2018-2021), del sociólogo Camilo Godoy, pero la instancia sirve también para que las dos organizaciones reafirmen el compromiso de seguir trabajando en la defensa del Beagle ante el insistente esfuerzo de la industria salmonera de instalarse en la zona, considerada una de las más prístinas del planeta.
Historia de resistencia
El llamado es a seguir en la misma senda colaborativa; una actitud adoptada desde que se comenzó a forjar esta relación binacional en 2019.
En aquel entonces, miembros de distintas organizaciones argentinas, entre ellas Manekenk, cruzaron desde Ushuaia para apoyar a los vecinos de Puerto Williams que protestaban por la visita de los reyes de Noruega, un viaje que fue percibido como un lobby a favor de la salmonicultura y que alimentaba los peores temores de los puertowillemses: ver cómo su territorio se transformaba en un enclave salmonero.
No era un miedo injustificado. A comienzos de ese mismo año, la comunidad de Puerto Williams alertó que la empresa noruega Nova Austral estaba trasladando estructuras hacia el canal Beagle, situación que fue considerada ilegal ya que la salmonera estaba utilizando concesiones que ya habían caducado.
Esta acción irregular y amenaza preocupante terminó convenciendo a las organizaciones sobre la necesidad de defender el Beagle desde ambas riberas.
[caption id="attachment_841908" align="aligncenter" width="1024"] Foto: No Salmoneras en el Canal Beagle[/caption]
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“Es un mismo ecosistema, lo que pasa en un lado también afecta al otro, así que claramente había que trabajar en conjunto y aunar fuerzas porque el canal es un sistema bastante frágil”, afirma Constanza Portus, de Territorio Yagán sin Salmoneras.
Como parte de este compromiso, ambas organizaciones administran de forma conjunta la página de Facebook “No Salmoneras en el Canal Beagle”, donde comparten información acerca de la lucha en contra de la salmonicultura en la zona. Es una forma de mantenerse en contacto y de estar pendiente del trabajo que se realiza al otro lado del Onashaga.
“Es muy valioso que las comunidades de estos territorios se pongan a trabajar en conjunto. Forma una resistencia binacional que ayuda a colaborar y a intercambiar experiencias. Es un hecho trascendental, más con la historia de nuestros dos países, con los conflictos y los roces territoriales”, explica, desde Ushuaia, Florencia Díaz, de Asociación Manekenk.
Para Camilo Godoy, sociólogo y candidato a magíster en Estudios Internacionales por la USACH, el trabajo de organizaciones como Manekenk y Territorio Yagán sin Salmoneras se vuelve más relevante debido a la escasa preocupación de la clase política frente a estas reivindicaciones territoriales. “Es legítimo y muy necesario que sean organizaciones del territorio las que se movilicen en función de la defensa de este”, señala el investigador.
Recientemente, la Comisión Mixta del Senado en Chile rechazó la indicación que buscaba prohibir la entrega de nuevas concesiones salmoneras en áreas protegidas, durante la tramitación de la Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), lo cual fue criticado por varias organizaciones ambientales.
Según Constanza Portus, la discusión de este artículo sirvió para darle visibilidad al problema. “Si bien no era perfecta, avanzaba en el concepto de lo que hay que entender como ecosistema y áreas protegidas que tienen funciones y que nosotros debemos desarrollarnos asociados a ello. Lo positivo de esta situación, es que se pone el tema en la mesa y en la discusión pública”, explica.
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Amenaza latente
En junio de 2019, luego de la presión ejercida por las organizaciones y los vecinos de Puerto Williams, además de la acción legal, la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas confirmó la caducidad de las concesiones de Nova Austral en el Beagle (un hecho inédito en la historia de Chile).
Dos meses más tarde, la firma noruega debió retirar todas las jaulas y estructuras que había instalado en el canal, situación que fue considerada como un verdadero triunfo ciudadano.
Sin embargo, la amenaza sobre el canal está lejos de disiparse ya que aún existen concesiones que permanecen vigentes. Desde Territorio Yagán sin Salmoneras afirman que hay que estar siempre alertas.
El llamado parece pertinente luego de conocer las prácticas de la firma noruega, como el derrame de petróleo en el Parque Nacional Alberto de Agostini, la manipulación de cifras de peces muertos; acabar con la vida de lobos marinos y alterar el suelo marino en uno de sus centros de cultivo.
Así, los últimos eventos dejan en claro que se trata de una industria que está lejos de ser sustentable y que provoca un verdadero desastre ambiental en el ecosistema. Por lo mismo, se necesitan comunidades informadas, organizadas y activas, que puedan hacer valer su voz cuando alguna amenaza se cierne sobre sus hogares.
“Somos los ciudadanos que habitamos este territorio; tenemos que poder decidir acerca del futuro del lugar donde estamos, poder decidir qué tipo de desarrollo queremos”, agrega Portus.