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Cuando el tercer mundo se convierte en el primero (moralmente hablando)
Foto: Pexels / Creative Commons (CC)

Cuando el tercer mundo se convierte en el primero (moralmente hablando)

Por: Sascha Cornejo Puschner | 30.08.2025
Después de 500 años de dominio global colonial y neocolonial, Europa ha perdido su significancia en este nuevo mundo multipolar. Y el apoyo silencioso al exterminio palestino es solo uno de los tantos signos de decadencia moral de este continente y sus -supuestos- “valores”. Por eso en el llamado “Occidente”, asistimos al espectáculo donde todo cae por su propio peso.

La ruina moral de los gobernantes europeos se refleja en el inquebrantable apoyo al gobierno de Israel. A pesar de algunas críticas menores, en lo sustancial, nada ha cambiado.

Algunos líderes europeos ya critican abiertamente el actuar cruel del IDF en vista de las horrendas imágenes de hambruna deliberadamente provocada, como si después de casi dos años de intenso genocidio, comiencen a intuir que algún tribunal los puede poner en el banco de acusados por complicidad y apoyo a un genocidio. Esperemos que algún día eso ocurra, y si no, al menos, la historia los juzgará.

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Mientras que el ejército israelí ya ha confesado que el 83% de las muertes en Gaza son civiles, su gran líder ha anunciado la intención de invadir completamente dicha zona. Bibi Netanyahu, cuya crueldad y sin vergüenza no parece tener límites, hace poco culpaba a los algoritmos de la condena mundial hacia Israel debido a sus acciones.

Mientras, ese gobierno sostiene conversaciones con diversos líderes en el mundo para que reciban a los palestinos expulsados de una vez por todas de Gaza, y lograr así su tan anhelada limpieza étnica. A estas alturas es difícil mantenerse indiferente o justificar tales muestras de crueldad, lo que explicaría por qué en el mundo crece el rechazo a los crímenes de Israel y las manifestaciones a favor de Palestina. Y es que, a diferencia de lo que sostiene la propaganda sionista, no son algoritmos.

También en los países “aliados” de Israel, como Italia y Francia, comienza a haber férrea resistencia de parte de trabajadores portuarios que han bloqueado los cargamentos de armamentos rumbo a Israel; tres ONG en Bélgica han hecho un llamado abierto a bloquear todo cargamento a ese país. Pero también en Israel comienzan a levantarse las voces que denuncian el actuar de su gobierno como un “genocidio”.

La ONG israelí B´tselem enfocada a los territorios palestinos ocupados, ha publicado un reporte llamado “Nuestro Genocidio”. Incluso líderes del sionismo internacional comienzan a darle la espalda al gobierno de Netanyahu, como es el caso de Avrum Burg, líder de la agencia Jewish Voices for Labour, que ha llamado a los judíos a denunciar al gobierno de Israel ante la Haya por crímenes de guerra. En su articulo este señala:

Así es como podemos empezar: necesitamos un millón de judíos. Menos del diez por ciento de la población judía mundial para presentar una apelación conjunta ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Una denuncia colectiva contra el Estado de Israel por crímenes contra la humanidad cometidos en nuestro nombre y bajo la falsa bandera de nuestra identidad judía.

Es hora de decir: ¡basta!”

Es comprensible que incluso líderes sionistas teman que las acciones criminales de Israel acrecienten el antisemitismo “real” en el mundo entero, ya que ese gobierno dice actuar en nombre de todos ellos, lo que podría provocar un rechazo a los judíos en la diáspora. Pero no olvidemos que han sido sobre todo judíos antisionistas los que han levantado la voz contra Israel desde el comienzo de la operación militar en Gaza.

El sociólogo israelí Moshe Zuckermann ha investigado cómo la acusación de “antisemita” ha sido sistemáticamente utilizada como herramienta de control por los gobiernos sucesivos de Israel para tapar sus crímenes y difamar a sus denunciantes. Así que no caigamos en esa trampa de igualar al sionismo con el judaísmo o la cultura judía, menos equiparar el antisionismo con el antisemitismo.

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Pero si tenemos que hablar de disonancia cognitiva, Alemania sigue siendo un caso digno de análisis. Aunque el actual canciller Friedrich Merz al menos haya tenido los “cojones” para criticar a Israel y su política de exterminio y anunciar el cese de envío de armamento y material de guerra que podría ser ocupado en Gaza contra de la población palestina, esta decisión le valió fuertes críticas en los sectores alemanes más comprometidos con el estado de Israel.

En una reciente conferencia de prensa, voceros del gobierno alemán expresaban su preocupación por las nuevas intenciones del ejército de Israel de invadir Gaza y sobre el descontrol de la violencia de los colonos fanáticos en Cisjordania. Pero ambos “temas” eran tratados como si fueran dos cosas inconexas y no parte de un plan de exterminio y colonización mayor. (No le vayamos a pedir tanto a este gobierno, no vaya a ser que los acusen de “antisemitismo” o de “defensores de Hamás”).

Pero a pesar de que en la arena internacional europea las cosas parecen moverse lentamente en encarar la realidad del genocidio, la represión al interior de Alemana continúa. Mientras que en las calles de Berlín, la “capital de la represión sionista”, la persecución para acallar y silenciar a la protesta pro palestina parece escalar.

La policía de Berlín emplea técnicas de dolor y tortura contra manifestantes pacíficos, mientras que se intensifica la persecución legal contra los protestantes, muchos de ellos estudiantes, extranjeros, e inmigrantes. Pero el cometido represivo del Estado y la policía de Berlín al menos ya no pasa desapercibida, ya que su actuar hace poco fue tema de la Comisión de Derechos Humanos de la Unión Europea, debido a las profundas restricciones para la libertad de expresión al interior de Alemania.

El mensaje articulado por la represión de las protestas, la difamación de los medios de prensa y la persecución legal contra todos estos “antisemitas” que protestan en contra de este genocidio, parece ser muy claro: “Si deseas postear o publicar algo a favor de los palestinos o crítico al actuar de Israel, mejor piénsalo dos veces. Si luego te echan de tu trabajo, tu carrera se ve en peligro o si la policía te detiene, no te quejes, que la culpa es tuya”. Esto ya lo llamaría un Estado policial a toda regla, donde la censura impuesta se condice con la autocensura.

Esto quizás explicaría el por qué un gran número de alemanes continúa con el apoyo tácito a Israel o tiene miedo de levantar la voz contra su gobierno o contra Israel a fin de evitar problemas. A fin de cuentas, desde hace años que la población alemana ha sido bien disciplinada y alimentada con buenas dosis de autocomplacencia y superioridad moral. La única diferencia de hace 70 años, es que ahora no podrán clamar no haber sabido nada. Otro genocidio que se suma al triste historial de esta nación.

Lo que no parece entender mucha gente en este país, es que el mundo siguió girando y que Europa ya no le dictará sus lecciones de moralidad a nadie, menos ahora. De hecho, después de 500 años de dominio global colonial y neocolonial, Europa ha perdido su significancia en este nuevo mundo multipolar. Y el apoyo silencioso al exterminio palestino es solo uno de los tantos signos de decadencia moral de este continente y sus -supuestos- “valores”. Por eso en el llamado “Occidente”, asistimos al espectáculo donde todo cae por su propio peso.

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