
Chile como posible líder en la COP30: Lanzan acuerdo que pretende disminuir el uso combustibles fósiles
Agrupaciones ambientalistas chilenas y representantes del gobierno de Colombia lanzaron vía online la campaña “Chao combustibles fósiles: ¡Soberanía energética ya!”, con la que Chile podría asumir un rol de liderazgo internacional en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), que tendrá lugar en la ciudad brasileña de Belém a partir del 10 de noviembre.
El objetivo es que Chile acepte el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles (TNPCF). Esta campaña se origina porque el Acuerdo de París –que incluye a Chile- no tiene menciones específicas a este tipo de fuentes energéticas contaminantes y que, de seguir explotándose, podrían elevar la temperatura del planeta por sobre los 1,5°C. En caso de comprometerse con esta alianza, nuestro país podría tener un rol clave rumbo a la COP30.
El lanzamiento contó con exposiciones del ambientalista Andrés Gómez, coordinador para Latinoamérica de la iniciativa TNPCF; Luisa Umaña, asesora del Viceministerio de Ordenamiento Ambiental del Territorio de la República de Colombia -país que destaca por su campaña en el Cono Sur-; y Eduardo Giesen, del Colectivo VientoSur y coordinador para América Latina y el Caribe de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática. Este último organismo será el encargado de promover el acuerdo en el país.
Acuerdo global
Durante la transmisión, Gómez destacó el rol chileno en materias ambientales y las posibilidades de un papel protagónico del Estado. “Chile se hizo parte de la Alianza por la Salida del Carbón (PPCA) y también de la Alianza más allá del Petróleo y Gas (BOGA). El Gran Santiago tiene una propuesta de electromovilidad pública que es referente global. Vamos a tener esta próxima COP que ya se acerca y allí Chile podría ser uno de los precursores y promotores de la idea de construir este acuerdo global”.
A su vez, Umaña apreció las ventajas de la colaboración internacional del tratado. “Queremos avanzar en un camino vinculante jurídicamente y que nos permita reconocer las diversidades, las diferencias y avanzar en lo que llamamos la democracia energética”, sostuvo.
Desde Chile, Eduardo Giesen agregó que “lo que nosotros buscamos, junto con promover que Chile se sume a la iniciativa del tratado, es promover una transición energética justa que esté centrada en el bienestar público, en la soberanía territorial, en la sustentabilidad y la equidad social”.
Desafíos futuros
Chile ocupa un rol clave en la transición energética, con una inversión de US$3,8 millones en 2025 para construir centrales, obras de transmisión y sistemas de almacenamiento. No obstante, ambientalistas advierten que el proceso mantiene un enfoque extractivista, ya que estos montos incluyen proyectos de plantas hidroeléctricas y parques eólicos que generan conflictos ambientales, territoriales, culturales y con pueblos indígenas, volviendo la transición menos justa para las comunidades.
Durante el lanzamiento también se recalcó que Chile ha ido aumentando las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), superando con creces su absorción. Desde la década de 1990 al 2022 se registró un promedio anual de liberación de esos gases por casi 50 mil kt CO2 equivalente.
Respecto a emisiones por industrias, la última cifra medida alcanza los 80 mil kt CO2 equivalente al año, producto de industrias como la energía, manufacturas y construcción, transporte, petróleo y gas natural, combustibles sólidos y otros.
En ese sentido, las agrupaciones que promueven la aceptación del tratado aseguran que si Chile se compromete con esa alianza y además, se toman medidas para una transición energética más justa con las comunidades, existen amplias posibilidades de invitar a otros estados a imitar su ejemplo en la COP30 de Brasil.
El TNPCF está respaldado actualmente por 17 países y Colombia juega un rol protagónico a nivel latinoamericano. La finalidad es sumar a Chile en estos esfuerzos y promover el texto como un acuerdo complementario al Acuerdo de París de 2015.