Muerte de ciclista reabre debate sobre perros de vida libre: Propuestas van desde cárcel para dueños hasta control letal
En Chile hay dos corrientes de intención ante los perros que muchas veces se contraponen: Por un lado, está la preocupación de la comunidad por que los perros no sufran daños injustificados, por sancionar a quien los daña, por garantizar su tenencia responsable y también por proteger a los perros que no tienen dueño.
Por otro, existe la preocupación por los ataques de perros que han causado la muerte de 24 personas en el país entre 2018 y 2023 o la pérdida de ganado afectando a campesinos y productores. Esto sin contar la grave amenaza que suponen los perros para los mamíferos nativos, muchos de ellos en peligro de extinción, no solo por ataques directos sino por contagio de enfermedades, intimidación en su hábitat o competencia por comida.
Para la primera corriente existe hoy la Ley Cholito, que sanciona la tenencia irresponsable de mascotas, crea la figura del perro comunitario que puede estar inscrito en el registro de mascotas, establece sanciones para el maltrato animal y decreta que ninguna municipalidad puede emitir una ordenanza que permita el sacrificio de animales para controlar su población.
Pero para la segunda línea de preocupaciones no existe hoy en día una política pública efectiva que se haga cargo del creciente problema, sobre todo causado por perros sin dueño, denominados como asilvestrados o de vida libre.
La muerte de un ciclista atacado por una jauría de perros en Copiapó a fines de noviembre reactivó este debate, donde una de las propuestas más sonadas y controvertidas, considerando los recursos disponibles y la envergadura del problema, es permitir el control letal de perros para controlar su población.
Control letal de perros
En abril de 2024 se rechazó en el Congreso una ley que permitía capturar perros asilvestrados bajo la ley de caza y entregarlos a autoridades, entendiendo como perros asilvestrados aquellos que han vuelto a su estado salvaje y que están lejos de poblados o ciudades.
La ley también liberaba de sanciones a quien dañara a estos perros en una situación de defensa propia, y habilitaba a las autoridades sanitarias a capturar, castrar y esterilizar a estos animales para controlar la población. El proyecto clasificaba al perro como una especie exótica invasora, lo cual ha sido avalado por la ciencia ya que los perros son introducidos y su dispersión ha significado una invasión que daña a especies nativas. Según un estudio de la Subdere en 2022, en Chile hay 8,3 millones de perro con dueño y 3,5 sin tutor conocido.
El proyecto despertó mucha polémica, sobre todo por la habilitación para actuar en defensa propia lo que fue categorizado por algunos parlamentarios como un incentivo al “escopetazo fácil”.
Otro de los puntos de controversia tiene que ver con la definición de perro asilvestrado, ya que muchos de los ataques son causados por perros que tienen dueño pero que deambulan sin supervisión por áreas naturales o rurales. Para esto, también se han levantado conceptos como el perro de vida libre o de libre deambular.
Pero la discusión de fondo que se viene dando hace años entre corrientes animalistas y conservacionistas es la de permitir o no el control letal de perros. Para quienes se oponen, el foco debe estar puesto únicamente en la tenencia responsable de perros, aumentando los recursos disponibles para hacer efectiva la ley y las sanciones como cárcel y multas para dueños irresponsables, para generar un cambio cultural sobre lo que significa tener un perro y darle los cuidados necesarios. Hoy en día las municipalidades muchas veces no tienen las capacidades para fiscalizar y sancionar estas actitudes.
Desde la otra visión, se sostiene que el problema es de una envergadura tal que no alcanza a cubrirse solo con tenencia responsable, y que la amenaza para la fauna nativa en peligro de extinción es demasiado urgente como para esperar a que se cree un cambio cultural en relación a la tenencia de perros. Para eso, se plantea un enfoque donde el esfuerzo por la tenencia responsable se acompañe de otras medidas como el control letal.
Un estudio de investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de 2022 propone que si un perro sufre de tenencia irresponsable y se encuentra en un espacio natural sin supervisión humana ni realizando un trabajo como el de cuidar el ganado, este debería poder ser capturado y llevado a una perrera para que se le devuelva a su dueño, el que debe ser multado. Proponen que si el perro no es recuperado por su dueño debería ser puesto en adopción, y si no es adoptado pasado un tiempo debería ser sacrificado.