Modelo forestal de Pinochet: Analizan impacto de decreto que reemplazó bosque nativo por monocultivo
Plantaciones forestales en Chile central. Foto: Agencia UNO.

Modelo forestal de Pinochet: Analizan impacto de decreto que reemplazó bosque nativo por monocultivo

Por: María del Mar Parra | 11.09.2024
Bosques nativos diversos fueron reemplazados en masa por mantos homogéneos de eucalipto y pino y por monocultivos agrícolas a raíz de un decreto de 1974. Según científicos, los impactos de esta medida intensifican los incendios, sequía e inundaciones que se viven hoy en día.

“En el período militar se expropió el patrimonio natural de Chile a todos los chilenos y se establecieron las bases jurídicas para entregarle ese patrimonio a unos pocos bajo títulos de propiedad”, explica la ecologista Sara Larraín, y menciona entre distintos ejemplos el decreto 701.

Este decreto, promulgado al comienzo de la dictadura en 1974, generó un modelo forestal basado en plantaciones de especies exóticas como pino y eucalipto, financiando en un 75% a las plantaciones forestales de empresas privadas hasta 2012. En muchos de estos casos, las plantaciones reemplazaron bosque nativo.

“El decreto 701 en el sector forestal dio luz verde a un pequeño grupo de empresarios para la destrucción del bosque nativo para plantar pino. Se echaron todo el Maule y también la cordillera de Nahuelbuta”, ha explicado Larraín.

Modelo forestal

Desde ese entonces, el sector forestal tomó un impulso inusitado en Chile: mientras en 1974 había 0,29 millones de hectáreas plantadas, en 2022 el país contaba con 3 millones de hectáreas de plantación forestal. El decreto marcó un antes y un después en ese crecimiento: mientras que entre el 70 y el 74 se plantaban 30 mil hectáreas de plantación forestal por año, del 75 en adelante la cifra ascendió a 80 mil hectáreas por año para las décadas siguientes.

Una de las personas que han estudiado el impacto del modelo forestal en el bosque nativo, es el investigador de la Universidad Austral y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), Antonio Lara. Según algunas de sus investigaciones, entre 1974 y 1992, al menos 200 mil hectáreas de bosque nativo fueron sustituidas por plantación forestal.

Otro estudio liderado por el investigador y centrado en las regiones más afectadas, determinó que entre 1978 y 1987 se sustituyó 31% del bosque nativo de la cordillera de la costa en la región del Maule, por plantación forestal.

En la región del Biobío, en este mismo período, hubo 6 comunas donde más del 30% de su superficie de bosque nativo fue reemplazada por plantación forestal. El impulso promulgado por el decreto instaló una tendencia que continuó años después: según datos de Conaf, entre 2001 y 2019 Chile perdió 540 mil hectáreas de bosque nativo, y 38% de estas fueron reemplazadas por plantaciones de pino y eucalipto.

Monocultivo agrícola

Además, el decreto permitía talar bosque nativo sin necesidad de reforestarlo, cuando los suelos fueran destinados para plantaciones agrícolas. Según un estudio del periodista de la fundación Terram, Maximiliano Bazán, entre 1987 y 2008 se talaron 148 mil hectáreas de bosque nativo para este fin.

A pesar de que en 2008 se aprobó una ley que debería haber puesto fin a esta práctica, Conaf continuó entregando planes de manejo con los que se talaron otas 22 mil hectáreas de bosque nativo hasta 2020, cuando la Contraloría determinó que esos planes de manejo fueron ilegales.

Impacto hasta hoy

A lo largo de los años, científicos de Chile han acumulado evidencia sobre el impacto ambiental que generan las plantaciones forestales y las prácticas de la industria.

Una de ellas es la tala rasa que se practica en miles de hectáreas donde los árboles se talan en ciclos cortos de entre 14 y 22 años, liberando a la atmósfera todo el carbono capturado por los árboles.

Esto se suma a que los mantos homogéneos de árboles iguales y de especies como el pino y eucalipto, que son mucho más inflamables que las nativas, propicia que los incendios se conviertan en mega incendios, liberando aún más carbono a la atmósfera.

Además de acrecentar el cambio climático, diversos estudios muestran que las plantaciones forestales tienen una mayor evapotranspiración que los bosques nativos, generando un impacto negativo en los caudales de los ríos ya afectados por la sequía.

Además, la tala rasa deja al suelo desprovisto de cobertura exponiéndolo a una gran erosión. La erosión de suelos a escala nacional es uno de los factores que contribuyen a la falta de infiltración de aguas lluvias, lo que profundiza tanto la sequía como las inundaciones.

Esto sin contar la pérdida de biodiversidad, de servicios ecosistémicos y de hábitats para la fauna que supone la tala de bosque nativo a escala nacional, y que ha dejado a diversas especies arbóreas en estado vulnerable de conservación.

Foto: Agencia UNO.