Científicos estudian plantas del Desierto de Atacama y la Antártica para idear cultivos resistentes a la crisis climática
Calor, frío, tormentas, sequías e incendios extremos se están haciendo cada vez más comunes debido a la crisis climática, mientras gobiernos, academia y comunidades luchan por adaptarse a condiciones que se están convirtiendo en la nueva normalidad.
Pero en lugares como el desierto de Atacama o la Antártica ya hay seres vivos que están adaptados a las condiciones más extremas que se viven en el planeta. Un grupo internacional de científicos, incluyendo investigadores chilenos del Instituto de Ecología y Biodiversidad, están estudiando la vegetación que existe en estos lugares para extraer lecciones sobre adaptación al clima extremo.
Para la investigadora del IEB y de la Universidad de la Frontera, Patricioa Sáez, una de las principales motivaciones de estos estudios es identificar rasgos y genes asociados a la tolerancia al estrés. “Esto constituye una potencial herramienta para desarrollar a futuro genotipos de especies de cultivo más resistentes a condiciones climáticas desfavorables”, explica.
Los ambientes extremos en los que viven estas plantas, además son de los más amenazados por el cambio climático. Esto suma otro nivel de interés en estudiar estos organismos y determinar si sus características los hacen más fuertes o débiles a estos cambios.
Los investigadores denominaron a las plantas que estudian como “sherplants” inspirándose en los sherpas. Estos habitantes del Himalaya son conocidos por su destreza física en condiciones extremas de altura y frío, ayudando a escaladores profesionales a escalar las cumbres más altas del planeta.
Resistencia y adaptación
Los investigadores revisaron y resumieron más de diez años de estudios sobre plantas del desierto y la Antártica, así como del Himalaya o zonas híper secas del oeste de China, y publicaron un informe en la revista Journal of Experimental Botany con los principales resultados.
Entre los resultados más llamativos de la investigación, descubrieron la capacidad de las plantas en la Antártica para coordinar diferentes procesos fisiológicos logrando una alta tasa de fotosíntesis a pesar de estar sometida al frío extremo casi todo el año e incluso en temporada de crecimiento.
Otros casos de estudio son el del tamarugo; uno de los pocos árboles que crecen en el desierto de atacama. Esta especie combina una elevada tolerancia al estrés hídrico y una alta capacidad de realizar fotosíntesis.
También se describen otras adaptaciones anatómicas en distintas plantas, como en ecosistemas de manglares que son capaces de absorber agua desde la atmósfera gracias a las sales presentes en sus hojas.
Cultivos para la crisis climática
Esta línea de investigación busca aplicar los conocimientos en la agricultura.Los investigadores llaman a los potenciales cultivos “shercrops”, capaces de combinar alto rendimiento y tolerancia múltiple al estrés, para que la agricultura pueda responder a la creciente demanda en un contexto cada vez más adverso.
El planteo, según el investigador del IEB y la Universidad de Concepción, Lohengrin Cavieres, no es hacer cultivos transgénicos sino “entender qué mecanismos genéticos se expresan en estas plantas y, a partir de eso, activar respuestas similares en los cultivos para enfrentar sequías, altas temperaturas o heladas”.