Sostenibilidad empresarial mejora en reportabilidad, pero cae en DDHH, gobernanza y economía circular, según DSE 2025
El Diagnóstico de Sostenibilidad Empresarial 2025 (DSE), elaborado por Acción Empresas en alianza con Ipsos, dejó un balance inquietante sobre el avance de la sostenibilidad corporativa en Chile.
Si bien las compañías han mejorado su reportabilidad y alineamiento con estándares internacionales, el estudio muestra retrocesos en derechos humanos, economía circular, gobernanza y gestión de riesgos ESG, lo que sugiere un escenario de estancamiento más que de progreso real.
El puntaje promedio general bajó de 62 a 61 puntos respecto de 2024, manteniendo una tendencia estable, pero sin mejoras significativas en la última década.
El informe evaluó a 63 empresas socias y concluyó que, aunque la sostenibilidad está más presente en los discursos y reportes, aún falta integrarla de manera estructural en las decisiones y en la gestión cotidiana.
Para Constanza Pantaleón, gerenta general de Acción Empresas, los resultados son una alerta: “El DSE no es solo un diagnóstico, es un llamado a la acción.
Nos recuerda la importancia de fortalecer la relación con proveedores y comunidades, y de alinear los objetivos ASG con incentivos internos que permitan que la sostenibilidad se viva en la práctica y no solo en el discurso”.
Retrocesos en derechos humanos y economía circular
Uno de los datos más preocupantes se observa en la dimensión de derechos humanos y empresa.
Solo 22% de las compañías declara contar con procesos de debida diligencia en derechos humanos con información pública, mientras que 64% reconoce no realizar este tipo de evaluaciones ni en su operación interna ni en su cadena de suministro.
Además, 32% no dispone de una política formal de derechos humanos alineada con los Principios Rectores de la ONU, lo que refleja una brecha respecto de estándares que hoy son básicos en el contexto internacional.
La economía circular también presenta señales negativas: el DSE registra una baja por segundo año consecutivo en esta dimensión.
Entre las empresas analizadas, solo 46% declara un compromiso público para aumentar su circularidad y apenas 48% cuenta con metas definidas y transparentes en la materia.
Según Kathi Müller, gerenta de Desarrollo de Acción Empresas, esta tendencia refuerza la necesidad de instrumentos como los Acuerdos de Producción Limpia para impulsar la reducción de residuos, la eficiencia en el uso de recursos y la gestión circular de materiales.
Transparencia en alza, pero gobernanza y riesgos muestran debilidades
En contraste con estos retrocesos, la reportabilidad muestra avances significativos, impulsados por nuevos marcos normativos.
Un 83% de las empresas reporta bajo alguna metodología reconocida, cifra superior a la del año anterior, y se observa una mayor adopción de estándares como SASB, TCFD, TNFD y las normas NIIF S1 y S2.
También aumenta el uso de reportes integrados, empujado por la implementación de la NCG 461 y 519 en Chile.
El estándar GRI, en cambio, pierde presencia, principalmente por el traslado hacia modelos más integrados exigidos por la regulación vigente.
En gobernanza y riesgos, los avances son más bien formales. El 99% de las empresas declara contar con código de ética y 73% señala que su directorio monitora los programas de sostenibilidad.
Sin embargo, 40% enfrentó riesgos ambientales, sociales o de gobernanza durante el último año, con efectos como cobertura mediática negativa (31%), multas (22%) y procesos judiciales (19%).
Solo 44% incorpora incentivos variables ligados a metas de sostenibilidad, y estos se concentran en gerencias de primera línea, sin permear aún a los directorios ni a los equipos operativos.
El estudio también da cuenta de brechas en la relación con comunidades y cadena de valor. Aunque 83% de las compañías identifica sus impactos ambientales y sociales en la cadena, solo 51% evalúa periódicamente el impacto en comunidades.
A esto se suman debilidades en la gestión de proveedores, como la ausencia de criterios ASG claros en los procesos de selección y la limitada transparencia sobre medidas para mitigar impactos.
En síntesis, el DSE 2025 retrata a un ecosistema empresarial que ya consolidó ciertas prácticas básicas de sostenibilidad, pero que aún está lejos de transitar hacia modelos realmente transformadores.
El informe plantea la urgencia de avanzar más allá del mero cumplimiento normativo y de integrar la sostenibilidad de forma estratégica, con énfasis en derechos humanos, economía circular, cambio climático, gobernanza y vinculación con comunidades y proveedores, alineando incentivos internos y reforzando la transparencia como pilares de ese cambio.