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Pescadores en el refugio marino de Ventanas. Foto: Capital Azul.

Mientras protestan contra desaladora, pescadores de Ventanas dejan de pescar en 11 hectáreas para recuperar la población de peces y mariscos

Por: María del Mar Parra | 25.08.2025
Pescadores de Ventanas en la bahía de Quintero dejaron de pescar voluntariamente en un área de 11 hectáreas, creando un refugio marino para recuperar la abundancia de recursos marinos que disfrutaron hace décadas. Ven con preocupación la construcción de una planta desaladora al lado de su zona de pesca.

Dejar de pescar para pescar más. Este es el contraintuitivo principio que están usando los pescadores artesanales de Ventanas en Puchuncaví, para potenciar su actividad en una de las zonas más contaminadas de la costa chilena. Esto, mientras se oponen a lo que ven como otro tipo de contaminación en sus costas: la instalación de una planta desaladora de agua de mar.

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Para lograr su objetivo crearon un refugio marino junto a la organización Capital Azul. Esto significa que dejan de pescar voluntariamente en un área de casi 12 hectáreas, en la zona sur de su área de manejo que comprende 80 hectáreas. El objetivo es que, al quedar sin intervenir, los recursos marinos allí lleguen a madurez y empiecen a reproducirse, potenciando la pesca de hoy y la del futuro.

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Según explica el pescador del sindicato de Ventanas, Eugenio Silva, esta reproducción no solo aumentará los recursos marinos en la zona del refugio, sino que según las corrientes las larvas se pueden fijar por fuera, beneficiando toda la costa de la zona.

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Una de las esperanzas de los pescadores es recuperar con este esfuerzo la abundancia que había en las costas de Quintero hace unas décadas, y que los pescadores recuerdan bien. En la serie audiovisual sobre los refugios marinos, Voces del Océano, Ernesto recuerda cuando empezaron a mermar los bancos de machas y tuvieron que instalar un cultivo en la bahía para sostener la pesquería.

La creación y operación del refugio marino cuenta con el apoyo técnico de la fundación Capital Azul, que ya ha trabajado con pescadores de otras cuatro zonas del país para crear refugios marinos, e instalan trampas y otros tipos de monitoreo para estudiar el rendimiento de este mecanismo y controlar el ingreso de embarcaciones de la pesca ilegal.  

Lucha contra la contaminación

Ernesto también recuerda cuando pescaban ostras japonesas, y empezaron a notar que al abrir las conchas, el interior de la ostra estaba verde, por la contaminación que existe en la bahía de Quintero, conocida como una zona de sacrificio ambiental por la cantidad de plantas contaminantes que se acumulan en el cordón industrial del lugar.

Ahora han tomado medidas y están trabajando para obtener una certificación, que acredite que sus recursos marinos no tienen contaminación con metales pesados o ningún otro elemento, para así recuperar la reputación de la actividad afectada por la actividad industrial.

Durante 2024, los sindicatos de pescadores dieron una férrea lucha contra la construcción de una planta desaladora de Aguas Pacífico sin lograr frenar su construcción que está avanzando rápidamente para operar en la zona. El temor de los pescadores es que la descarga de la desaladora aumente la salinidad de la costa, considerando que se encuentra a no más de 1,5 kilómetros de su área de manejo pesquera.

“Ya hay otras empresas interesadas en instalar desaladoras para vender agua de esta zona. En vez de ir disminuyendo el número de empresas y mitigando los graves impactos ambientales que hemos vivido aquí para el desarrollo de todo el país, hay una falta de voluntad del Estado que no le ha puesto atajo a nuevas industrias que se están instalando aquí y que presentan un peligro en este caso para la actividad marina”, se lamenta Silva.

Desde su sindicato están trabajando para que se puedan hacer estudios de línea de base en la costa, para poder tener un punto de comparación y así poder analizar y demostrar el impacto que vaya a tener la operación de la desaladora.

Científicos y especialistas en derecho ambiental han alertado reiteradamente sobre el riesgo de avanzar en la instalación de plantas desaladoras en el país, sin que haya una normativa específica para este tipo de desarrollo ni información clara y pública sobre el impacto costero de la descarga constante de agua de rechazo con salmuera que generan estas plantas. Algunos estudios han determinado que plantas desaladoras han afectado la reproducción y distribución de los locos en el norte del país.