
Bosque nativo de Chile central está en peligro: Daño en 40% de su superficie afecta la tempratura y la provisión de agua
Es el bosque nativo que rodea Santiago, Valparaíso, y gran parte de la zona central de Chile. El bosque esclerófilo entrega muchos beneficios al territorio más poblado del país, como la recarga de acuíferos, el control de inundaciones o la regulación de la temperatura local. Pero un nuevo estudio devela que este exosistema está en peligro.
Según el análisis, liderado por investigadores de la Universidad de Chile y el Lab Bioma de la Usach, casi 40% de la superficie de este tipo de bosque único en el mundo se encuentra en alto riesgo por su nivel de degradación.
Específicamente en la región de Coquimbo y norte de la región de Valparaíso, el ecosistema está alcanzando un “tipping point” o punto de colapso, donde ya no tiene la capacidad de auto regenerarse. Esto, exacerbado por la crisis climática que ha traído a la región un aumento de temperatura y escasez de lluvias.
Así, lugares antes cubiertos de un bosque continuo con gran diversidad de especies nativas como quillay, boldo, litre, peumo, molle y más, ahora están cubiertos por unas pocas especies fragmentadas, espaciadas y degradadas. La degradación está avanzando desde el norte hacia el sur.
Bosque y sequía
El bosque esclerófilo se extiende desde el sur de la región de Coquimbo hasta algunos parches aislados en el norte de la región de la Araucanía. Según explica Diego Cueto, académico que lideró la investigación, las actividades humanas que más han degradado este bosque son la agricultura en la parte norte de su distribución, y las plantaciones forestales de especies exóticas como pino y eucalipto en la parte sur.
En ojos de Cueto, lo que está ocurriendo en el bosque esclerófilo más al norte, donde se ven parches aislados de bosque degradado, es un indicio de desertificación. El suelo sin bosque además va perdiendo su capacidad de retener agua, exacerbando las inundaciones y aluviones así como la sequía, ya que el agua escurre por la superficie y no recarga los acuíferos.
En el caso de Coquimbo, el investigador también alerta por actividades culturales ancestrales como la cultura arriera y la transhumancia, que podrían perderse o ser desplazadas por esta degradación del bosque nativo en la región ya que implica la falta de alimento para los animales que mueven los arrieros.
¿Qué se puede hacer?
Para Cueto, en la región de Coquimbo los esfuerzos deberían centrarse en proyectos de restauración del bosque esclerófilo degradado, advirtiendo que se trata de iniciativas dificultosas ya que en los primeros años se necesita bastante agua para que la restauración prospere.
Una de las vías para esto son los compromisos climáticos (NDC) de Chile ante el acuerdo de París, que este año serán actualizados y presentados en la COP 30 en Brasil. Como parte de las metas para compensar las emisiones contaminantes, Chile puede comprometerse a reforestar cierta cantidad de hectáreas con bosque nativo.
En el caso de la zona central y más al sur de la distribución del bosque esclerófilo, recomienda dejar de degradar los bosques que aún existen y que están en mejores condiciones. Esto a partir de una zonificación con los Planes Reguladores Comunales, donde se identifiquen las zonas que se podrán intervenir y las que deben quedar protegidas.