“No te metas con Dobra”: La historia de la médico cubana que acusa de estafa a los hermanos Lusic

“No te metas con Dobra”: La historia de la médico cubana que acusa de estafa a los hermanos Lusic

Por: Claudio Pizarro | 02.11.2022
La historia de Taimi Silva es una bitácora de la desilusión. Llegó de Cuba con las ganas de formar una familia y se encontró con una decepción brutal. Asegura que fue estafada por su exmarido, Dinko Lusic, a quien acusa de haber traspasado un departamento y 8 parcelas, adquiridos por ambos durante su matrimonio, a sus hermanas abogadas, entre ellas la ministra de la Corte de Apelaciones Dobra Lusic.

Tuvo que morderse la lengua y esperar. Fueron dos semanas de incertidumbre.

-¿Qué pasa con las parcelas? ¿has hecho algo?- preguntó.

Taimi Silva buscaba confirmar lo que le había comentado una trabajadora del negocio de su expareja, Dinko Lusic, sobre la inusual visita de sus hermanas a su distribuidora de libros, ubicada en calle Catedral, en octubre de 2014.

El rumor era que varias propiedades, todas inscritas a nombre de Taimi y su madre, habían sido traspasadas por Dinko a sus hermanas, Yelica y Dobra, esta última ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago. Eso fue lo que escucharon varios empleados, entre ellos Adriana Gutiérrez.

-Recuerdo que en varias situaciones, Dinko mencionó que iba a dejar sin nada a Taimi. También recuerdo que habló de un poder firmado por ella, que lo iba a utilizar…creo que se validó de eso para hacer trámites- comentó a la fiscalía.

El hombre con quien Taimi se había casado en Cuba y vivió los últimos ocho años de su vida, no tardó en confirmarle aquello que no quería escuchar:  el chisme era cierto. No sólo eso, asegura, también Dinko la habría amenazado con dejarla en la calle.

Un golpe bajo para la doctora cubana que abandonó su país en lancha, arrojándose al océano sin saber nadar, dispuesta a compartir su vida con un comerciante chileno 20 años mayor que ella. Un tipo que conoció en la calle mientras bebía agua mineral.

-A mí nadie me deja en la calle, soy buena para trabajar. Hasta ahora no me ha faltado techo, ni trabajo. Así que no es tan así el tema. Pero obviamente me duele porque viene del hombre con el que estuve casada- recuerda hoy.

¿Despecho? ¿Castigo? ¿Venganza? Lo cierto es que todo se desencadenó una vez que Taimi Silva decide poner fin a su matrimonio, luego que su marido se arrepintiera de tener hijos. Fue entonces cuando Dinko, a través de poderes notariales firmados previamente por ella y su madre, traspasó 8 parcelas y un departamento a sus hermanas abogadas.

-Pero si eso es parte de nuestro patrimonio, es algo que construimos durante ocho años de casados- le recriminó Taimi.

En ese momento recibió de vuelta, por primera vez, la misma frase que Dinko utilizaba para jactarse en público de la influencia de su familia. Que sus hermanas eran intocables. Que tenían poder. Que a nadie le convenía involucrarse con ellas. Recomendación que Taimi también escuchó de varios abogados cuando comenzó a evaluar interponer acciones legales.

-No te metas con Dobra, es muy difícil ganarle y tiene harto contacto-, le advirtieron al menos en cuatro ocasiones.

La médico cubana hizo caso omiso de las sugerencias y entabló una querella, el 8 de mayo de 2019, en contra de los hermanos Lusic -su exmarido Dinko, y sus hermanas Yelica y Dobra- por falsificación de instrumento público y estafa, en calidad de autores, cómplices o encubridores.

El “paredón”

Se casaron el día de cumpleaños de Dinko, el 12 de mayo de 2006, en cuidad de Pinar del Río, ubicado a 40 minutos de La Habana. Tras conocerse por casualidad en la calle, intercambiaron números de teléfono y empezaron a escribirse e-mails. Él tenía 50 años y ella 30.

-Era simpático, agradable. Le gustaba mucho el país. Venía a relajarse- recuerda ella.

Taimi trabajaba en el Instituto Nacional de Salud Pública de Cuba como epidemióloga y Dinko viajaba con frecuencia a la isla para ver a dos hijas que tenía de una relación anterior, con otra cubana. Así estuvieron cerca de un año, hasta que decidieron casarse.

Al matrimonio llegó la hija mayor de Dinko, Milenka, y uno de sus mejores amigos, Marcos Navarrete. Ambos fueron los padrinos de la boda. Los planes en un comienzo era que él obtuviera la visa en Cuba, pero debido a los engorrosos trámites, optaron que fuera Taimi quien se trasladara a Chile.

Para entonces el permiso de salida de médicos de Cuba se demoraba alrededor de ocho años. Tiempo que la pareja no estaba dispuesto a asumir. La única forma de abandonar la isla era pagar una lancha hacia un destino improbable. La oportunidad finalmente llegó.

-El marido de una enfermera conocida tenía un contacto de una lancha que podía llevarnos a Cancún. Yo me sumé a ella y su hija. Fue una locura- recuerda.

La salida de la isla fue por un lugar denominado “el paredón”, una suerte de farellón costero donde las esperaba una pequeña embarcación. Taimi no sabía nadar y estaba “aterrorizada”. Una vez que se armó de valor se lanzó al océano desde una altura de tres pisos. Allí la recibieron unos buzos y la ayudaron a subirse a la lancha. Ocho horas después, apenas comenzó a despuntar el alba, arribó a Cancún, en México. Allá la esperaba Dinko.

-Fue una cosa bien espantosa. Me tocó estar bastante tiempo con sicólogo para recuperarme, porque veía el mar y me asustaba.

Taimi pidió asilo en el consulado chileno, organismo que le otorgó una visa temporal hasta el 24 de diciembre de 2006. Ese mismo día viajó a Chile junto a Dinko.

¿Por qué tendría que desconfiar de él?

Para una mujer criada en el Caribe, acostumbrada a exteriorizar los afectos, la frialdad de la familia de Lusic le pareció extraña. Y se lo hizo saber a su marido: “me dijo que como eran descendientes de croatas, eran más fríos, no como nosotros que somos más cariñosos”.

Por ejemplo: Taimi asegura que a Dobra, la hermana mayor de Dinko, la conoció cuando llevaba más de 4 años instalada en Chile. La recuerda un tanto autoritaria y de carácter fuerte, debido probablemente a que le tocó cargar con una responsabilidad mayor tras la muerte de su padre, cuando Dinko todavía era un niño.

Nada de esto alteró, sin embargo, los objetivos de Taimi, quien estaba empeñada en sobrellevar su proyecto familiar a toda costa. Primero quería revalidar sus estudios, luego traer a sus padres y hermana, posteriormente invertir en parcelas para vivir y cultivar y, una vez alcanzado todo lo anterior, tener hijos. El proyecto lo fue cumpliendo metódicamente.

El matrimonio compró primero una casa en Ciudad de Los Valles, a nombre de Taimi y la hija mayor de Dinko. La doctora cubana, asegura que le pasó 15 mil dólares a su marido para la vivienda, dinero de sus ahorros que ingresó a Chile sin declarar. “Si yo estoy casada y mi marido me dice que puedo pasar esa plata, ¿por qué tendría que desconfiar de él?”, se pregunta hoy.

En un principio, Taimi comenzó a ejercer su profesión sin aún haber validado su título, haciendo turnos de hemodiálisis, mientras se preparaba para rendir el Eunacom, el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina.

Al cabo de dos años, en el 2008, el matrimonio decide vender la casa recién adquirida y comprar dos parcelas en la comuna de El Monte, con aportes de los padres de Taimi: Reyna Caraballo y Severino Silva. Una tónica que se mantendría con la compra de otras parcelas. El motivo: “Dinko no quería aparecer en propiedades, quería que todo estuviera a nombre de su hija y mío”, declaró Taimi al fiscal adjunto de la Fiscalía de Alta Complejidad, Jaime Retamal.

Una vez adquiridas las primeras parcelas, comenzaron a construir dos viviendas que estuvieron listas poco antes del terremoto de 2010. En la primera se quedaron los padres de Taimi y, en la segunda, el matrimonio chileno-cubano.

Dos años más tarde, en septiembre de 2012, cuando su hermana y cuñado ya estaban en el país, la familia adquirió 6 parcelas más. Cuatro quedaron a nombre de Taimi y dos a nombre de Reyna Caraballo, su madre.

Todos los integrantes del grupo familiar -incluido Dinko y los recién llegados- habrían aportado con dinero para adquirir las propiedades, según la versión entregada por Taimi a la fiscalía. La excepción a la regla, sin embargo, fue la adquisición de un departamento en calle Amunátegui, comprado a través de un préstamo bancario solicitado por Taimi y el aporte en efectivo de Dinko Lusic.

Toda la familia, a partir de entonces, empezó a trabajar de manera mancomunada como una gran pyme. La madre, hermana y cuñado de Taimi comenzaron a laborar en la distribuidora de libros y su padre, Severino, en la mantención y cultivo de las parcelas.

Para entonces Taimi había convalidado su carrera y ejercía sin inconvenientes su profesión. Las etapas del plan familiar se habían cumplido a rajatabla. Sólo faltaba la última fase. Los hijos.

Ahí comenzaron los problemas.

Escrituras “ideológicamente falsas”

“Yo estaba haciéndome estudios de infertilidad y Dinko se negó a aportar espermios para la fertilización”, asegura Taimi en su declaración judicial. No sólo eso, también cuenta que le pasó 6 millones de pesos que tenía en la AFP para iniciar un tratamiento de inseminación artificial.

-Me dijo que no lo iba a hacer, que ya tenía tres hijas y que no estaba en condiciones de criar de nuevo. Cuando le pregunté por el dinero me comentó que se lo había pasado a su hermano para un negocio.

Ahí Taimi entendió que su matrimonio estaba en fase terminal. Dinko comenzó a quedarse en Santiago y ella empezó un “duelo” íntimo con la ayuda de una sicóloga. “Lloré mucho, me sentí súper mal, nuestra relación no daba más”, recuerda.

A principios de 2014, Taimi le comunicó su decisión de separarse. Dinko no le creyó hasta que ella decidió romper con todo: arrendó un departamento en Santiago, se fue con sus papás y hasta se cambió de trabajo.

El acuerdo de cese de convivencia, pactado verbalmente entre ambos, contemplaba la división de los bienes en común. “Él dijo que se iba a dedicar a vender las propiedades y que me iba a pasar el 50%. Tenía confianza en él”, recuerda.

Lusic, argumenta la querella, “se creyó con el derecho moral de hacerse de los bienes de la señora Silva y de su madre como forma de compensación por el daño que se le había provocado, según su propia visión de las cosas”. Cabe consignar que el aludido, según testimonio de una de sus empleadas, pretendía dejar en la calle a su ahora expareja. Una maniobra que el Abogado de Taimi, Jonathan Ramírez, no duda en calificar como "violencia económica de género".

-Es un caso de violencia de género en contra una mujer que es doblemente vulnerable, porque es mujer y migrante. Además, decide dejarla en la calle, cuando ella lo abandona- asegura.

Es por esta razón que Lusic, continúa el libelo, “comenzó a poner a nombre de terceros los bienes inmuebles, para poder apropiarse de ellos de manera indirecta”.

Dinko, en efecto, ya contaba con el poder otorgado por Taimi y solicitó otro similar a su entonces suegra, Reyna Caraballo, quien se lo otorgó el día 5 de septiembre de 2014. La mujer asegura que luego de firmar el documento notarial, su yerno le afirmó que una vez materializada la venta de las propiedades, le "haría entrega del dinero que a mí y mi esposo nos correspondía, lo que jamás ocurrió”.

Fue así como -advierte la querella- Dinko Lusic se habría concertado con sus hermanas para simular contratos de compraventa con el ánimo de defraudar a la familia Silva Caraballo. Todas las transacciones, por lo demás, se habrían realizado el mismo día: el 14 de octubre de 2014.

El detalle de las operaciones comerciales dan cuenta que el departamento de calle Amunátegui, quedó en manos de Dobra y Yelica, por la suma de 45 millones.

Las parcelas 23, 24 y 27 fueron vendidas a Dobra Lusic por 9.500.000 cada una, y la número 28 por 10.500.000. Las parcelas 31 y 32, en tanto, propiedad de Reyna Caraballo, fueron adquiridas por Yelica Lusic por 10.500.00 cada una.

Los fundamentos para considerar las escrituras como “ideológicamente falsas” son, entre otros, que el departamento se vendió a un precio menor al que se compró dos años antes, que las parcelas que se vendieron a las hermanas Lusic fueron adquiridas al mismo precio de compra, que dos parcelas fueron vendidas al mismo precio de adquisición a un proveedor y amigo de Dinko, Marcos Navarrete, y que la parcela 16 adquirida por Dobra en 10 millones se ofreció en el mercado en 250 millones de pesos.

Los argumentos van de un lado a otro. El 30 de marzo de 2022, el abogado de Dobra Lusic, Miguel Soto Piñeiro, solicitó algunas diligencias al Ministerio Público, argumentando entremedio un particular mecanismo de pago entre los hermanos.

El abogado asume que su representada “durante muchos años asumió los gastos de vivienda, colegiatura y parcialmente de alimentación, de la hija de su hermano y coimputado, Dinko Daniel Lusic Nadal, por lo que ambos acordaron imputar el valor de esos gastos al precio de los inmuebles”.

La estrategia apuntaría entonces  a que el costo de la venta habría sido pagado, al menos parcialmente, bajo esta modalidad. Si así fuese considerado, asegura Soto Piñeiro en el escrito judicial, se descartaría la concurrencia de los delitos referidos, pues el pago realmente habría existido.

La batalla judicial lleva más de tres años y no ha dado tregua. En junio de 2022 se abrió otro frente, esta vez en el terreno civil, a través de la solicitud de un juicio de cuentas por parte de la defensa de los hermanos Lusic. La idea es detectar los dineros involucrados en contratos y especificar sus alcances.

En el caso de los traspasos de bienes de Dinko Lusic, es el mismo involucrado quien reconoce que tanto para la compra de las parcelas como del departamento en Santiago, “la mandante no aportó dinero alguno para la celebración de esas compraventas, las que fueron realizadas bajo su nombre, por la sola voluntad del mandatario a fin de tener en reserva esas operaciones”.

Lusic no sólo asume como práctica el testaferrato, sino que confiesa que “una vez perdida la cercanía de la convivencia marital, fueron traspasadas a personas de mi confianza en valores nominales”. Por lo tanto, agrega en el documento, “no habiéndose aportado dinero alguno… no hay dineros que rendir, ni menos reintegrar”.

Para Jonathan Ramírez, abogado de Taimi Silva, las contradicciones del caso saltan a la vista. “Lo que ellos plantean en el ámbito civil es que a Taimi no le corresponde ni un peso, porque según Dinko sería un mero palo blanco y que ahora esos palos blancos serían sus hermanas. Cuando admite el testaferrato, está reconociendo que las operaciones con sus hermanas no fueron reales y que los traspasos fueron en valores nominales a personas de su confianza”.

Ramírez, atento a la dinámica económica, solicitó el alzamiento bancario de las cuentas de Dinko Lusic, desde el 1 octubre de 2014 al 31 de mayo de 2019, con el objeto de ratificar los eventuales depósitos, captaciones y traspasos entre sus cuentas y las de sus hermanas.

En marzo de este año se aprobó la solicitud del alzamiento, considerando la vigencia de al menos tres cuentas en el periodo solicitado, donde se evaluará si es que hubo o no depósitos consistentes entre las cuentas.

La defensa de las hermanos Lusic ha solicitado el sobreseimiento definitivo de la causa, mientras Taimi espera con escepticismo el fallo final. Dice que esta experiencia le ha dejado al menos dos sentimientos profundos. La tremenda decepción sufrida con su exmarido y la esperanza de haber alcanzado por fin su más preciado sueño: convertirse en madre.

 

*El Desconcierto se comunicó Dinko Lusic, quien prefirió no referirse al caso judicial que lo involucra. El abogado de su hermana Dobra, Miguel Silva, aseguró por escrito a este medio que "los abogados de la familia Lusic rechazamos todos los términos de la querella de las señoras Silva y Caraballo, pues los hechos por ellas afirmados no corresponden a la realidad ni a la verdad; en todo momento la familia Lusic ha actuado en forma correcta y con arreglo a derecho, como está quedando plenamente demostrado tanto tribunales del país. Es todo lo que le puedo señalar".

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