“Es desgarrador, se quema nuestro bosque esclerófilo con especies únicas de Chile”: Lamentan daño ecológico de incendio
Ya son más de 800 hectáreas arrasadas por el fuego en la pre cordillera de la Sierra de Ramón en Las Condes, afectando dos parques de la asociación Parque Cordillera, donde se hacen trabajos de conservación y turismo de naturaleza. El incendio es un golpe duro para los trabajadores de los parques y para quienes los frecuentan para disfrutar de la naturaleza.
“Es desgarrador. Lo que se está quemando es nuestro querido y preciado bosque esclerófilo con especies nativas y que solo existen en Chile. Que si se pierden es un daño irrecuperable. Fue inevitable no llorar al ver las imágenes. Duele mucho en el corazón y el alma saber que el lugar que hemos disfrutado tanto el día de mañana quedará destruido, con sus bosques, flora y fauna”, relata la monitora ambiental de la Asociación Parque Cordillera, Valentina Velásquez.
En efecto, la precordillera es una de las pocas zonas de Santiago donde aún queda naturaleza nativa en grandes extensiones y donde predomina uno de los ecosistemas más amenazados de Chile: el bosque esclerófilo.
En la zona afectada por el incendio, tal como relata Velásquez, vive una sorprendente variedad de especies de aves, reptiles, mamíferos e insectos, además de vegetación nativa típica del bosque esclerófilo, como litre, peumo quillay, quebracho. Hay aves como chincoles, cachuditos, fiofío, mirlos, loicas, picaflores y carpinteritos. También hay cóndores, zorros culpeo, degús y cururos.
Bosque esclerófilo en peligro
El bosque esclerófilo un tipo de bosque mediterráneo que se puede encontrar entre el sur de la región de Coquimbo y el norte de la región del Biobío, y que vive un grave deterioro.
Los bosques mediterráneos en sí son difíciles de encontrar en el mundo, ubicándose solo en cinco lugares del planeta. El bosque mediterráneo chileno, además, posee una alta variedad de especies que solo existen en dicho lugar, lo que lo convierte en un hotspot de biodiversidad reconocido en todo el globo.
Su valor no siempre estuvo a la vista para toda la sociedad: desde la propia Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) han argumentado que el bosque esclerófilo corresponde a “maleza o arbustos de ningún valor ambiental”, para justificar el cambio de uso de suelo para fines agrícolas. Pero la evidencia científica ha logrado demostrar su importancia ecológica así como su preocupante estado de degradación.
“En ese ecosistema se combinan los dos peores escenarios: está muy amenazado por la presión forestal, agrícola e inmobiliaria, y está muy poco protegido. Menos del 4% de la zona central que contiene estos bosques está en un área protegida, y además es el lugar donde se concentra la mayoría de la población del país”, explica el investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y del centro CAPES, Patricio Pliscoff.
Y el bosque esclerófilo también cumple un rol socioambiental. “El valor del bosque y matorral esclerófilo es fundamental en muchas dimensiones, y realmente podría ser una solución basada en la naturaleza a la hora de abordar temáticas relevantes como la sequía o las olas de calor. La provisión de agua y la presencia de nutrientes en los suelos contribuye a los sistemas productivos y al abastecimiento hídrico tanto de comunidades rurales como ciudades. Pero si seguimos degradándolo, tendremos graves problemas no solo con el abastecimiento de agua, aumentando la vulnerabilidad social, principalmente de mujeres, niñas y niños”, afirma el investigador Matías Guerrero, en un informe publicado esta semana por el IEB luego de dos años de trabajo con otras organizaciones.