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El Chile plebeyo
Foto: Agencia Uno

El Chile plebeyo

Por: Sergio Arancibia | 21.10.2025
En el Chile actual existen grandes situaciones de desigualdad. Según el Word Inequality Database, WID, con datos del 2023, el 1% más rico de la población chilena es dueña del 36.4% de la riqueza y el 10% más rico de la población se apropia del 69.3% de la riqueza nacional.

De acuerdo con al análisis de la Comisión Asesora Presidencial para la Medición de la Pobreza, la cantidad de pobres que existían en 2022, cuando se hizo la última cuantificación de esa situación, no sería de 6.5% de la población, sino que debería ser de 22.3% de la población, si se usaran los conceptos y metodologías recomendadas por dicha comisión. Pero si se toma la situación de la población infantil, la situación es más grave, pues la pobreza alcanzaría al 31% de la población.

El 22.3% de la población en situación de pobreza significaría que 4 millones 60 mil personas vivirían en dicha situación en el año 2022. Podemos suponer que esa cantidad –si bien puede haberse modificado en los últimos años– no lo ha hecho en grandes magnitudes y, por lo tanto, como cifra aproximada podemos decir que hoy en día hay en Chile 4 millones de pobres.

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Los datos publicados mensualmente por el INE muestran que hay un porcentaje de 8.6% de desocupación, lo cual equivale aproximadamente a 900 mil chilenos. Además, hay en situación de trabajo informal más de dos millones 400 mil trabajadores. A todo ello se pueden sumar los 300 mil nini, que son jóvenes entre 18 y 25 años que no estudian ni trabajan.

Toda esa población, que se ubica en una o en varias de las categorías señaladas, constituyen un Chile de a pie, popular, sin apellidos oligárquicos, y alejados las elites del poder. En síntesis, un Chile plebeyo, que está un poquito por arriba o un poquito por abajo de la pobreza, pero que vive al tres o al cuatro, que teme enfermarse no solo porque estar enfermo siempre es desagradable, sino porque puede conducir a él y a su familia a la situación de pobreza.

Un Chile cuyos hijos estudian en escuelas y liceos municipales que son poco competitivos en relación a la educación privada y no conducen a capacitar a los alumnos para nada concreto una vez que salen del liceo.

Un Chile plebeyo sin muchas esperanzas de poder abandonar, en el transcurso de lo que le queda de vida, su situación de pobreza o de cuasi pobreza, ascendiendo a situaciones sociales y económicas mejores. Un Chile sin mucha organización social, y que no tiene, por lo tanto, mucha capacidad de incidir en las decisiones vecinales, municipales ni mucho menos nacionales.

Además, se trata de un Chile subterráneo, sumergido, respecto al cual una parte importante de la población nacional no quiere saber nada, y se refugia en la idea cómoda de que esos pobres no existen, lo cual los deja con su conciencia tranquila.

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Un Chile plebeyo para el cual parece ser cierta la frase de un premio nobel que decía que “ El 90% de los que nacen pobres, mueren pobres, por más inteligentes y trabajadores que sean, y el 90% de los que nacen ricos, mueren ricos, por idiotas y haraganes que sean”.

En el Chile actual existen, además, grandes situaciones de desigualdad. Según el Word Inequality Database, WID, con datos del 2023, el 1% más rico de la población chilena es dueña del 36.4% de la riqueza y el 10% más rico de la población se apropia del 69.3% de la riqueza nacional.

Con niveles tan alto de la población en niveles de pobreza y con tan mala distribución de la riqueza, es muy difícil el ascenso y la movilidad social de la población y el crecimiento económico del país, pues se está desaprovechando en altas proporciones el capital humano con que cuenta el país.

Ojalá estas situaciones estén en los programas, en los ojos, en las mentes y en los corazones de los nuevos gobernantes -presidente y parlamentarios- que se van a elegir en el transcurso de este año. Ojalá que se le devuelva al Chile plebeyo por lo menos la capacidad de soñar con un Chile mejor y la esperanza de que ese sueño es posible de alcanzar.

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