Jeannette Jara, candidata del oficialismo: "El caso Monsalve merecía una respuesta más rápida, y no lo digo para quedar bien"
Con un piso electoral cercano al 30% según las encuestas, la candidata presidencial del oficialismo, Jeannette Jara, es la carta mejor proyectada para ganar las elecciones del próximo 16 de noviembre. Sin embargo, habría un resultado distinto de cara a la segunda vuelta.
Y es que la exministra del Trabajo enfrenta el desafío de ampliar su base de apoyo en medio de un escenario político donde las estimaciones la muestran en desventaja para un eventual balotaje frente a figuras de derecha como José Antonio Kast (Republicanos) y Evelyn Matthei (UDI).
En ese contexto y en entrevista con El Desconcierto, la abanderada progresista abordó las aristas del camino a La Moneda y profundizó en los ejes centrales de su programa "Un Chile que Cumple", desde la propuesta de rebaja tarifaria del 20% en las cuentas de electricidad hasta el fortalecimiento de estándares ambientales sin frenar la inversión y el crecimiento.
La postulante también reflexionó sobre momentos críticos del actual gobierno, particularmente el caso del exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y trazó algunas distancias respecto de la gestión presidencial al rechazar ser la continuidad de Gabriel Boric. "No soy la continuadora del gobierno, pretendo encabezar mi propio gobierno", reiteró.
Cohesión social y balotaje
-Más allá del piso del 30% que ya tiene de apoyo y que aseguraría gobernabilidad, como ha manifestado Bárbara Figueroa, ¿qué piensa hacer de cara al balotaje para romper el techo electoral que muestran recientemente las encuestas, las que proyectan derrotas ante José Antonio Kast, Evelyn Matthei, Franco Parisi y un empate técnico con Johannes Kaiser?
Las encuestas pueden decir mucho, pero son los chilenos y chilenas los que decidirán el futuro de nuestro país. Mi estrategia ha sido siempre la misma: con los pies en la tierra, trabajando incansablemente por mejorar las condiciones de vida de las familias chilenas y entregarles soluciones y propuestas concretas, como el ingreso vital de 750 mil pesos. Hemos recorrido nuestro país escuchando de primera fuente las necesidades de la ciudadanía y en relación con ellas desarrollar un programa de gobierno que haga sentido a nuestra realidad.
Creo que garantizar la cohesión es algo central para el Chile del futuro. Y para eso la cohesión social es fundamental. Cuando uno se enamora mucho de sus propias ideas, descalifica las ideas de todos los demás y cree que solo sus propias ideas son las que valen, resulta bien complejo, porque en Chile no hay ninguna fuerza mayoritaria, políticamente hablando, que pueda gobernar por sí sola. En este sentido, es muy complejo para la democracia esta lógica del candidato de la ultraderecha que se niega a todo y no propone nada, porque estos discursos duran poco y después generan mucha conflictividad social.
Nueva justicia tarifaria
-A raíz de la contingencia, en su programa tiene una propuesta para reducir el costo de la tarifa eléctrica en 20%, pero a la luz de los múltiples conflictos con el sector energético en el último periodo, ¿no sería necesario una revisión más profunda del esquema actual?
Un error técnico sostenido durante años en el cálculo de las tarifas eléctricas no puede quedar sin consecuencias. Las familias chilenas han pagado de más por un servicio básico, y eso es una injusticia que requiere reparación. No se trata solo de reconocer el error: se trata de devolver lo cobrado en exceso y de asegurar, con total transparencia, que algo así no vuelva a ocurrir.
Las entidades responsables deben asumir sus errores, porque la falla en la medición repercute directamente no solo en los bolsillos de los afectados, sino en la confianza de millones de familias que mes a mes cumplen con mucho esfuerzo para no quedar a oscuras.
Decirle a la gente que espere hasta enero no es una solución. Las familias siguen pagando hoy cuentas infladas por un error técnico y administrativo, y lo mínimo es actuar con sentido de urgencia. Por eso, junto con exigir las devoluciones que corresponden, propongo una rebaja del 20% en las cuentas de la luz.
Chile necesita una nueva justicia tarifaria, con eficiencia y diversificación energética, que garantice responsablemente precios justos y una transición verde que no recaiga en los bolsillos de las familias.
Quiero ser clara: esta propuesta del 20% no la guardo solo para mi programa. La pongo a disposición de todas las candidaturas, porque este tema no admite cálculos políticos. Hoy es un deber aliviar el bolsillo de las familias, reparar la injusticia y construir un sistema eléctrico que vuelva a ponerse al servicio de los chilenos y no de los intereses de unos pocos.
El caso Larraín y las lecciones del caso Monsalve
-Pensando en los momentos más complejos por los que tuvo que atravesar el Gobierno, como el caso Monsalve, ¿qué hubiera hecho distinto a lo que fue la reacción oficial en ese momento?
El caso Monsalve, sin duda, habría merecido una respuesta más rápida. Y no lo digo para quedar bien: lo digo porque sé exactamente lo que se siente enfrentar una situación así. Como ministra del Trabajo viví algo muy parecido con el caso del subsecretario Fernando Larraín. Fue un momento muy duro, sobre todo porque involucraba a funcionarias de carrera, mujeres con años de servicio, que se sintieron profundamente dañadas.
Tomé una decisión rápida: solicité la desvinculación del subsecretario. Y, sin embargo, lo que vino después fue profundamente injusto. El caso pasó de ser el "caso Larraín" al "caso Jara". Yo terminé siendo la señalada, pese a que la denuncia era seria, tenía fundamento y para que el proceso judicial avanzara de forma efectiva estaba obligada a mantener silencio.
Durante mucho tiempo no se hablaba de quién había sido acusado ni de las funcionarias afectadas, sino que se centró en mi nombre. Y ahora que todo se aclaró, hay silencio, como si ya no importara reparar el daño que se hizo.
Por eso, cuando veo cómo se abordó el caso Monsalve, creo que lo esencial es mantener y aplicar el mismo estándar para todos. En algunos casos se criticó que la reacción fue demasiado rápida, en otros, que fue demasiado lenta. No hay recetas perfectas, pero sí una responsabilidad: actuar con justicia y con equilibrio.
"Mi propio gobierno"
-¿Qué aspecto cree que no se ha defendido lo suficiente del legado del gobierno, más allá de la Reforma Previsional o de las 40 horas, que son un eje en su campaña?
No es mi misión hoy defender el legado del gobierno. Cada administración tiene su propio ciclo y será la historia y la ciudadanía las que evalúen con justicia sus avances y sus errores. Mi foco no está en mirar atrás, sino en ofrecer certezas hacia adelante, con propuestas concretas: como el Ingreso Vital y la rebaja del 20% en las cuentas de la luz o mejorar en forma sustancial la salud pública.
No soy la continuadora del gobierno, porque pretendo encabezar mi propio gobierno y hacerme cargo de las urgencias y prioridades que el país tiene hoy. Y para eso tengo experiencia, liderazgo y capacidades que he demostrado. Creo que puedo dar muestras concretas de lo que hice y he logrado sacar adelante.
Inversión sin sacrificar el medio ambiente
-Desde el ambientalismo se acusa que la ley de permisos sectoriales redujo los estándares ambientales. ¿Cómo propone acelerar la inversión sin sacrificar la protección del medio ambiente?
Acelerar la inversión no puede significar relajar los estándares ambientales. Chile no tiene que elegir entre crecer o cuidar su entorno, porque podemos y tenemos el deber de hacer ambas cosas a la vez. Nuestro país ya responde a estándares internacionales claros y exigentes, que no son un favor ni una carga, sino una responsabilidad que refleja nuestro compromiso con las generaciones futuras.
Hoy enfrentamos una triple crisis ambiental por contaminación, pérdida de biodiversidad y cambio climático, que afecta la economía y nuestra vida cotidiana. Las sequías prolongadas, los incendios forestales, el retroceso de los glaciares y las olas de calor son solo algunas de las señales de que sin naturaleza no hay desarrollo posible. Por eso, nuestra propuesta parte de una convicción profunda: la sostenibilidad no es un obstáculo al crecimiento, es su condición de posibilidad.
Desde nuestro programa Un Chile que Cumple, planteamos que la inversión y el desarrollo deben avanzar junto con la protección ambiental. Queremos agilizar los procesos de inversión a través de una ventanilla única que simplifique trámites, pero sin bajar los estándares ambientales; la idea es hacerlos más eficientes y no debilitarlos.
Al mismo tiempo, impulsaremos una Ley de Transición Socioecológica Justa, que buscará reconvertir sectores productivos y recuperar zonas de sacrificio, garantizando un desarrollo sostenible, equitativo y con justicia ambiental.
También consolidaremos una nueva Política Nacional de Recursos Hídricos, con metas y financiamiento claro para enfrentar la crisis del agua, y fortaleceremos la infraestructura verde y la economía circular, promoviendo la innovación en el manejo de residuos y en la restauración de suelos degradados.
La minería y la producción de litio deberán avanzar cumpliendo con los más altos estándares ambientales, protegiendo ecosistemas como los salares y humedales, que son fundamentales para la biodiversidad.
En definitiva, creemos que la clave está en cambiar la mirada: acelerar la inversión sí, pero con una brújula clara. El crecimiento debe cuidar la naturaleza, no destruirla. Ese es el desarrollo que proponemos: sostenible, justo y al servicio de las personas.
Diálogo con el empresariado
-En la perspectiva económica, hace algunos días Juan Sutil señaló que no rescataría nada del gobierno, junto a esto el sector opositor ha levantado la idea de que "Chile se cae a pedazos". ¿Qué piensa al respecto y cómo espera generar confianzas con el empresariado cuando aparentemente hay miradas tan disímiles sobre la realidad?
A veces, ciertas afirmaciones o percepciones se instalan a partir de información falsa o exagerada que circula en redes sociales o algunos medios, y eso termina distorsionando la realidad. Nuestro país enfrenta desafíos importantes, pero también tiene fortalezas enormes: una economía estable, trabajadores y trabajadoras comprometidos, y una base productiva que ha sabido adaptarse en tiempos difíciles.
He demostrado que se pueden alcanzar grandes acuerdos cuando hay voluntad de diálogo y seriedad para conducirlos. Durante mi gestión como ministra del Trabajo y Previsión Social, tuve que sostener conversaciones muy complejas con distintos sectores, y en esos procesos muchas personas, incluyendo empresarios, confiaron en mi capacidad para encontrar puntos de encuentro y construir soluciones comunes. Esa experiencia me enseñó que la confianza no se decreta, se construye con hechos y con responsabilidad.
Mi programa de gobierno parte precisamente desde esa convicción: que el desarrollo de Chile requiere colaboración entre el Estado, las empresas grandes y pequeñas, y los trabajadores. No se trata de enfrentarlos, sino de articularlos en un proyecto común que dé certezas, fomente la inversión y mejore las condiciones laborales. Porque cuando a las empresas les va bien y los trabajadores avanzan, al país también le va mejor.
Confío en que con diálogo franco, reglas claras y estabilidad institucional, vamos a poder construir esa confianza de largo plazo que Chile necesita para seguir creciendo con justicia y con esperanza.
Levantar el secreto bancario
-Usted ha empujado enfáticamente la iniciativa de levantar el secreto bancario. ¿Cuál es su diagnóstico para esto?
El secreto bancario se ha convertido en un obstáculo para perseguir el dinero sucio y en eso nos diferenciamos con la derecha, porque ellos están en contra y yo lamento que no estén de acuerdo. Integrar más carabineros sin duda que es algo que va a ayudar en materia de seguridad, pero si queremos desarmar la matriz del crimen organizado y el negocio que vinieron a hacer a Chile, hay que levantar el secreto bancario.