Holanda frenó a la ultraderecha antieuropeísta y dijo no a la islamofobia en los comicios celebrados este miércoles.

Las elecciones dieron como ganador al actual primer ministro, el partido liberal (VVD) de derechas Mark Rutte, y dejaron atrás al candidato racista Geert Wilders, que no acumuló tanto apoyo como el que se le presuponía.

Con más del 95 por ciento de los votos escrutados, Rutte quedó en primer lugar con 33 escaños, lejos de los 76 que se necesitan para formar Gobierno, mientras que la formación de Wilders, el Partido para la Libertad, obtuvo 20 asientos, cinco más que en 2012 pero lejos de los 22 que alcanzó en 2010. Con uno menos, 19, se quedaron los cristianodemócratas y los liberales de izquierda, ambos con un discurso claramente europeísta.

Otros triunfadores de la jornada fueron los ecologistas (GroenLinks), liderados por Jeese Klaver, que pasaron de 4 a 14 diputados. En cambio, resultaron como grandes perdedores, además de Wilders, los socialdemócratas encabezados por el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y socios de gobierno de Rutte. Su derrota fue histórica, pasando de 38 a 9 parlamentarios.

Ahora llega el momento de las negociaciones, que puede durar meses, porque Rutte quedó lejos de obtener una mayoría absoluta. Lo más probable es que el VDD intente una coalición con los liberales de izquierdas y los demócratacristianos, pero juntos no suman los 76 escaños y tendrán que buscar otros socios de gobierno.

La agitada campaña movilizó a la gente y provocó que la participación subiera en ocho puntos, en un 82 por ciento, respecto a las pasadas elecciones, un porcentaje que no se alcanzaba desde hacía más de 30 años.

Uno de los primeros en celebrar el resultado fue Jean-Claude Juncker. El presidente de la Comisión Europea felicitó a Holanda por haber optado por votar "por Europa y contra el extremismo". También lo hizo la canciller alemana Angela Merkel y el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Marc Ayrault.